Eterno [KokōInu]

Momento

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Día 4: Cocinando juntos

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—Hajime, ¿me pasas el orégano, por favor? —inquirió, sin dejar de revolver la preparación que tenía en el fogón.

—Por supuesto —le dijo, buscando el frasco para entregárselo en las manos—. ¿Necesitas algo más?

—¿Podrías cortar el pollo en trozos pequeños y luego ponerlos en la sartén? —le pidió, obsequiándole una tierna mirada que estaba seguro no podría resistir.

—Eres un chantajista. Sabes que cuando pones esa expresión no te puedo decir que no —espetó, acercándose a su prometido para besarle la mejilla—, pero tendrás que decirme cómo lo debo preparar porque lo mío no es cocinar.

—Descuida, te iré dando instrucciones precisas. Te quedará para chuparse los dedos.

Seishu le guiñó un ojo, luego siguió cocinando la salsa blanca que tenía en el fuego. Esa noche, comerían cavatini. Una receta italiana que aprendió a hacer durante su estadía por Europa. La pareja fue a celebrar su compromiso matrimonial a un pequeño restaurante, el cual se caracterizaba por servir las mejores pastas.

Además, el dueño del lugar era un reconocido chef; quien personalmente los fue a saludar. El hombre era un enamorado del amor; así que, cuando se enteró que la pareja fue a celebrar su compromiso a su restaurante, se alegró y les felicitó con una botella de su mejor vino. El chef también les comentó que como regalo anticipado de bodas les compartiría una de sus recetas más queridas, pues de este modo siempre se podrían recordar del sitio en que festejaron su compromiso.

Por lo tanto, era esta misma receta la que Inupi estaba preparando, ya que quería evocar los sabores de la tierra que le dio la alegría más preciada de su vida. Sin embargo, también quería involucrar a su prometido; aunque este no pudiera cocinar.

Él se encargaría de enseñarle todo lo que debía hacer, pues quería que fuese una cena especial.

»—Muy bien, Kokō. Eres un excelente aprendiz —lo felicitó. Su pareja se esforzó y siguió todas sus instrucciones a la perfección—. Ahora coloca el pollo en la sartén y cuando comience a caramelizar, le das la vuelta.

—Entendido.

Kokōnoi hizo lo que su prometido le indicó. Dejando que la proteína se cocinara algunos minutos por ambos lados; pues recordó que si lo dejaba mucho tiempo se iba a secar y lo que hacía exquisito al platillo era su jugosidad.

Inui mezcló la pasta con el pollo y los vegetales. Luego baño la preparación con la salsa. Por último le esparció queso por encima para que se gratinara. La cocina olía exquisita. Tenía un auténtico aroma italiano. Aroma que se igualaba al romance. A aquel sentimiento constante que vibraba en el corazón de los amantes.

—Estoy seguro que esta cena nos va a encantar —musitó, acercándose a sus labios para besarlo con ímpeto. Cocinar siempre despertaba su pasión—. Tus labios saben a especias italianas. ¡Deliciosos!

—Y tú sabes a deseo —confesó, besándolo sin control—. Seishu, ¿cuánto tiempo estará la pasta en el horno?

—Unos diez a quince minutos aproximadamente. Es para que se gratine el queso. ¿Por qué? —inquirió, pasando la lengua por su oreja—. Hay algo que quieras hacer.

—Sí, y lo quiero hacer en este instante —sentenció, montándolo encima de la isla—. Tengo el tiempo suficiente para hacerte el amor.

Kokōnoi se lanzó sobre su cuerpo como si se tratase de un depredador. Un hambriento depredador que debía comer para no desfallecer. Así que, Inupi lo iba a complacer. Quedando a su merced para que hiciera con él lo que quisiera. Él cumpliría su antojo, pues era el mismo antojo que despertó en él, luego que lo contempló cocinando a su lado.

El libido los poseyó, dando rienda suelta a la pasión. Fuego que los fundió; así como fundió la comida que se estaba gratinando en el horno.

Fin.

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¡Hola!

¿Cómo están?

La temática de este día me encantó; así que, pensé: ¿por qué no amarrarla con la viñeta de la propuesta en Venecia? Es que ese escrito me encantó. Así que, espero también les haya gustado el resultado.

Estoy pensando que haré uno o dos más aunados a este, no lo sé, ya veremos.

Mil gracias por su apoyo incondicional. Los quiero con el alma.

Nos leemos mañana

Con amor.

GabyJA