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.Día 5: obsequios de boda
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.Faltaba exactamente un mes para la boda, y; aunque todo estaba listo, aún necesitaban decidir algo importante.
La lista de invitados fue enviada a la empresa que se encargaría de elaborar las invitaciones. Sin embargo, estas todavía no estaban impresas, ya que precisaba un pequeño detalle que los tenía dándoles vuelta la cabeza.
—Mi amor, entonces, ¿qué vamos a hacer? —cuestionó, dejando caer medio cuerpo encima de la mesa. Inupi quería terminar con eso, pues ya no quería estar corriendo—. Hemos tardado muchísimo. Además, debemos repartir las invitaciones.
—Te dije que podemos contratar a alguien para que las lleve. Así nos ahorramos ese trabajo —le recordó, acariciándole la mejilla. Kokōnoi siempre buscaba la manera de facilitarse la vida—. Es más, podríamos enviar algunas por correo electrónico.
—Me niego. Esto es importante; así que, tú y yo las llevaremos personalmente —sentenció, levantándose para incorporarse de nuevo en la silla. Bajo ninguna circunstancia permitiría que terceros entregasen las invitaciones del día más importante de su vida—. Hajime, tú y yo hicimos un acuerdo. Así que, vas a cumplir con ello. ¡Entendido!
—Te he dicho lo apuesto que te ves cuando te enfadas —musitó, tomando la mano de su prometido para besar sus nudillos. Reacción que provocó que Seishu se ruborizara—. Estaba bromeando. Por supuesto que iremos a repartir las invitaciones. Además, a ti no puedo negarte nada.
Inupi sintió que su corazón dio un giro en su interior al escuchar las palabras tan sinceras que le dedicó su pareja. Kokō era un adulador, pero lo hacía para exteriorizar lo que había en su corazón. Él siempre lo complació; dándole gusto a cada capricho o deseo que tuviese. No obstante, le encantaba hacerlo enojar, pues sabía que las reconciliaciones eran su debilidad.
Un punto de fragilidad que le daba la potestad para hacerlo sucumbir a sus deseos. Ardientes anhelos que terminaban siempre enredados entre las sábanas de su cama.
—Ko-Kokōnoi espera —le pidió, intentando sonar tranquilo. Su prometido ya se había apoderado de sus labios; no obstante, antes de ceder a sus encantos, tenían que terminar con lo que estaban realizando—. Hagamos la lista de obsequios, sí. Después hacemos lo que tú quieras, por favor.
—No es justo, te estás aprovechando, sabes que nunca te niego nada. —Hajime acentuó la mirada. Profundizando la oscuridad que en sus pupilas albergaba. Era tan tierno verlo enfadado que Inupi quería lanzarse a sus brazos; sin embargo, primero debían terminar con esto. En serio, era importante—. Tendremos ochenta invitados en nuestra boda. Solo la familia y los amigos más cercanos. Así que, adjuntamos un sobre en la invitación para que nos den dinero. Es lo más práctico.
—Kokō, no podemos pedirles efectivo, no es correcto —espetó. Aunque en estos tiempos no se veía mal que se pidiera ese tipo de obsequios; es más, era más común de lo que se imaginaban. No obstante, Seishu quería que su boda fuese como las ceremonias de antes, en la que los invitados iban a un lugar a comprar algo de la lista de los novios. Él creía que eso era más significativo—. Además, quiero que vayamos juntos al almacén a elegir los obsequios.
Hajime comprendía el punto de su novio. Él sabía que Inupi soñaba con la típica boda de cuentos de hadas. Con el cortejo nupcial y un coro celestial en la iglesia. Algo tradicional, más apegado a las costumbres del siglo pasado —Seishu era un romántico, adicto a las novelas de la época victoriana—. Todo lo contrario a su persona, pero como él había jurado complacerlo. Hacerle realidad sus anhelos. Le daría la boda de ensueño que había soñado.
Kokōnoi se encargaría de que el día de su matrimonio fuese el mejor de toda su vida.
Así que, pensó en una idea que fuese factible para los dos y, que a la vez, se le hiciera práctico a los invitados. Estaba seguro que esto dejaría satisfecho al amor de su vida.
—Mi amor, acabo de pensar en algo —le dijo, viéndolo directamente a los ojos.
—Dime, qué se te ocurrió. —Inupi prestó mucha atención, pues conociendo a su prometido, seguramente sería una grandiosa idea la que se le había ocurrido.
—Vamos al almacén que deseas para seleccionar los objetos que quieras que nos regalen; sin embargo, también mandaremos un sobre a los invitados para que los que deseen obsequiarnos el dinero en efectivo, puedan hacerlo. Luego iremos nosotros a comprar lo que nos haga falta, aquello que no hayan adquirido nuestros allegados. ¿Te parece?
—¡Sí, me parece! Es una muy buena opción —expuso, emocionado. La idea de su novio le fascinó—. Gracias por pensar en algo que me haría feliz. Te amo.
—Y yo te amo a ti, mi amor —besó con pasión sus labios—. Ahora, ¿qué te parece si terminamos la lista de obsequios? Porque tú y yo tenemos un asunto pendiente.
—Creí que se te había olvidado —murmuró en la comisura de sus labios.
—Jamás, mi amor. Jamás se me podría olvidar que te deseo hacer el amor.
La pareja continuó con su labor. Eligiendo con emoción cada pieza que escogerían del almacén. Poniendo mucha atención a los detalles que sus invitados les iban a obsequiar el día de su matrimonio.
Aunque el mayor obsequio lo obtuvieron el día que decidieron entregarse eternamente.
Fin.
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.¡Hola!
¿Cómo están?
Les juro que amé continuar con la mini historia de la propuesta. Estoy enamorada del amor; soy como Inupi, una amante del amor de antes.
Así que, les traeré otra viñeta de esta misma mini historia. Ojalá les guste.
Por cierto, quisiera vivir ese mismo sueño de hacer una lista de obsequios para después irme a dormir con Kokō; ustedes entienden.
Los quiero y me hace feliz saber que están disfrutando la week.
Nos leemos mañana.
GabyJA
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Eterno [KokōInu]
RomanceSerie de viñetas inspiradas en el amor tan profundo que se tiene Kokō e Inupi. [KokōInu week 2023] Disclaimer: Los personajes de «Tokyo Revengers» pertenecen exclusivamente a Ken Wakui. ⚠️¡Advertencias!⚠️ ◾ Universo alterno ◾ Contenido explícito +...