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Tenemos que llegar rápido - replicó la mujer a su cuervo, aquella mujer que siempre portaba una sonrisa sin importar la situación, aunque por fuera se le viera bien, era lo contrario por dentro; un mar de desesperación se extendía por todo su cuerpo casi como si le quemara, la adrenalina corría por sus venas animándola a  correr cada vez más rápido que antes, tenía que llegar cuanto antes al lugar al que se le fue designado.

El día de hoy no era el habitual, los colores del cielo se pintaban en un gris oscuro debido a las grandes nubes que escondían el anterior color celeste que hacía que todo se viera tan brillante; el aire era fuerte intentando comunicar la previa lluvia que se aproximaba de las nubes. La primera gota cayó siendo seguida por la segunda, la tercera y finalmente creando una tormenta donde a la mujer el correr cada vez se le dificultaba más, la lluvia empezó a crear charcos donde al inicio fueron pequeños pero conforme iba lloviendo se volvían más grandes haciéndole resbalar.

Debía ir más rápido, aún si la lluvia se lo impedía, ella debía llegar. La situación era muy difícil y desesperante, se cayó y resbaló varias veces debido a los charcos, pero recompuso la compostura rápidamente y volvía a correr, aún faltaban algunos kilómetros para llegar a su destino y la lluvia no le iba a negar el paso.

En otro lugar otra chica se encontraba en cama acompañada de un caballero de cabellera blanca, el se encontraba sosteniéndole la mano que empezaba a tornarse más caliente que la temperatura normal  - tengo frío - se quejó la chica que estaba en cama - Pero si estas sudando del calor que hay en tu cuerpo, no puedo ponerte más cobijas si no te morirás asfixiada  - sanemi suspiro de frustración de no poder hacer nada por ella. Pensó por un momento "que puedo hacer para que deje de tener frío" una idea algo alocada surco por su cabeza; a los ojos de la de cabellera rojiza se empezó a quitar las prendas superiores, primero fue quitando su haori y después la parte de arriba de su uniforme  -¿estás tratando de seducirme?-  la chica rio-en serio que tratas de hacer-  pregunto como duda, pero solo sintió como las cobijas eran retiradas y Sanemi se adentraba en la cama en la que ella se encontraba. El  de pelo blanco abrazo a ____.

Ella tenía su cabeza en el hueco del hombro de Sanemi y el la tenía abrazada como un panda. No se sentía incómoda, después de todo esta no era la primera vez que dormían juntos, de hecho le estaba ayudando bastante a bajar el frío que sentía  -porque de repente me abrazas te enfermaras si estás cerca de mi, voy a pasarte mi fiebre-   Sanemi ya se sentía bastante  avergonzado en esta situación y que ella le recalcará que estaban así solo empeoraba sus nervios.  -guarda silencio y duerme, ayudará a que no tengas frío, así que en vez de cuestionar lo que hago deberías agradecerme por ayudarte-  dijo molesto. El ambiente quedó en silencio por unos minutos hasta que se escuchó su suave y tranquila voz.  -Gracias-  fue lo único que dijo para caer dormida en los brazos de Sanemi.

Los efectos del veneno cada vez eran más fuerte debilitándole y haciéndole quedarse en cama, ya no podía caminar bien sin que se cayera en el intento, tuvo que quedarse mirando a través de la ventana varios días. Se sentía inútil, quería ayudar en las misiones, quería ser más fuerte para proteger a la única familia que le quedaba, pero sus últimas esperanzas para que esto pasara era que la mujer de cabello azabache con las puntas moradas pudiera ayudarla; nunca le pidió ayuda a nadie pero rezaba para que shinobu llegara y la pudiera ayudar, ella era la única que podría.

-Sanemi -gritó la niña de adelante, se veía feliz tenía una sonrisa grande en sus labios y sus mejillas estaban rojas ya que estaba nevando-  Ven aca, hay mucho frío nos podemos resfriar si no entramos  -por alguna razón la seguí sin rechistar, es...

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-Sanemi -gritó la niña de adelante, se veía feliz tenía una sonrisa grande en sus labios y sus mejillas estaban rojas ya que estaba nevando-  Ven aca, hay mucho frío nos podemos resfriar si no entramos  -por alguna razón la seguí sin rechistar, esa niña me daba confianza, me sentía bien al lado de ella, era como si hubiéramos estado juntos toda nuestra vida.  Agarro mi mano y me guio a un lugar que desconocía, habia un futon, algunos juegos para niños y comida hecha en una cacerola grande, era una cueva  pequeña no tan espaciosa pero lo suficiente para que nos pudiéramos mover libremente-  ¿Quieres que te sirva un poco de sopa? mi abuela me enseñó a hacerla pero no se si te gusté  -me pregunto, yo asentí. Agarró una jícara y con un cucharón me empezó a servir un poco de la sopa, no era algo extravagante ya que no teníamos suficiente dinero para comprar los ingredientes. La sopa era de algas, fideos y una que otra verdura que nos encontramos mientras caminábamos por el bosque, no se veia mal de hecho lo contrario se veía muy apetitosa pero al ser hecha por una niña de pocos años me agarraba desconfianza. Me dio la jícara y una cuchara de madera, para ser franco era una cuchara que ella misma habia hecho con la madera que talaba para vender carbon.

Ya teniendo la sopa en mis manos ella me miraba expectante para que le diera mi opinión de la comida, aun con un poco de desconfianza tome la sopa y la probe. El sabor era muy rico, la mezcla de todos los ingredientes estaban perfectamente planeados, posiblemente era la mejor sopa que he comido después de la de mi madre, pero nunca lo admitiría en voz alta. Empecé a devorar la comida, después de todo tenía mucha hambre habíamos estado haciendo trabajos para ganar un poco de dinero y estaba algo agotado, finalmente termine de comer todo sin dejar una pizca de comida en la jícara y alce la vista viendo su ansiosa mirada.- Entonces, que dices ¿Te gusto?  -pregunto con curiosidad, claro que me habia gustado de hecho lo habia amado pero que verguenza admitirlo en frente de ella-  No estaba mal  -dije seco, pero después de todo ella siempre  me sonreía y sus ojos brillaban-  Bueno si te gusto mi sopa tendré que buscar ingredientes para hacer ohagi  -su sonrisa se ensanchaba más provocando algo raro en mi cada vez que la veía sonreír, era raro y se sentía raro, pero de todos modos me gustaba esa sensación, el efecto de sentir mi pecho cálido y como mi corazon latia rapido por verla todos los días, nunca lo diría pero me encantaba estar con ella, es alguien especial que no quiero perder.

Pude ver que ella empezaba a tener frío, a pesar de tener una fogata aun se sentia el frio y mas aun que estaba nevando, me acerque a ella y la agarre de la mano guiándole al futon, tome el cobertor y nos acostamos, nos cubrimos con este y nos quedamos mirando unos momentos, ella estaba enfrente de mi viendome con ese brillo tan característico de ella, yo igual me encontraba enfrente de ella pero mi expresión era neutra. Me sonrió agrandando sus labios en una fina curva con el color rosa de estas- Sanemi -dijo ella en un susurro que pude escuchar bien- ¿Qué pasa? -vi sus mejillas tornarse a un rosa claro y su sonrisa ensancharse- Nada... No pasa nada solo hay que dormir, buenas noches -sus ojos se cerraban lentamente mientras su rostro seguía en mi dirección; no se que me paso, pero fue un movimiento involuntario. Mis manos pasaron de su cintura a su espalda acercando mi cuerpo al de ella para conservar nuestro calor, era un abrazo cómodo. Su agarre se volvió más fuerte aferrándose a mi.

Espero que siempre nos quedemos así.

Máscara (Sanemi y tu) (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora