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Había pasado una semana desde el inicio de las clases, y los días de Olivia se resumieron en pasar tiempo con los chicos, investigar el castillo a deshoras, pasar algo de tiempo libre con sus compañeras de habitación y llevar al día todas las asignaturas.

Olivia había descubierto que era muy buena en asignaturas como encantamientos, transformaciones, defensa contra las artes oscuras, y, sorprendentemente, historia de la magia. Sin embargo algunas de ellas no le convencieron tanto, como era el caso de vuelo, astronomía, pociones y herbología.

El miércoles pasado, solo dos días después de llegar, había recibido una lechuza de sus padres muy extensa en la que, en realidad, no le contaban nada, sino que recibía el mismo discurso de siempre de su madre mientras su padre le preguntaba que le había parecido Hogwarts hasta ahora, y si había hecho amigos. No se habían molestado en preguntar en qué casa había sido seleccionada, por supuesto.

Aún no se había atrevido a empezar a redactar la respuesta, sin embargo no podía retrasarlo mucho más.

Era aún bastante temprano. Faltaba una hora para el desayuno, Olivia ya estaba preparada y leyendo un libro muggle que había encontrado en una mesa de la sala común, que a esa hora aún estaba completamente vacía.

La puerta de la sala común se abrió y Remus entró por ella, lo que sorprendió bastante a la joven.

—Buenos días —dijo él sorprendido de verla ahí tan temprano.

—Buenos días —sonrió ella— ¿De dónde vienes tan temprano?

Olivia se fijó detalladamente en Remus, que llevaba la túnica completamente llena de polvo y algunas cicatrices que no había visto antes se asomaban por el borde de su cuello.

—Me sentía mal y decidí ir a ver a Madame Pomfrey —respondió empezando a sonrojarse y bajando la mirada al suelo.

Olivia asintió y decidió no hablar mas del tema al ver la incomodidad del chico.

—James me dijo que te gustaban los libros muggles —dijo mientras él se sentaba a su lado— ¿Has leído este?

Remus lo tomó para leer la portada y sonrió al reconocerlo.

—Fue el que me regalaron mis padres para mi décimo cumpleaños.

Remus estuvo hablándole de libros muggles hasta que fueron empezando a bajar los alumnos poco a poco, hasta convertir la sala común de Gryffindor en gritos y risas de adolescentes.

En algún momento bajaron por las escaleras James y Sirius, con Peter pisándoles los talones. Se acercaron a ellos y empezaron a hablar sin parar, como de costumbre.

Olivia no pudo evitar fijarse en Remus. Parecía más desganado que de costumbre; con unas ojeras que delataban que no había dormido bien. A pesar de ello respondía educadamente cuando alguno de los chicos se dirigía directamente a él, pero Olivia estaba bastante preocupada.

Los chicos pusieron rumbo al Gran Comedor para desayunar, y prepararse para su clase de Pociones junto a Slytherin.

—Oye Liv —la llamó James durante el desayuno sacándola de sus pensamientos— ¿Crees que podrías hablarle de mí a Evans? Ya sabes, decirle que soy buen chico y tal. Tal vez así no huya de mi cada vez que me acerco.

—Déjalo ya, Potter, ¿No ves que pasa de ti? —Se burló Sirius.

—No creo que le intereses a Lily, James, y si sigues haciendo comentarios indiscretos y tratas de llamar su atención constantemente, tampoco creo que cambie de opinión.

Olivia Ross | Meradeurs EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora