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—¿Tú qué le vas a decir, Remus? —le preguntó Peter algo inquieto.

—Sería una estupidez que le cuente que quiero dedicarme a la enseñanza... todos sabemos que con mi condición es imposible —respondió con la cabeza agachada— Pero supongo que podría ser auror. Al menos estaría con vosotros.

—No es ninguna estupidez que se lo digas, Rem —objetó Olivia— Seguro que hay alguna manera de que seas profesor... Dumbledore podría ayudarte.

Remus le sonrió agradecido, pero no parecía convencido en absoluto.

Hablaban, por supuesto, de la charla que tenían pendiente con McGonagall al día siguiente.

Para subrayar la importancia de los TIMOS, una serie de folletos, prospectos y anuncios relacionados con varias carreras mágicas aparecieron encima de las mesas de la torre de Gryffindor esa mañana, y en el tablón de anuncios colgaron un letrero que decía:

ORIENTACIÓN ACADÉMICA

Todos los alumnos de quinto curso tendrán, durante los dos próximos días, una breve entrevista con el jefe de su casa para hablar de las futuras carreras. Las fechas y las horas de las entrevistas individuales se indican a continuación.

—¿Y tú, Feather? —le preguntó James.

Olivia lo miró algo contrariada. Había tenido esa pregunta en la cabeza durante, al menos, dos semanas. ¿Y ella? ¿Qué iba a hacer? La verdad era que nunca se lo había planteado seriamente. Desde que entró en Hogwarts daba por sentado que aquellos siete años iban a ser, de alguna manera, puro trámite; no cabía en cabeza de nadie de su familia que, ni ella ni su hermana, hicieran ninguna carrera al acabar sus estudios, simplemente se casarían con alguien de buen nombre y no tendrían que trabajar nunca.

Ahora se sentía la chica más estúpida del mundo por haber pensado así. Y se sintió aún más estúpida cuando no supo qué contestarle a su mejor amigo.

—Eh... la verdad es que no lo sé —confesó algo avergonzada.

—¿No hay nada que te guste especialmente? —preguntó Remus intentando ayudarla.

—Mmm...

—¡Tiene que gustarte algo! —exclamó Peter provocando que ella se tensara.

—Ha dicho que no lo sabe, Wormtail —intervino Sirius mirándolo mal.

Olivia suspiró.

—Lo único que sé es que quiero seguir estando con vosotros. Tal vez podría...

—¡Si, si! —exclamó James levantándose de su asiento— ¡Imaginadlo! ¡Los merodeadores trabajando juntos, luchando contra el mal! ¡No podría ser más perfecto!

Sirius resopló con una sonrisa de medio lado en los labios.

—No es la primera opción de ninguno de nosotros. Y, aún así, todos nos lo planteamos solo para seguirte, Potter.

—James Potter —les interrumpió la autoritaria voz de la profesora McGonagall.

—¡Ya voy, Minnie!

Olivia se quedó con sus amigos el tiempo que James tardó en volver.

—¿Estás bien? —le preguntó Sirius en voz baja.

Ella negó con la cabeza y recostó la cabeza en su hombro.

—¿Te puedes creer que nunca me he planteado qué quiero ser una vez acabe Hogwarts?

—Bueno, yo siempre he sabido que iba a irme de casa tarde o temprano, por lo que he tenido tiempo oara pensarlo. Pero... por ejemplo, Regulus nunca ha tenido demasiadas ambiciones laborales, sabía que no las necesitaba, porque nuestro padre le daría un buen puesto en el ministerio y solo tendría que casarse y tener hijos.

Olivia Ross | Meradeurs EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora