CÁPITULO 10

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No había ido el viernes, porque en realidad no podría hacer mucho, finalmente ya era sábado. No había visto a Charles hasta el día de hoy y todos andaban atareados, todo era un lio. Se sentía esa tensión de que solo estábamos a un par de horas de la carrera oficial.

Estábamos con mi tío en el restaurante del hotel, tenía papeles en la mesa y su laptop frente a él.

-No he podido arreglar lo de tu acreditación Ivy, lo siento por eso –dijo apenado y realmente sabía que lo estaba.

-No te preocupes tío, no es tu culpa de todas formas, para la próxima será. –digo envolviendo los espaguetis en mi tenedor y llevándolos a mi boca. Estábamos almorzando, aunque el apenas había tocado su comida. Veía con algo de estrés la computadora.- ¿qué tanto te preocupa?

-Es que hay un problema en auto de Charles y aun no descubro de qué puede tratarse. En un rato está la última prueba y luego viene la clasificación. Tenemos que resolverlo.

Me pongo de pie moviendo mi silla y sentándome a su lado, observando hacia la pantalla de la computadora leyendo los gráficos que allí aparecían.

-Mmh...-murmuro acercando más mi rostro a la pantalla.- ¿No crees que quizás el problema está en el aire que entra en el cilindro? Quizás no está entrando correctamente. –señalo a la pantalla.

Mi tío me mira un momento y luego se fija en la pantalla nuevamente.

-Ivy –dice abriendo sus ojos más de lo normal.- tienes razón, entonces cuando las dos válvulas de admisión se abren, no llega nada de aire.

-Claro, entonces al final no llega correctamente el combustible. –digo normalmente, agarrando nuevamente mi tenedor junto a mi plato terminando lo poco que quedaba de pasta allí.

-¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? –me cuestiona soltando una risa, tomando mi mano y dándole un beso.- Carajo, acabas de solucionarle el auto a Leclerc, prometo darte créditos cuando esté allá con todos y tenga la solución al problema. Él estaba preocupado por esto y por su auto para la clasificación de hoy.

Me quedo en silencio cuando él se levanta juntando todas sus cosas, agarro mi vaso de jugo clavando mi mirada en algún punto de la mesa. Pensando en lo que acababa de decir mi tío. Le acababa de solucionar el auto a Leclerc. Ojalá poder ver su sonrisa cuando le digan que su coche estaba en perfectas condiciones para la clasificación y la carrera del domingo.

Ese día tampoco asistí al circuito, me quedé en el hotel. La lluvia me preocupaba, había leído que había neumáticos especiales para eso, pero de todas formas era más complicado para los pilotos.

Las historias de Magdalena por supuesto eran presumiendo absolutamente todo del paddock y aún más si se trataba del box de Ferrari. Etiquetando a Charles en casi todas las historias. Me preguntaba si al menos se había puesto a leer un poco de Fórmula 1.

Había decidido llamar a mi amiga esa tarde, quizás era momento de dejar el orgullo de lado.

-¿Ya me perdonaste? –dice luego de saludarme del otro lado de la pantalla, me hacía un puchero y solo me provoco rodar los ojos junto a una sonrisa.

-Sí, pero nunca jamás vuelvas a ocultarme algo, Gina Giordano.

-Promesa, tonta –ambas reímos.- empieza a salir con Leclerc así podemos tener citas dobles.

Siento el calor subir por mis mejillas y suelto una carcajada.

-Jamás se fijaría en mí en ese sentido. –mire la hora y justo en ese momento estaba siendo la clasificación, estaba nerviosa.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora