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Curiosidad

— ¿Es aquí?

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— ¿Es aquí?... — murmuraste abriendo ligeramente los ojos por la sorpresa, pues la vista frente a tus ojos era impresionante.

Recién habían llegado hasta donde tu padre y hermanos te habían guiado, a tu hogar. El camino fue un poco largo desde la finca de los Kakushi y pudiste aprenderte un poco los alrededores para no llegar a perderte por si es que en algún momento quisieras salir.

La finca frente a tus ojos y cuántos metros lejos de ti era realmente grande, el estilo japonés era algo lindo de admirar ya que la madera estaba en buen estado y había delgadas puertas de papel tanto en el exterior e interior de la finca.

A tu alrededor se apreciaba un bonito jardín de tierno pasto verde y bien cuidado, había arbustos que rodeaban la finca y en las orillas había muchos tipos de flores plantadas, sus tallos y hojas se miraban muy relucientes.

— Así es, este es tu hogar, hija mía — respondió tu padre posando su mano sobre tu hombro.

— Mi hogar... — murmuraste, mirando aún todo el lugar frente a ti y bajo esa recién mañana.

— Aquí entrenábamos la mayor parte los días — comentó tu hermano mayor acercándose hasta llegar a tu lado, seguido por tu otro hermano — Podremos volver a entrenar otra vez, hermana — sonrió, pero tu ladeaste tu cabeza al no comprender.

— ¿Entrenar? — lo miraste confundida — ¿Para qué? —

La expresión de tu hermano cambió y rio ligeramente al recordar tristemente lo que te sucedió, para después poder explicarte un poco de los cazadores.

— Pues para-... —

— Para nada importante — interrumpió repentinamente tu padre, dándole una mirada de mala gana a tu hermano y hacer que se quedara en silencio por una extraña razón. Ambos de tus hermanos solo bajaron la cabeza — Son cosas que no son de importancia, hija mía — su expresión cambió al verte y mostro una sonrisa falsa, cosa que no lo pudiste notar.

— Oh... Está bien — sonreíste ante lo que dijo. Momentos después y por orden suya caminaste junto a él hasta la entrada de la finca, dejando a tus hermanos atrás y quienes se miraron entre sí y suspiraron.

— Nuestro padre nos dijo que no mencionáramos nada de eso frente a ella — dijo el menor — Debiste haberlo recordado — el mayor solo chasqueo la lengua irritado.

— Es inútil que tratemos de evitar ese tema — se cruzó de brazos — Ella tarde o temprano se dará cuenta de los cazadores y que ella fue una, aunque ahora no lo recuerde —

Después de eso ninguno de los dos dijo algo más y se quedaron en silencio, pensando en lo que su padre tenía pensado hacer y que desconocían. Sin embargo, no podían hacer mucho, son cosas en las que no debían entrometerse y menos por las consecuencias que podían caer en ellos.

AMNESIA || Yoriichi Tsugikuni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora