Prólogo

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El jardín era el lugar favorito de Edric. Había tantos colores y olores que sólo hacían que volviera de nuevo a salir de su habitación. Sabía qué tal vez tenía que releer el libro sobre política que su madre le había regalado; tenía que retomar sus clases de laúd; tenía que escribir una carta hacia uno de sus conocidos; y tenía que terminar de pintar un cuadro en el que no dejaba de pensar últimamente.

Edric no era una persona desordenada, se le conocía por cumplir sus tareas a la hora en que se lo demandaban, pero después de recibir una importante noticia, todo dentro de él había comenzado a derrumbarse, aunque fingiera que no era cierto.

Sólo quería mirar las flores un rato, tal vez de esa forma se calmaría, y al fin podría regresar a su vida habitual. Pensaba que, si esperaba unos minutos más, sus problemas se arreglarían y no tendría que pensar más en nada.

Pero, ¿era eso lo que de verdad quería?

El canto de un pájaro hizo que saliera de sus pensamientos, levantó la mirada, y volando hacia él se encontraba su buen amigo, Dan; era un pájaro azulejo que de vez en cuando iba a verlo. Edric levantó su dedo índice, esperando que el ave se parara sobre éste.

—¿Cómo estás, pequeño Dan? —le saludó, el pájaro soltó un leve silbido, Edric soltó una risa al oírlo—. No te preocupes, aquí tengo algo de comida para ti —con su mano libre buscó en el bolsillo de su chaleco, tomando un pequeño puño de semillas, alimentando así a su ave favorita.

Los cabellos castaños de Edric se movieron lentamente con el viento que pasaba, la sonrisa de su rostro se mantenía, y sus ojos miraban con brillo al ave. Edric tenía un buen corazón, y siempre intentaría ayudar a quien lo necesitase.

—¡Edric Windsor! ¡¿Qué crees qué haces aquí afuera?! —al oír la voz de aquella mujer su sonrisa se desvaneció completamente de su rostro. El pájaro voló lejos de ahí, asustado por los gritos y, soltando un leve suspiro, el nombrado se giró sobre si, encontrando a una mujer de tez clara y cabellos castaños, con un gran vestido elegante. Tenía una expresión molesta, probablemente por haberlo encontrado en el jardín, cuando ya se le había dicho todo lo que tenía que hacer.

Esa mujer era su madre, y el escucharla molesta era algo que a Edric no le gustaba, por lo que siempre trataba de cumplir sus órdenes y aceptar sus decisiones. Esta vez fue la excepción, pues su mente vagaba por tantos lugares a la vez que no podía concentrarse en sus tareas diarias.

—Lo siento, madre —se disculpó apenado, dando una pequeña reverencia mientras se limpiaba las manos de aquellas semillas, esperando que ella no se diera cuenta.

—¡¿Volviste a alimentar a las aves?! —preguntó, tomando la muñeca de él con fuerza, causando que soltara un quejido—. ¡¿Es por esto que no has terminado tus tareas?! ¡Ridículo! ¡Ningún animal debería importarte! —no quería mirarla a los ojos, se sentía avergonzado, sólo quería salir de ahí en ese momento.

Volvió a gritarle, esta vez repitiendo todas las cosas que debería hacer, dejando a entender que ya no le permitiría salir si seguía vagando por el lugar de nuevo.

—¿...Entendido? —en su rostro se notaba lo dominante que era, y cuando Edric comenzó a asentir con la cabeza, la expresión de su madre se suavizó.

—Lo lamento, madre —volvió a disculparse—. Es sólo que me siento distraído últimamente —explicó, esperando que entendiera—. Volveré a la habitación a terminar con mis deberes.

—...Bien, eso es lo que deberías hacer —y sin más soltó su brazo, dejando que caminara en la dirección correcta, en la dirección que ella quería.

Edric al entrar a su cuarto de estudio, no pudo evitar soltar un suspiro cansado. Su madre era demasiado dura aveces, pero sabía que sólo quería lo mejor para él.

La mirada del castaño se posó en la pintura que aún no terminaba. Se trataba de un hermoso paisaje lleno de flores, gardenias blanquecinas. Pero había un espacio en blanco en el canvas, aquel espacio que debía de llenar Edric, el cual aún no encontraba inspiración para realizar.

—...Nunca tuve otra opción, ¿cierto? —suspiró con una sonrisa triste, tomando un pincel para así continuar.

Esto es lo mejor para mi.

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𝐄𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐖𝐢𝐧𝐝𝐬𝐨𝐫
« 𝓮𝓵 𝓹𝓻𝓲́𝓷𝓬𝓲𝓹𝓮 𝓹𝓮𝓻𝓯𝓮𝓬𝓽𝓸 »

❝ 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑠𝑢𝑝𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑛 𝑟𝑒𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑, 𝑒𝑠𝑜 𝑓𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝒕𝒖́ 𝑙𝑙𝑒𝑔𝑎𝑠𝑡𝑒, 𝑮𝒐𝒘𝒕𝒉𝒆𝒓 ❞

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𝐆𝐨𝐰𝐭𝐡𝐞𝐫
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❝ 𝑆𝑜́𝑙𝑜 ℎ𝑎𝑠 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑚𝑎́𝑠, ¿𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒́ 𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝒕𝒖́ 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠 𝒔𝒆𝒓? ❞

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❝ 𝑆𝑜́𝑙𝑜 ℎ𝑎𝑠 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑚𝑎́𝑠, ¿𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒́ 𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝒕𝒖́ 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠 𝒔𝒆𝒓? ❞

──ACLARACIONES──

✦Los personajes no me pertenecen, han sido creados por Nakaba Suzuki a excepción del protagonista y algunos personajes extras.

✦Esta historia puede contener faltas de ortografía, si notan algún error, pueden comentarlo sin miedo, ¡estoy aquí para aprender!

✦Como pudieron ver, la historia es de GowtherxMale!Oc, por lo que se hablarán temas como la homofobia. No intento ofender a nadie, pero creo que es algo necesario por el tiempo en el que se vive en la obra.

✦Nadja sí existe, pero éste es un universo alterno donde no está enferma.

✦Se tiene prohibido la copia o adaptación de esta historia sin mi autorización.

Uvas | GowtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora