Capítulo 03. Preocupación

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        —¡Princesa Nadja! —volvió a exclamar cuando la vio cerrar los ojos, reaccionó de manera rápida, tomándola con cuidado por detrás, evitando que cayera al suelo de manera inesperada.

        —¿Q-Qué pasa? —preguntó preocupado Gowther, quien rápidamente se acercó, regresando su cabello a su color natural—. ¿L-Le hice algo malo? ¡¿Acaso va a morir?!

        —¡Tranquilícese, sir Gowther! —alzó la voz, esperando que lo escuchara claro—. Sólo se desmayó, tal vez por la sorpresa de que usted es... —no pudo completar la frase, pero el contrario le entendió a la perfección.

        —Ella me va a odiar, ¿cierto? —preguntó sintiéndose culpable, el castaño negó con la cabeza.

        —Eso no va a suceder... se lo prometo —Gowther soltó un suspiro, sintiéndose un poco aliviado por sus palabras—. Tengo que llevarla a su habitación, estará mejor ahí —dijo, mirando al contrario quien sólo asintió—. ¿Podría ayudarme iluminando el camino?

        —¡P-Por supuesto! —tomó la lámpara entre sus manos y se colocó a su lado, Edric tomó con cuidado a Nadja de los pies y espalda, como la princesa que era, y comenzó a caminar. No lo admitiría enfrente de Gowther, pero también estaba bastante preocupado por su compañera.

        Después de unos minutos, llegaron a la pequeña puerta por donde habían entrado, Edric se giró, pensando en qué hacer con Gowther, quien aún seguía con una expresión preocupada.

        El de cabellos magenta abrió la puertecita al ver que el contrario no podía, dio unos pasos hacia atrás y apretó los dientes, sin saber que decir.

        Edric notó la mirada de Gowther sobre él, y a pesar de que su cerebro le decía que se fuera, una parte de él quería que el de gafas fuera con él.

        —Escuche, sir Gowther, no puede pasar al castillo pues los guardias pensaran que es un intruso... —comenzó a hablar, esperando que lo entendiera—. Pero sé lo mal que se siente, así que buscaré una forma de que salga de aquí, ¿de acuerdo?

       El contrario sólo asintió, sin poder pensar en alguna solución a su problema.

       —Volveré, se lo prometo —dijo, y sin más salió de ahí, con mucho cuidado pues no quería lastimar a Nadja.

        Lo que no esperaba, es que fuera del lugar había alguien más, quien al parecer, sabía lo que sucedía.

       —¡Hermana! —exclamó el chico de cabellos grisáceos al ver que se encontraba dormida.

        —P-Principe Bartra —sorprendido habló, esperando encontrar una explicación que darle.

        —Edric, ¿qué sucedió? —preguntó, y justo cuando el nombrado le iba a explicar, notó a un desconocido en el sótano—...Así que era verdad.

        —Sí, su visión no se equivocó —dijo, mientras veía a Gowther de reojo—. Debo llevar a la princesa Nadja a su habitación, me gustaría que él viniera, ¿no se le ocurre algo?

        Bartra sonrió mientras asentía, sabiendo qué hacer para ayudar.

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       —...Mi habitación —Nadja abrió los ojos somnolienta, tratando de analizar todo lo que había sucedido antes de caer dormida. 

       —¿Finalmente despertaste, hermana? —Bartra se encontraba a su lado, había esperado a que despertara. Nadja pregunto como había llegado ahí, pues no lo recordaba—. Edric te trajo aquí, al parecer te desmayaste —la chica se quedó en silencio, pensando si su hermano sabía la razón de su colapso—. ¿Vieron a ese chico otra vez? ¿Acaso hizo algo para asustarte?

       Nadja respondió con balbuceos, apenas podía formular una oración con sentido, al parecer aún no había despertado por completo.

        —...Pero, es mucho el miedo por él tanto como... la curiosidad que siento por él —explicó, su hermano sonrió débilmente.

        —Así parece —la cortina de su habitación se movió lentamente, dejando a Nadja confundida, y después de unos pocos segundos, aquel muñeco de extraño origen apareció.

       —Nadja —le llamó, y al verlo por completo la nombrada sólo pudo soltar un jadeo de la sorpresa, pues Gowther se encontraba vestido de sirvienta.

       —¡¿Por qué estás vestido como mujer?! —preguntó con sorpresa, sin creer lo que veía.

       —Bueno, para ser sinceros, Gowther ayudó a traerte de vuelta aquí... pero no podía venir con su ropa normal pues los guardias pensarían que era un intruso. Lo mejor que se me ocurrió fue que se hiciera pasar por una criada —explicó su hermano, esperando que entendiera la situación.

       —¡¿Qué vamos a hacer si Gowther desarrolla algunos hábitos extraños de esto?! —preguntó, sintiéndose avergonzada de tan sólo pensarlo.

       —¡Estoy tan contento de que no me odies! —Gowther se abalanzó hacia ella dándole un fuerte abrazo, Nadja sintió su cara arder, mientras el sudor del nerviosismo bajaba por su frente.

        —¡¿Q-Qué...?! —ni siquiera podía articular palabra alguna, era la primera vez que alguien era tan cariñoso con ella.

        —No quería volver a estar solo... es tan difícil estarlo —explicó Gowther, la princesa lo apartó de ella, sintiéndose avergonzada aún más que antes.

        —¡Espera un segundo! ¡No puedes hacer eso! Además... Edric —murmuró lo último, por lo que los presentes no pudieron escucharla por completo.

        —Cuando la princesa despertó, Meldor la abrazó —explicó Gowther recordando lo que había leído antes.

        —D-De todos modos, no necesitas preocuparte, ¡yo no te odio ni nada! —guardó silencio por unos segundos, y evitando su mirada, agregó:—. Además, te agradezco que me hayas traído aquí, tal vez Edric no hubiera podido hacerlo solo...

        —¿A qué te refieres? Él fue el que te cargó hasta acá —dijo confundido por sus palabras.

        —B-Bueno él... no tiene tanta resistencia que digamos —susurró sin levantar la mirada, no se sentía correcto hablar de eso a espaldas de él—. Por cierto, ¿dónde está?

        Gowther quedó más confundido de lo que estaba, pero decidió no preguntar más por la incomodidad en el rostro de la princesa. Prefirió responder a su pregunta a pesar de no conocer la respuesta.

        —Un hombre mayor vino y se lo llevó —explicó, Bartra se acercó a ellos.

        —Su mayordomo —mencionó, y con tan sólo eso, Nadja entendió el porqué de su ausencia.

        —No mencionó a dónde iría —Gowther caminó hacia la puerta—. Pero puedo ir a buscarlo si lo desean —y la abrió, sin esperar respuesta alguna salió.

        —¡N-No es necesario, Gowther! ¡E-Espera! —trató de detenerlo, pero apenas se levantó se la cama se sintió mareada de nuevo, su hermano la calmó, esperando que se sentara de nuevo.

        Gowther sentía curiosidad nada más, eso no traía problemas a nadie, ¿cierto?

Uvas | GowtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora