Capítulo 05. Vestido rojo

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        El sol terminó por ocultarse a través del horizonte, dando inicio al baile que se llevaría a cabo en el castillo de Liones. La princesa Nadja, quien heredaría el trono al casarse con un príncipe, era quien pedía que se organizaran este tipo de reuniones; la mayoría del tiempo, no había una razón para justificarlos.

Ésta era una de esas veces. Nadja era alguien extrovertida y curiosa, amaba este tipo de actividades donde la gente se reunía y pasaba un buen tiempo. Además, era una gran excusa para ver a su mejor amigo, el príncipe Edric Windsor de Camelot.

Edric, en cambio, parecía alguien que se sofocaba con tantas personas a su alrededor. Le encantaba visitar a la princesa, pues era su única amiga que su madre había aprobado, pero él prefería que pasaran el tiempo de diferente forma; tal vez hablando sobre un libro nuevo, o simplemente dando un paseo por el castillo.

En la gran puerta del salón real, se encontraba Nadja, quien agradecía y daba la bienvenida a todos los nobles que habían asistido a su tan ansiado evento. Discretamente, miraba hacia sus lados, en dirección a los pasillos del castillo, esperando ver a su par de amigos.

—Sir Gowther, ¿está listo para salir? —el castaño tocó levemente la puerta de la habitación donde se hospedaría el nombrado. Después de unos segundos, la puerta fue abierta por el muñeco, quien con una gran sonrisa saludó a Edric.

—¡Estoy listo! —exclamó, abriendo la puerta de par en par para que pudiera verlo por completo.

Justo frente a Edric estaba aquel muñeco que no hace mucho había conocido. El vestido que él mismo le había comprado hacia qué Gowther sólo se viera más femenino que antes, pero no era algo que al príncipe le molestara. La tela roja del vestido hacía que la mirada del muñeco sólo resaltara, y la figura que hacía era de admirar; la parte de arriba era algo apretada, mangas largas y con una abertura al final; la falda era larga de igual manera y acampanada. Era un asombroso vestido, pero no lo suficiente como para opacar a la princesa de Liones.

Edric se quedó callado por unos segundos, su mirada aún en el atuendo del de cabellos magenta, para después levantar la mirada y encontrarse con sus profundos ojos color ámbar. El castaño se sintió desorientado al perderse en sus ojos, justo como la primera vez que lo conoció.

—¿Edric...? —le llamó casi en un susurro, al escucharlo, él salió de su pequeño trance y le sonrió.

—Se ve muy bien, sir Gowther, he de decir que este atuendo le queda muy bien —alagó siendo sincero, aunque sabía que a Nadja probablemente no le gustaría verlo de esta forma.

—Tú también te ves muy bien, Edric —alagó de vuelta, mirando su traje con detenimiento; era un saco azul índigo con bordados en las mangas y cuello, un chaleco de una tonalidad mas suave debajo, y un moño color crema decoraba su cuello. Llevaba unos pantalones de color crema, y unas botas largas hasta la rodilla con cintas azules a juego. Su cabello seguía amarrado en una coleta baja, con un listón claro que combinaba con su atuendo.

—Gracias, aprecio su comentario —agradeció, para después extender su mano, señalando en dirección al salón real—. Ahora, la princesa Nadja debe de estar esperándonos, deberíamos irnos ya.

—¡Sí! —asintió emocionado, colocándose a un lado de Edric, comenzado a caminar ambos—. Es la primera vez que asisto a un baile, espero poder divertirme con ustedes.

—Será entretenido, ya verá —asintió el castaño, una leve sonrisa amable plasmada en su rostro.

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Uvas | GowtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora