Capítulo 02. Sólo un muñeco

167 32 1
                                    

—¡T-Tenga cuidado, princesa Nadja! ¡Puede caerse! —exclamó el de cabellos castaños al ver como bajaba rápidamente la nombrada, con mucha emoción por regresar.

—Estoy bien, Edric... además, ¿cuántas veces te he dicho que dejes de llamarme así? Somos más cercanos ahora, ¿lo olvidas? —el rostro del contrario se tornó levemente rojo al notar su error, se aclaró la garganta, y bajó con cuidado al sótano.

—Lo lamento, aveces lo olvido —se disculpó sin querer mirarla a la cara.

—¿Cómo puedes olvidar algo tan importante? Tontito~ —soltó una risilla un poco más sonrojada que él, para después correr en dirección de Gowther, llevando entre sus manos una bolsa y la lámpara que iluminaba. En cambio, Edric llevaba una canasta con comida que había traído para el de cabellos magenta.

Al ver que corría y se alejaba cada vez más, el chico suspiró mientras trataba de alcanzarla a paso rápido, pues no podía correr en un momento como ese.

—¡Gowther~! —le llamó cuando llegó a su lado, a los pocos segundos, su compañero apareció detrás de ella, encontrando al nombrado hincado en el suelo, y a los ojos del castaño, parecía estar agitado por el artefacto que se encontraba frente a él.

—¡Edric! ¡Nadja! —exclamó sus nombres girándose a ellos, mostrando una expresión de tristeza en su rostro. El de ojos azules se acercó aún más para poder apreciarlo mejor, notando sus mejillas rojas y ojos húmedos.

—Justo llegamos como prometimos —al parecer Nadja no se dio cuenta de su expresión, comenzando a hablar—. Te traje un regalo para ti, te lo daré una vez que hayas comido algo.

—No necesito ningún regalo —habló indiferente, la contraria soltó un pequeño "¿por qué?", a lo cual respondió:—. Si me das un regalo, tú te irás también.

Y por alguna razón que no pudo entender, el corazón de Edric se estrujó, sintiendo el dolor que expulsaba las palabras del chico.

—¿De qué estás hablando? Por supuesto que no me iré —Nadja se acercó aún más, esta vez dándose cuenta de la expresión triste de su contrario—. ¿Gowther, tú has... estado llorando? —preguntó, para después acariciar su cabello en forma de consuelo.

—¿Llorando? Yo estaba goteando agua por mucho tiempo y no pude detenerlo —se sintió mal por él, más no sabía que decir o hacer para hacerlo sentir mejor. Nunca sabía cómo actuar en este tipo de situaciones.

—¿Tú estabas tan solitario? Lo siento —se disculpó, más Edric sintió que esa no era la verdadera razón de su llanto, pero no dijo nada.

—¿Qué tal si come un poco, sir Gowther? Debe de estar hambriento por haber estado tanto tiempo aquí —dijo tratando de unirse a la conversación, acercándose y estirando la canasta que traía entre sus manos.

—¡Sí, sí! ¡Después de eso podré darte mi regalo! —exclamó Nadja mientras veía como su compañero sacaba una manta de la canasta y la colocaba en el suelo, de manera energética se sentó, para después jalar la mano de Gowther, causando que él también se sentara.

—Traje un poco de pan, queso y algunas uvas —explicó mientras se sentaba de igual forma, frente al par, sacando aquellos alimentos junto con un cuchillo, cortando a rebanadas el pan.

Le extendió todo primero al chico, quien algo indeciso lo tomó, mirándolo detenidamente. Nadja sonreía mientras tomaba unas cuantas uvas entre sus manos, comiéndolas de una en una.

Gowther no tenía sentido del gusto, más ellos no lo sabían, aún así decidió ingerir aquella comida, pues habían sido amables al traerla para él.

Uvas | GowtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora