I'll be what you made me be (Allxtakemichi)

Capitulo 4

[NO CORREGIDO]

Ambos Haitani se encontraban de mal humor, eso era lo que Hanagaki podía sentir, incluso a la aún larga distancia que estaba de ellos, aún no llegaba al carruaje y ya quería regresarse a la escuela y nunca salir de está, para no tener que sentir las feroces miradas de ambos hermanos, encima suyo.

Se despidió con una sonrisa de los chicos que le acompañaban, había hecho bastantes amigos en su última clase, debido a lo forzoso que era trabajar en equipo, en esa clase. Pero no se arrepentía, su compañero Takuya se despedía de el con una cálida sonrisa, a Takemichi había comenzado a realmente agradarle aquel chico, era tranquilo y demasiado sereno para ser real. Por más provocaciones, mantenía la calma. Quizá sí él, contará con esa tranquilidad, su vida sería otra cosa.

Devolvió su vista a los hermanos y estos parecían aún peor que hace unos minutos, se armó de valor y camino hasta el carruaje, siendo el primero en subir y después de esté, sus hermanos. Mantuvo su vista en la ventana del carruaje, todo lo que podía, la mirada de los Haitani, realmente le ponía los nervios de punta.

— Hiciste muchos amigos, ¿Verdad?— Ran rompió el silencio que reinaba en el lugar y Takemichi sólo pudo asentir, jugando con sus manos, como si fuese un niño pequeño y Ran sonrió ante aquel acto.

— Es bueno que estés adaptando bien, después de tantos años aislado, debe ser difícil— Y por fin Takemichi levantó la vista y le sonrió en grande a Ran, asintiendo enérgicamente, el chico realmente estaba feliz, no sólo por la escuela, sino porque parecía que con Ran iba avanzando un poco más, en arreglar las cosas.

— Todos son muy amables, hubo una que otra persona, con mala mirada, pero al estar rodeado de tantas personas amigables, eso salió sobrando...— Explicaba el menor a Ran con una sonrisa, recordando como había recibido toda clase de comentarios ese día, muchos malos, pero el chico era optimista y se centraba en los buenos.

— Sólo ten cuidado Hanagaki, no todas las personas son buenas— Y el menos esperado entró a la conversación, sorprendiendo a ambos chicos, pero sobre todo al menor de ellos, quién asintió levantando su pulgar en señal de que lo tendría presente y Rindou, solamente asintió volviendo a su silencio. Realmente sería complicado acercarse a él.

Para sus adentros, Takemichi creía que si bien, Rindou era difícil de tratar tenía sus razones para odiarle, pero muy en el fondo, le parecía una gran persona y se aseguraría de tenerlo de su lado y lograr su destino feliz, al igual que el de su hermano.

Nadie más hablo en el camino pero el ambiente ya no era tan pesado, cómo cuando subieron todos y Takemichi tal y cómo lo hizo en la mañana, miraba todo a través de la ventana, viendo a todo tipo de personas en su camino, él sabía que mientras estuviera bajo el cuidado de la realeza, no le mostrarían el sufrimiento del mundo, pero él mismo iría en busca de este, por el momento no le queda más que observar esos hermosos paisajes.

¿Pero por qué Takemichi quería conocer el dolor y sufrimiento de ese mundo? ¿Acaso no había sido enviado a ser feliz?

Claro que Hanagaki quería ser feliz, era lo que más anhelaba en el mundo, pero él no era egoísta, nunca lo había sido y esperaba nunca serlo. Si él tenía la posibilidad de ayudar a los que sufrían en éste mundo, lo haría. Y sabía que la tenía, después de todo era un príncipe y de alguna u otra forma, ayudaría a quién se lo pidiera.

Mientras iba pérdido en la hermosa vista frente a sus ojos, algo llamó su atención vió algo moverse entre los arbustos y rápidamente se sintió en alerta, inevitablemente liberando ese característico aroma, que no tardó en ser notado por los Haitani.

— ¿Eso es...— Rindou fue interrumpido por Ran, quién cubrió su boca e hizo una señal para que guardará silencio y señaló a Takemichi.

Ambos miraron al chico, el cuál seguía desprendiendo ese aroma a rosas, si bien, les parecía tan hipnotizante, no esperaban que esté contará con tal característica de los grandes magos de todos los reinos.