" A veces las heridas son tan profundas que ni el tiempo las cura "
-Esa era la frase que me acompañó toda la vida, mis cicatrices son más antiguas que yo porque no son mías, me hicieron creer que si lo eran pero en realidad le pertenecieron a mi l...
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Ella le sonreía y hablaba con el tranquilamente. Yo en cambio estaba por romper la mesa frente a mí.
Como el podía estar con alguien como ella, el no se lo merecía.
¿Y tú si?
Mi vista se dirigía a ella a su gruesos labios, sus largas y espesas pestañas, sus ojos azules y esa cara de niña buena, tan perfecta. Quería romper a esa niña, yo quería ser quien este con ella, hacerla gritar mi nombre, tenerla a mi disposición cuando sea, ella era mi capricho. Ella creía que lo sabía todo y su arrogancia solo me hacía querer demostrarle lo que yo le puedo dar.
- Hermano. Musitó Tom a mi lado. - Debemos irnos.
Ella es mi capricho
[...]
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Me despedí de Potter en la puerta de la sala común y me dirigí rápidamente a mi habitación.
Al llegar me encontré con pansy sentada en mi cama.
– Cuéntame todo y exagera. Murmuró mientras se acomodaba esperando mi explicación.
– Lo siento linda, pero tengo una cena familiar y mi madre me espera. Murmure mientras me acercaba y le sonreía en modo de disculpa
Pansy se limito a sonreír diciendo que ya habría otro momento y que no me preocupara. Luego salió de la habitación murmurando algo de la fiesta en la sala común.
Me aproximé a la caja para sacar el vestido y ponermelo. Lo complemente con unos tacones blancos y unos accesorios en plata y rapidamente me aparecí en la Mansión.
Estaba afuera de la casa, intentando buscar una excusa para no entrar. Pero no tenía caso, si no entraba me iba a meter en problemas. Suspiré y caminé a paso lento hacia la puerta, al entrar me encontré con la casa llena de mortifagos. Era una fiesta, el ambiente era elegante y recatado.
Las damas iban de gala y los caballeros de traje, mi vista comenzó a buscar en la habitación a mi padre.
-¿Que haces aquí, ma chére? Murmuró en mi oído con un francés perfecto. Su aroma varonil me llegó como una oleada.
