" A veces las heridas son tan profundas que ni el tiempo las cura "
-Esa era la frase que me acompañó toda la vida, mis cicatrices son más antiguas que yo porque no son mías, me hicieron creer que si lo eran pero en realidad le pertenecieron a mi l...
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Las gotas de agua caliente bañaban mi cuerpo tenso, suspiré intentando relajarme. Había sido una larga noche, aún estaba asimilando todo.
Suspiré al salir de la ducha y me vestí, comencé a caminar por los largos pasillos de la mansión como si estás caminatas nocturnas me ayudaran a resolver el desastre que era mi vida.
- Hijo. Murmuró una voz aislando mis pensamientos.
Me di la vuelta encontrándome con mi madre, sus ojeras y su aspecto cansado evidenciaron su falta de sueño.
– Lamento esto, de verdad. Murmuró acercandose para poner sus manos en mis mejillas. – Debes hacerlo, es la única manera de salvar la familia. No respondí.
Mi madre era lo más preciado para mí ella era la única que realmente me apoyo durante toda mi vida. En cambio mi padre era un imbécil que se pasaba la vida haciendo estupideces.
– No debería ser así. Dije casi en un susurro.
– Lo se, cariño. Tu padre a pasado por malos negocios y necesitamos esto de verdad.
– No mamá, mi padre no paso por "malos negocios" hizo estupideces con nuestro dinero.
Mi padre había comenzado a apostar y perdió la mitad de nuestra fortuna, ahora no nos invitan a muchos eventos de la alta sociedad. Que en realidad son eventos para presumir de nuestro dinero y elegancia.
– Hijo, tu padre hizo lo que pudo. Murmuró mi madre alterada, ella no soportaba cuando yo peleaba con mi padre o siquiera hablaba mal de él.
No dije nada más, solo asentí. Ella suspiro aliviada y junto nuestras frentes en un gesto maternal.
Soportaría este matrimonio por mi familia
[...]
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Estaba en un pequeño cuarto oscuro con elegantes muebles y un gran ventanal
Sobre una pequeña cama descansaba un niño azabache. Parecía un ángel, tan tranquilo y pacífico.
