Suspiré frente a la ventana de mi cuarto, afuera el cielo era gris, como cada típica mañana en Londres.
Me encontraba pensando en como mi vida había cambiado tanto, un día era invisible y al otro todos sabían de mi.
Cansada de sobre pensar todo decidí alejarme de la ventana y meterme en el baño.
Al entrar al baño me mire en el espejo con melancolía, quería mi vida devuelta, quería volver a ser una simple chica a la que todos ignoraban.
Sacudí la cabeza mientras alejaba esos pensamientos y me pasaba agua fresca para despertarme. Cuando salí del baño me vestí.
Al final me decidí por algo cómodo, unos pantalones cortos negros y un hoddie gris que era dos o tres tallas más grande. Hoy no iba a salir de la mansión o tenía pensado ver a alguien, asi que no era necesario arreglarme tanto.
Así sin más me dispuse a bajar, tenía hambre y la noche anterior no había comido nada.
Luego de esa pequeña discusión con Malfoy y de mi pequeño truquito, el había salido corriendo de mi habitación de forma hostil.
Al parecer mi bromita no le hizo gracia o causo efecto en el.
Al bajar las escaleras y entrar a la cocina me encontré con el trío de imbéciles sentados comiendo.
Suspiré intentando no darles importancia y camine por la cocina para servirme un tazón de cereales.
Me acerqué a la alacena para agarrar el tazón pero al intentar alcanzarlo me di cuenta que no llegaba.
Maldita alacena
Resople frustrada, esa estúpida casa me tenía cansada.
Volví a intentar alcanzarlo, está vez de puntitas, pero otra vez falle.
Resople por segunda vez e intenté dando saltitos, otra vez volví a fallar.
Mientras resoplaba otra vez frustrada, oí risas burlonas a mis espaldas.
- Al parecer la casa no está hecha para duendes.
Murmuró Matteo burlón.- Al parecer tampoco para imbéciles, así que te recomiendo irte de esta casa antes de que te golpeé.
Murmure sonriendo de forma sarcástica mientras volvía a mi labor de alcanzar el maldito tazón.Suspiré molesta mientras me volvía a poner de puntitas y extendía mi mano lo máximo posible, pero de pronto un cuerpo se posicionó detrás mío y una mano alcanzo el tazón primero depositándolo en la encimera frente a mí.
- Para que veas que soy un caballero.
Murmuró Matheo en mi oído antes de separarse de mi y volver a la barra de la cocina.Este chico va a acabar con mi autocontrol
Trague saliva intentando regular mi reacción y me di vuelta como si nada hubiera pasado para comenzar a prepararme los estúpidos cereales.
No me senté, no quería estar cerca de ellos. Debía tener una medida de seguridad contra idiotas de linda sonrisa. Así que me quedé de pie apoyándome en la encimera
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Fallen Angel (+18)
Fanfiction" A veces las heridas son tan profundas que ni el tiempo las cura " -Esa era la frase que me acompañó toda la vida, mis cicatrices son más antiguas que yo porque no son mías, me hicieron creer que si lo eran pero en realidad le pertenecieron a mi l...