capítulo tres.

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Luego de almorzar, habían pasado por el apartamento para bañarse y cambiarse.

H se puso un corto vestido negro con mangas de encaje y brillos del mismo color, pantimedias negras transparentes y zapatos de charol. Peinó su cabello en un rodete con una raya al medio. Se hizo un delineado simple y se aplicó labial rojo. Salió por la puerta y Louis estaba vestido con un traje negro con una camiseta de The Stone Roses debajo. Ella lo observó y suspiró.

No se arreglaban mucho usualmente. Se veían en pijama, en ropa de entrecasa, en el barro, en la nieve, en traje de baño pero nunca se vestían formales excepto en las fiestas familiares y en los cumpleaños. H sintió sus mejillas calentarse porque sabía que Louis siempre se veía guapo, pero verlo vestido de esa manera le erizaba los vellos de sus brazos.

Niall y Pamela habían aprovechado para cambiarse en el apartamento de la joven, así que tenían una excusa sólida para estar solos.

—No puedo creer lo que mis ojos están viendo, honestamente. —murmuró Louis.

Su corazón bombeaba con fuerza en su pecho, sus manos sudaban y sentía un hormigueo en su vientre bajo. No tomó demasiado tiempo para que se encontraran besándose. H se apoyó contra la pared de la sala de estar y levantó su pierna ligeramente, rozando a Louis con su rodilla. Él sonrió, respirando con dificultad.

—O-Okay —pronunció Louis. Echó su cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos.

H sonrió para sus adentros satisfecha, mientras sus labios hacían contacto con la piel de su cuello. Repartió besos húmedos por todo su cuello y su barbilla, dejando marcas rojizas. Rozó la punta de su lengua con los labios de Louis, causando que un suspiro saliera de él.

H, amor... —la voz del castaño sonaba un poco más grave de lo normal.

—¿Sí? —murmuró ella, besando el lóbulo de su oreja.

Louis acercó sus caderas a las suyas y tomó sus muñecas delicadamente ubicándolas sobre su cabeza, contra la pared, para besarla de manera profunda. No era un beso desesperado ni rudo; era dulce y cargado de emociones que sólo podían transmitirse por medio de un gesto vulnerable y sincero como un beso. Era suave, frágil, sus labios se presionaban contra los suyos una y otra vez.

—Quería agradecerte... —dijo Louis, mientras depositaba otro corto beso en su mejilla—. Porque eres la persona que más me hace feliz en este mundo. —se acercó a su otra mejilla y luego besó el puente de su nariz—. Quería decirte que no me importa la cantidad de años que pasen... —continuó. H lo observó a los ojos por un momento. Sentía lágrimas acumulándose—. Siempre puedes contar conmigo. No importa si te rompiste una uña o si hay algo que te está dañando, puedes decírmelo. Lo sabes, ¿no? —susurró.

Ella asintió enérgicamente. Las palabras peleaban por salir pero no conseguía articular ninguna. Exhaló y luego dijo:

Te quiero, Louis.

Él sonrió y sostuvo su mejilla lentamente, su pulgar le proporcionaba caricias suaves.

—Te quiero. —murmuró.

La habitación se sumió en un silencio enriquecedor. El ambiente estaba tibio y ellos solo estaban disfrutando la compañía del otro. Estaban tan cerca que H podía sentir los latidos de su corazón. Lo abrazó y cerró sus ojos con calma.

—¿Deberíamos ir saliendo? —preguntó Louis, enviando vibraciones a su cuerpo.

—Claro, dame un momento. —ella musitó, sintiendo su aroma y luego carcajeó recordando que Louis había quedado marcado—. Tienes toda la cara y el cuello rojo ¿sabes?

𝐩𝐞𝐚𝐜𝐞 - larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora