Capítulo 2

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Sana debió quedarse dormida, porque cuando despertó ya era de noche, se preguntó cómo era posible dormir en su situación; se percató que no había ningún ruido en la casa y supuso que ella había salido, era el momento de escapar, buscó por los armarios que para su sorpresa estaban llenos de ropa y zapatos de su talla y lencería, lencería muy fina. "Si, realmente está loca" pensó.

Buscó algo con lo que pudiera abrir la puerta, lo había visto hacer muchas veces en la televisión, no debía ser difícil, tomó un gancho de la ropa y lo desdobló, lo introdujo en la perilla y lo movió hasta que logró quitar el cerrojo, en un santiamén estuvo fuera de la habitación.

No ha sido tan difícil "de algo tenía que servir haber visto tantas películas y series de policías y ladrones" pensó.

Una vez fuera, probó todas las puertas, pero estaban cerradas con llave, intentó hacer lo mismo que con la puerta de la habitación pero no logro nada, y las ventanas tenían rejas; debía probar en el segundo piso, así subió las escaleras, miró en todas las habitaciones con el mismo resultado hasta que llegó al baño y vio una ventana muy estrecha, por suerte estaba libre, y a duras penas logró salir.

-Dios, me voy a matar -se dijo a sí misma, estaba parada en un estrechisimo alerón-¿cómo demonios voy a bajar de aquí?

Logró encontrar un canalón y consiguió deslizarse por él; pero al llegar al suelo, cuando comenzaba a dar gracias por seguir viva, un problema mayor le acechaba con sus enormes dientes, un rottweiler le gruñía a solo unos pasos de distancia.

Sana debía decidir, moverse y morir devorada por un perro o volver a subir por el canalón, entrar en la casa y esperar a que esa loca la matara o algo peor.

Por suerte recordó que había visto un programa junto a su padre, en donde te enseñaban cómo tratar a esos animales, el truco estaba en dar órdenes sin miedo y con voz firme, lo había practicado con un pequeño chihuahua, y había tenido buenos resultados, pero ahora no estaba lidiando con un pequeño perro, era uno enorme pero se armó de valor y cuando el perro estaba a punto de atacar, le gritó con voz potente:

-¡No, quieto! ¡Siéntate!- el perro se quedó helado y obedeció. Nunca supo si por sorprendido o por que la entendió. Sana se acercó más a él y el perro, antes fiera, ahora era dócil y alegre moviendo el rabo juguetón. -¡buen chico!

Sana salió del lugar y siguió el camino asfaltado hasta salir de la finca que realmente era grande. Por fin el camino desembocó en una carretera que si no estaba muerta, lo parecía.

Llevaba dos horas caminando y ya empezaba a sentir cansancio cuando unas luces aparecieron a lo lejos. "Por fin un auto, esta pesadilla se acabó" pensó, el coche paró a la primera señal de ella.

-Por favor tiene que ayudarme, tiene que llevarme a la policía, una tipa me ha secuestrado, por favor ayud....

Pero el conductor no iba hacer eso, todo lo contrario...

Tzuyu bajó rápidamente del coche, pero Sana consiguió ser más rápida y corrió por la carretera seguida de cerca por Tzuyu.

-Sana no lo vas a conseguir, no podrás huir de mí -pero Sana seguía corriendo y corriendo hasta que vio aparecer unas luces a lo lejos.... Dios estaba salvada, venía un coche... Siguió corriendo con más fuerza, pero cuando ya se sentía casi a salvo Tzuyu se abalanzó sobre ella y rodaron los dos por la pendiente de la cuneta; el coche se detuvo arriba y alguien salió intentando atisbar en la oscuridad lo que creía haber visto. Sana intentó llamar su atención, pero Tzuyu no se lo permitió, la tenía inmovilizada bajo su cuerpo, era demasiado fuerte para poder con ella. Después de unos interminables segundos, el coche desapareció y Tzuyu la liberó de su peso.

-¿A dónde crees que ibas?- dijo Tzuyu levantándose del suelo

-Suéltame, solo quería ir a casa, déjame - le gritaba forcejeando.

-Cuando vas a entenderlo, no vas a ir a ninguna parte.- dijo Tzuyu levantando a Sana del frío suelo- Mírate estás temblando, te va a dar una pulmonía -dijo abrazándola para hacerla entrar en calor, entonces Sana vio su oportunidad y le propinó un rodillazo en su entrepierna que le hizo soltarla y doblarse, pero se recuperó antes de lo previsto y cuando iba a escapar Tzuyu la inmovilizó sujetándola fuertemente con ambos brazos a la espalda y tan cerca de ella que sus respiraciones se entremezclaban, Sana apenas tocaba el suelo de puntillas.

--¿Por qué has hecho eso?-dijo Tzuyu jadeando por el dolor

--¿Por qué crees? -contestó furiosa mientras le resbalaban lágrimas de rabia por las mejillas.

Pero esa loca pareció no oírla. Tzuyu camino hacia la carretera forcejeando con Sana, tardaron un par de minutos en regresar al camino.

-¡Ya basta, detente!- dijo Tzuyu enojada y cansada

-Suéltame- gritó Sana

Tzuyu la llevó casi arrastras hasta el coche, porque ella no dejaba de revolverse.

-Tranquila, tómatelo como unas vacaciones, cuanto más luches más tiempo estarás en esta situación.

-Pero ¿cómo puedes decir eso?, ¡estás loca! -dijo enfrentándose -Me retienes en contra de mi voluntad, me amenazas de muerte y encima pretendes obligarme a enamorarme de ti... por favor despierta de una maldita vez, esto es un secuestro.

-Estás un poco alterada, será mejor que te lleve a casa y descanses -dijo Tzuyu y siguió caminando por la carretera hacia el auto.

-¡¿Alterada, alterada?! Lo que estoy es aterrorizada. Nunca podré enamorarme de ti. Nunca.

Tzuyu no podía soportar escucharla decir esas palabras, le dolía en lo más profundo de su ser... y eso la llevó a sujetar a Sana de nuevo por el cuello.

-No digas eso jamás, ¿me oyes?, no lo digas nunca jamás -le susurro al oído con una voz profunda llena de ira.

Pero la aterrorizada mirada de Sana le hizo soltarla y la obligó a entrar al auto.

-Será mejor que duermas un poco, mañana verás las cosas de forma distinta - le dijo Tzuyu y diciendo esto sacó de la guantera un pañuelo y un frasco que Sana reconoció enseguida.

-No, no por favor, no quiero dormir, no...-pero fue inútil luchar y en cuanto el pañuelo le tocó la cara cayó en un agitado sueño.

-pero fue inútil luchar y en cuanto el pañuelo le tocó la cara cayó en un agitado sueño

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Secuestrada  (SaTzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora