" Nadie sabe donde ellos podrían terminar ,nadie lo sabe
Nadie sabe donde ellos podrían despertar , nadie lo sabe "
El sonido constante de las maquinas alrededor de ella le recordaban que todas las personas seguían con vida, y que al parecer ninguno estaba listo para morir. Algunas personas se aferraban a la vida y luchaban hasta que su cuerpo no podía resistir más y morían.
- Doctora Kessel - la voz de una de las enfermeras obtuvo toda su atención.
- ¿sí?
- Su turno ha terminado, puede irse – aquella enfermera era sumamente arrogante, detestaba que cualquier medico inexperto estuviera alrededor de los pacientes; pero se supone que ella estaba allí para aprender, para algún día ser una buena doctora.
- Oh, claro - su voz no era nada más que un susurro, no quería irse de ese lugar – gracias Vicky.
Vicky le brindo una sonrisa fría y se marchó del lugar.
Meredith echo por última vez un vistazo a los pacientes que había estado tratando durante el último mes .Eran una pareja de esposos que desafortunadamente habían tenido un accidente de tránsito y para mala suerte los dos resultaron con serias fracturas, la mujer tenía su cadera y ambas piernas fracturadas por otro lado el hombre tenía su cuello y brazos fracturados. Lo único bueno de la situación era que los dos se apoyaban mutuamente, todos los días se decían buenos días y aunque ninguno pudiera levantarse de la cama las miradas que se brindaban uno al otro valían más que cualquier palabra pues estaban llenas de amor; Meredith les sonrió por última vez y salió de allí.
Usualmente las personas encontraban detestable los hospitales pues en estos la mayoría perdían a sus seres queridos pero muy pocos habían logrado recuperar a ese ser especial en su vida, Meredith encontraba los hospitales como el lugar más fascinante. Cada segundo que pasaba allí parecía ser una nueva experiencia.
Meredith caminó lentamente hacía el cuarto donde todos los internos de medicina guardaban sus pertenencias. El lugar era tranquilo y espacioso, contaba con un Locker metálico para cada interno, en el cual la mayoría de ellos guardaban cosas sencillas pero que podían ser de gran ayuda; como por ejemplo una nueva bata o camisa limpia las cuales usualmente terminaban llenas de sangre o vomito por lo pacientes que ingresaban a urgencias. Internamente ella agradeció porque nadie estuviera allí, no se sentía con ánimos de hablar sobre su día y sus pacientes con nadie y sobre todo un día como ese, en el cual tendría que hacer una visita poco agradable.
Guardo su estetoscopio y su bata blanca para tomar un sweater de lana y mirarse a el pequeño espejo que colgaba en la puerta del Locker, observo su cabello ligeramente rubio totalmente desordenado parecía como si un tornado hubiera pasado por allí, también, sus ojos los cuales según ella estaban demasiado separados por su gran nariz. Según ella no era una mujer muy atractiva para nadie. Intento arreglar su aspecto para verse presentable antes de salir del cuarto.
Para la visita que iba a hacer no necesitaba salir del hospital y en parte eso le reconfortaba un poco. Caminó hacia el área donde las familias de algunos pacientes tenían que pagar una cuota bastante alta con tal de que el paciente se sintiera a gusto pues su estadía era por el resto de su vida.
- Buenas tardes April - saludo Meredith a la recepcionista del lugar.
- Hola Meredith , tanto tiempo sin verte por aquí – April era una mujer de unos 50 años era bastante delgada lo que le hacía aparentar tan solo 40 años y para ella eso era más que una ventaja , además su hermoso cabello rojo brillante y su hermosa sonrisa hacían un juego estupendo con ella y su actitud.
- Lo sé.
- ¿Qué tal tu día?
- Huh –meredith suspiró, no era sencillo para ella estar en ese lugar del hospital - fue bueno, tengo asignados a una pareja que tuvieron un accidente pero espero que los dos salgan.
- Oh cariño – April dijo esas palabras dulcemente – todos deseamos eso para las personas que ingresan aquí.
- ¿crees que podría entrar? – preguntó cambiando de tema bruscamente, enserio necesitaba salir de esa sala.
- Claro cariño, ya conoces el camino – April le brindo una sonrisa calurosa.
- Gracias – susurro.
Meredith caminó por el estrecho pasillo blanco que daba a la habitación 308, Jesús, Sentía su corazón latir más rápido de lo usual; era en esos momentos en los que deseaba ser la persona que estuviera internada. Abrió la puerta color marrón y entró a la habitación con una gran ventana por la cual entraba toda la luz solar, la cama estaba ubicada exactamente en el centro de la habitación por pedido de la persona que habitaba en ese lugar, el cuarto era más blanco de lo usual pues todos los días una persona venia específicamente a limpiar el cuarto, la persona a la cual Meredith tenía miedo estaba de pie junto a la puerta del pequeño baño de la habitación.
Meredith pudo observar a esta mujer completamente, su cabello castaño estaba recogido en un generoso moño el cual acentuaba las facciones en su cara, sus ojos fríos y azules estaban delineados por unas espesas pestañas, llevaba un atuendo bastante relajado y parecía estar disgustada con la presencia de Meredith.
- Hola Meredith – Meredith se estremeció al escuchar esa voz pues parecía mucho más fría esta vez.
- Hola mamá ¿Cómo te sientes hoy?- dijo acercándose a ella pero no lo suficiente.
- ¿Cómo crees que me siento al saber que mi hija es una adolescente mediocre? , Meredith yo no te crie para que seas una mediocre yo te crie para ser extraordinaria.
- Mamá – pronunció la palabra como si se tratara de una súplica.
- ¿Qué? , maldita sea vas a explicarme ¿por qué quieres escapar con esa amiga tuya a Europa?
- Mamá – Meredith suspiro y la tomo de los brazos - estamos en el 2015 tengo 24 años estudie medicina y ahora soy doctora, como tú.
- ! No me mientas niña, yo sé cuáles son tus planes ¡- la madre de Meredith gritó tan fuerte que aturdió a Meredith por un segundo.
Una enfermera entro tan rápido como pudo a la habitación y vio la situación.
- Creo que ya es hora de que te vayas Meredith, la señora Sarah no se encuentra bien.
- Pero....
- !Si te vas no piensen en volver Meredith no pienso recibirte en mi casa nunca mas ¡
- Meredith – la enfermera dijo su nombre como una advertencia.
- Esta bien, vendré otro día a verla, adiós mamá.
Con esas palabras dichas Meredith salió lo más pronto posible de allí, ni siquiera se despidió de April, sentía que se ahogaba y eso sucedía cada vez que visitaba a su madre la cual desde el año anterior había comenzado a sufrir de Alzheimer, los primeros meses se había olvidado de cosas sencillas como donde había dejado sus llaves pero conforme el tiempo iba pasando se había olvidado de cosas como en que día y año se encontraba, por tal motivo a veces Sarah creía que estaba en un día totalmente distinto al que se encontraba tal como hoy.
- Ojala ella no sufriera – susurro Meredith una vez que estuvo fuera del hospital.
Meredith deseaba poder cambiar su vida de la noche a la mañana. Ella no tenía idea de lo que estaba por cambiar su vida.
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En la multimedia les dejo una imagen de Meredith.
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The contract of my life
RomansaEl contrato parecía ser la única salvación para él, toda su carrera estaba a punto de ser arrojada a la basura junto con su preciosa reputación y todo por el comentario de una arpía. Necesitaba algo o alguien que le salvara y ¿Quién más que...