11. ¿Donde estás?

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Y ahí está a él, con su radiante sonrisa al lado de su hermano, estaba un poco lejos de mí, pero igualmente resaltaba entre aquel campo de girasoles, y a pesar de la distancia conseguía escuchar su risa tan característica, mis ojos se llenaron de lágrimas confusas, no sabía por qué estaba llorando, si era mi maestro, pero cómo podría llorar solo por alguien que es mi maestro?..
Quizás porque, aunque no quisiese admitirlo, lo consideraba también como un mejor amigo y a veces era como un hermano mayor.
Mis piernas comenzaron a pegar pequeños pasos hasta que se convirtiera en que estaba corriendo para llegar hasta donde él, pero cada que me acercaba más lo veía más lejos hasta que, sin darme cuenta, caí por un agujero muy profundo, a pesar de que intentara sujetarme a nada fue en vano, ya que seguía cayendo hasta que, sin razón, desperté exaltada en un lugar que, por varios minutos, desconocía el paradero en el cual estaba, miré a los alrededores percatándome de que las ventanas tenían pequeñas gotas de rocío resbalándose por estas, aunque la mayoría estuviesen cerradas había un par que estaban abiertas permitiendo que mi cuerpo sintiese un poco de frío por la corriente que entrando por estas ventanas entreabiertas, pero a pesar de aquella estampa de que había llovido hacia un sol que hacía que la anotación estuviera plena de una luz alegre y viva que me hacía sentir viva aún. – Donde estoy? – fue lo primero que pasó por tu mente mientras sentías como el sudor te bajaba por la nuca debido al final de aquel sueño tan peculiar, intentaste secar tu cara, pero no pudiste por el impedimento que había sobre tus muñecas estas estaban atadas a la cama en la que estabas postrada, y al ver el color de aquel vestuario que llevabas te hizo despertar por fin a la realidad, llevabas aquel característico pijama celeste de la finca mariposa, eso lo explicaba todo.
Estuviste varios minutos tratando de recordar los recuerdos previos a estar en aquel lugar ¿Te habías desmallado y por eso estabas aquí? Puede ser. De repente vino un fugaz recuerdo a tu mente, todo era oscuro, había mucho polvo alrededor debido a la tierra que había sido esparcida por la pelea que se acababa de desencadenar hacia nada y al segundo después el rostro de tu maestro, Rengoku Kyojuro, tras recordarlo un espasmo recorrió tu cuerpo haciendo que tu espalda fuera a levantarse, pero, nuevamente, lo que tenías en tus muñecas te impedía levantarte, estas estaban atadas a la cama, parece que shinobu ya habría tenido en cuenta que intentarías escapar o levantarte al tomar conciencia de dónde estabas o intentar huir de nuevo, mira que era lista, pero a pesar de tu aislamiento ahí no era tan apretado el agarre como para no poder escapar de ahí, así que hiciste un pequeño puño estirando los dedos para tenerlo en forma de triángulo y así conseguiste liberarte de lo que te tenía atrapada ahí. Luego de conseguir liberarte te giraste con dificultad y te colocaste en el borde de la cama... ¿Hacía cuánto habías estado dormida? ¿Tendrías la suficiente fuerza para poder quedarte de pie?
Sujetándote a la cama y con mucho cuidado intentaste levantarte sin mucho éxito, ir arrastrándose sería muy cansado y te podrían ver, así que buscaste por los alrededores tu katana, al parecer aparte de arma también era como una muleta, porque varias veces la habías tenido que usar como una.

Luego de buscar un largo rato sin encontrarla decidiste intentar levantarte, con mucha dificultad te levantaste apoyándote de las respalderas de la cama e intentaste pasar de una otra con bastante dificultad hasta que llegaste a la puerta, ahí te paraste un segundo debido a tu cansancio, no te habías movido casi nada y ya estabas sudando, miraste para la cama en la que habías estado tumbada y repensaste de volver ahí y en ese instante te diste cuenta de que algo había sobre la cama y mesilla, un par de ramitas de ciruelo con muchas flores de este árbol, no sabías quién te las había traído, pero después de esa pequeña pausa miraste fuera de la puerta.

Cuanto tiempo habías estado durmiendo era la única pregunta que pasaba por tu mente mientras te apoyabas en la puerta mirando si pasaba alguien, si tu cuerpo estaba tan débil quiere decir que habías estado bastante tiempo en coma. Saliste sigilosamente de la habitación, escuchabas a varias personas hablar, pero estaban bastante lejos, así que decidiste ir en dirección contraria a las voces mientras te apoyabas en la pared para ayudarte a sostenerte un poco.

En tu búsqueda casi te cruzas con algunos kakushis o con alguna de las niñas de la finca, pero conseguiste que no te vieran, a Shinobu no la llegaste a escuchar en ningún momento, quizás estaba en las zonas que suelen mandar para que las vigilen los pilares, y la verdad es que estuviste deambulando un rato intentando buscar a Rengoku, en todas las habitaciones que habías mirado no estaba y tu desconocimiento de su estado comenzaba a preocuparte cada vez más, solo te quedaba una habitación más y cada vez que te acercabas más tu corazón latía aún más rápido ¿él estaría bien? Está vivo, ¿verdad? Habías pasado por toda la finca y no estaba por ningún lado, ese era el último lugar que te quedaba, tus pasos se volvieron lentamente más rápidos, aunque pudieras moverte más rápido que al principio aún seguías moviéndote muy lento hasta que conseguiste llegar al marco de la puerta, te paraste un segundo para tomar aire debido al cansancio que tenías, podías haber caminado no mucho, pero por el tiempo desconocido que habías estado postrada en cama parecía que hubieras corrido durante horas sin descanso alguno, al fin y al cabo ese era tu castigo por pasar tanto tiempo fuera al intentar buscar a aquel demonio, después de descansar un par de minutos pusiste tú compostura firme y miraste dentro de la habitación, pero, para tu sorpresa, no había nadie ¿Habías fracasado? Habías pirado por toda la finca y no habías encontrado a Kyojuro — ¿Rengoku está muerto...? ¿Habías fracasado rotundamente y no habías conseguido salvarle? Qué inútil habías sido — fueron los pensamientos que se cruzaron por tu mente y, en un segundo, caíste al suelo provocando que las maderas del suelo sonaran, pero ya nada te importaba, de tus ojos empezaron a emanar lágrimas, las cuales ya se te hacían familiares, qué asco daba perder a alguien que conoces y encima la culpa de haber dejado solo a Senjuro te mataba aún más por dentro, tus lágrimas cada vez aumentaron más sintiéndote completamente devastada.


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Hey hey! Cómo estáis todos?:)
Aquí Nao presentándose nuevamente🤙🏿

Este capítulo tiene 1114 Palabras, y, a pesar de sentirlo corto, me ha llenado el alma escribirlo ya que esta vez siento que me he esforzado más (dios, lo he leído y mi alma se ha sentido reconfortada de lo que me ha gustado XD )
Enfin, espero que os haya gustado y dentro de poco subiré el próximo capítulo

Maestro ( Kyojuro × T/N )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora