Extra

726 39 15
                                    

“Ese stronzo di merda” es el pensamiento de un enojado Copia caminando por los pasillos del ministerio. Es un insulto qué siempre a cruzado por su mente cada vez que esta enojado con cualquier persona, incluido Terzo. Desde que su relación se fortaleció, se lo llegó a decir algunas veces en su cara, ya sea a modo de juego o en momentos similares a este.

El cariño que le tiene es muy grande, pero siempre siente una gran molestia cuando alguien interrumpe los días de mucho trabajo, no había problema si él mismo lo permitía, como todas esas veces antes de ir con la banda de gira, en la que Terzo siempre quería hablar, aunque por sus nervios no hablaran mucho. Pero en esta ocasión es distinto, tuvieron que postergar una reunión solamente porque esta indispuesto por las mañanas y prefiere seguir durmiendo, algo que veces como esta le afecta en su larga lista de trabajo.

Tuvo que hacer cambios en el orden, solamente en lo que podía, pero no donde su trabajo involucra a alguien más. Apenas empezaba a hablar con una de las hermanas del pecado encargada del orfanato, cuando fueron interrumpidos por un ghoul de Papa Emeritus I. Teniendo así que posponer el informe que le daría la mujer frente a él.

La reunión originalmente sería a las 7, y siendo las 11:30, apenas daría comienzo solo porque llegó Primo. Terzo siempre quiere mantener una buena imagen con el hombre, inventando alguna excusa para no quedar mal. Al ser criado más por él que por su propio padre, es al único que le guarda gran respeto.

Una vez que entró a la sala de reuniones, saludó a todos con una sonrisa y se sentó en una de las sillas qué todavía estaban disponibles. De su lado izquierdo estando Saltarian y del otro, el cardinal qué hace 3 meses le ganó el puesto de “mejor empleado del mes”, cabe aclarar que solo fue por esa ocasión.

Cuando llegó Terzo, entró con la elegancia qué lo caracteriza y una sonrisa en sus labios.

—Me disculpo por los inconvenientes causados al no poder a la hora acordada.

Sin voltearlo a ver —hecho que notó Terzo— Copia se preguntó cuanto tiempo habrá ensayado aquellas palabras, hasta que se escucharán lo suficientemente convincentes para Primo.

—Estuve ocupado cerciorándome qué todo este en orden en el orfanato —a mitad de su excusa, el castaño le devolvió la mirada, pero una de molestia, cosa que lo hizo desviar la mirada.

A escuchado las innumerables excusas qué ha dado, desde que llegó al ministerio y conoció a Terzo, pero en esta ocasión al escucharlo usar como excusa el orfanato y más aún cuando él mismo estuvo hablando con la que esta a cargo, hizo qué su molestia volviera a aparecer.

III se sentó frente a Copia, sonriéndole nervioso, consciente de su molestia. Después de todo, hace unas semanas se lo había mencionado, pero después de desvelarse jugando el videojuego qué le mostró el castaño, lo único que tenia en mente cuando despertó por su alarma, era seguir durmiendo. En esta ocasión podría culparlo a él ¿verdad? Si no hubiera conocido ese videojuego, la reunión pudo haber sido a la hora acordada al no desvelarse.

Luego de un rato, desistió de culpar en su mente a Copia al ver las carpetas qué están bajo los brazos del hombre. Más tarde se disculpará con él.

Imperator empezó hablando sobre todo lo económico referente a la banda y las grandes cantidades de gente que han atraído. Terzo hablando cuando lo creía necesario y Copia cada vez que Imperator le preguntaba algo.

El actual Papa hace un gran esfuerzo por prestarle toda la atención a esa mujer, tratando de no mostrar cuanto le aburre escucharla por si en algún momento lo mira Primo. La ve hablando del gran trabajo que han hecho todos para que se escuche la palabra de su señor.

Help me, mio caro | Copia x TerzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora