No recuerdo bien como terminamos hablando aquella noche, sólo recuerdo que ansiaba oír tu voz, aún que fuese la última vez, y que lloré. Lloré muerta de vergüenza y rabia porque tuvieras que escucharme.
Recuerdo con poca claridad cuál fue el tema de la disputa, ya que sólo podía pensar que te perdía, que te había perdido hacía mucho tiempo y que jamás volverías.
Lo único que recuerdo con claridad y sin distorsión, es que aquella noche, algo murió en mi.No sólo que algo había muerto, no, eso no era todo. También escuché como mi alma y mi corazón se partían dolorosa y lentamente.
Y no sabes lo difícil es tratar de continuar sin ti, tratar de seguir cuando vienes y te vayas velozmente para tratar de intercambiar una vacías palabras conmigo. No sabes lo que es levantarme cada día, y recordar cual fue tu cara al marcharte en la parada de metro. No sabes lo que tratar se acordarme de tu preciosa sonrisa, y que por mucho que lo intente, no consiga acordarme. Hace tanto que no la veo..tu sonrisa digo.
No sé sí con esta situación me he vuelto más fría, más distante y más cerrada, o si me he hecho más fuerte; sólo se que cada día me veo más débil.
Débil por no poder hablarte, débil por no querer molestarte, débil y más débil cada día.Y no quisiera interrumpir tu vida para que leas estas palabras, no quiero ni que las leas. Sólo quiero tenerte, dejar de necesitarte y dejar de quererte en la forma en la que lo hago.