Todos estamos marcados por la vida, todos. Unos de forma psicológica y otros, porque alguien o algo le ha marcado. Sin embargo, no son las únicas marcas que la vida te deja, a veces, y sólo a veces, la vida te marca tanto que te deja cicatrices en tu piel para que te acuerdes que lo puta que a veces que puede llegar o lo difíciles que pueden llegar a las situaciones.
Yo no sé como os ha marcado a vosotros la vida, pero a ella la vida le marcó de la tercera forma. No es que ella lo haya buscado, ni mucho. ¿Se lo merecía? Probablemente no. Pero aún así, hubo situación que podían con ella, que podían con sus lágrimas, con los ataques de ansiedad e incluso con la depresión.
Vivía en un mundo negro, oscuro. Pero daba igual, porque así es como se sentía ella. La depresión había invadido su espacio más personal, más íntimo, y pasó de ser aquel rincón personal a consumirla entera. aya no había rastro de felicidad en su cara, no había gasto de vida en sus manos, no había rastro de belleza en sus ojos. Sólo había marcas de lágrimas, ojeras grises y lo que más llamaba la atnción, una enorme sonrisa. Pero lo que ellos. o sabían, es que era falsa.
Ya no importa si está bien o está mal, o si sigue teniendo cortes en sus muñecas o si las cicatrices han comenzado a desaparecer. Lo que importa es que ella sigue mal, y nada parece que pueda cambiar.