La noche cristalina dejaba ver un brochazo de estrellas, las aves volaban ala con ala debajo de la hermosa noche, las cúpulas puntiagudas junto a los vitrales y sus puertas de gran tamaño creaban una paz visual que pocos lugares lograban.
Repleto de gente de gran dinero pero con trabajos cuestionables, matones que trabajaban para gente importante, asesinos a sueldo y gente de la alta sociedad se reuninan a una fiesta, posiblemente se creo para festejar que seguian vivos y no fueron victimas del enemigo. Todos con trajes y vestidos iguales buscaban recuperar o recordarse a ellos mismos que se siente tener un poco de humanidad. Al entrar, lo primero que se veia era una mesa enorme con mascaras, cuando todos llegaron las luces se apagaron y todos agarraron una mascara y se movieron por el lugar en completo silencio, otra gente decidia no colocarse una mascara y otros iban directo al bar para desahogar sus penas y presumir sus sucias victorias. Al prenderse las luces, todos se repartieron por los cuartos y pasillos de la mansión.
La mujer de mascara azul con ornamentos dorados bajo las escaleras con su vestido color rubi que sobresalia de los vestidos dorados y negros. Frente a ella un hombre grande con los musculos marcandose en su traje negro con una mascara color vino, bailaron sin decir una sola palabra, ya que un solo sonido podia ser identificado por el oido más desarrollado, con el tiempo la dama de mascara azul se acercaba poco a poco a los labios con cicatriz de aquel caballero rubio, pero antes de que algo ocurriera las luces se apagaron, dando fin a la fiesta. Al prendrse las luces aquel hombre desaparecido dejando la mascara en el suelo.