En estos meses me he sentido tan feliz, esperando salir de clase para estar juntas, compartiendo momentos increíbles ya sea cocinando juntas o viendo alguna película, mentiría si dijera que no me comen en vida mis nervios pero cada día decido enfrentarlos para poder ser una mejor versión de mi y luchar por lo que tenemos.
Jamás esperé que yo le llegara a gustar, no después de tantas idas y venidas, ella es tan hermosa, puede que no me crea cada vez que se lo diga , pero la verdad es que lo es, se ha convertido en mi musa, una chica esculpida por los dioses griegos. Debería ser ilegal ser tan sexy.
Es tan graciosa, comprensiva que solo con sonreír ya me hizo el día, es valiente y un gran ser humano, cuando la veo dormir tan tranquila y aferrándose a mi no logro entender como no la valoraron antes, como pudieron lastimarla tanto si ella vale oro.
No es codiciosa, es fuerte y trabajadora, con un corazón más grande que el universo. Sus responsabilidades a menudo la dejan estresada, pero siempre se las arregla para conseguirlo todo. Da y da hasta que no tiene nada más que dar y su mayor debilidad es preocuparse demasiado.
Todo eso y más me ha enamorado de Taylor, me tiene a sus pies, jamás he sentido esto por nadie más, ahora solo quiero que esté conmigo a pesar que no le prometo una relación perfecta, habrá días buenos y malos, pero no me separare de ella nunca.
—¿Que te gustaría hacer mañana? —me preguntó sacándome de mis pensamientos.
—Comerte a ti... llena de nutella —bromeé.
—¿Yo seré tu pastel de cumpleaños? —empezó a reírse mientras negaba— pongámonos serias, mi amor.
—Oye, ese sería un postre muy delicioso. —sonreí inocente— Yo no suelo celebrar muy elaborado mi cumpleaños, con saber que estaré contigo y comamos un pastel de leche condensada y ciruelas, seré feliz.
—Lo tendré en cuenta —murmuró antes de dejar un beso en mi frente— aunque ya hablé con Alice y me ha dado otros tips para usar a mi favor.
—No metas a mi abuela en tus planes... o yo haré lo mismo con tus padres.
—Pero si ya lo haces —se quejó en un puchero— tienes conquistada a toda la familia Lancaster.
—Jugué bien mis cartas.
Dije antes de subirme a horcajadas en sus piernas y empezar a besar su cuello, este era su punto débil y sabía que si empezaba a estimular allí muy seguramente terminaríamos en mi habitación.
Amaba la química que teníamos y esa mezcla de pasión y romance se volvía una bomba letal, porque no podíamos cansarnos de nosotras, de entregarnos a ese huracán de sensaciones que nos hacían tocar el cielo pero sentir que las llamas del deseo nos quemaban.
Mi cumpleaños me lo pasé entre los mimos de Taylor, mi abuela le había contado absolutamente todo lo que me gustaba y ella se había encargado de consentirme a más no poder, desde mi pastel favorito hasta la comida que ella solía prepararme desde que era pequeña.
Las luces de navidad decoraban la sala y el arbolito de navidad le daba ese toque hogareño a mi casa en Big Bear Lake, no podía creer que llevará la mayoría del año aquí encerrada, pero los meses no se habían sentido gracias a la compañía de mi novia.
Seguía sorprendiéndome como todo había encajado perfectamente después de que confesáramos lo que sentíamos, incluso había llegado a la conclusión de que todas nuestras peleas en realidad era la forma que teníamos de liberar la tensión que existía entre nosotras.
Habíamos dejado el televisor encendido para ver cómo caía la famosa bola en Time Square que anunciaba el inicio de un nuevo año, previamente había llamado a mi abuela para desearle un nuevo año ya que no quería hacerlo cuando las líneas telefónicas colapsaran, ella estaba pasando las fiestas con la familia de Taylor ya que ambas vivían en Los Ángeles y sería menos arriesgado de obtener una multa a que nos vinieran a visitar aquí.
Villancicos sonaban de fondo mientras junto a Taylor estábamos sentadas en el sillón disfrutando de un abrazo que nos transmitía calor y el espíritu navideño que necesitábamos, no eran necesarias las palabras porque en una mirada podíamos decir y sentir todo lo que queríamos expresarnos.
—Taylor...
—¿Que pasó, princesa?
—Hoy quiero decirte que te quiero mucho y recordarte la maravilla de muier que eres, hoy estamos aquí gracias a tu humanidad, yo estoy aquí por ti y quiero darte las gracias por haberme apoyado en todo desde el minuto uno de esta pandemia, por favor nunca olvides que brillas más que una estrella.
—Josie... —dijo con una sonrisa mientras lagrimas intentaban escapar de sus ojos— A mi parecer tenemos una conexión de esas que ya no existen, porque mi alma sin querer busco a la tuya, siempre sentí que algo me faltaba pero nunca había entendido que era hasta que llegaste tu y cambiaste mi vida.
Magia, eso sentía al escuchar lo que Taylor me decía, no podía contener las lágrimas de felicidad que se deslizaban por mis mejillas, ella empezó a limpiarlas y yo también las de ella mientras nos íbamos acercando para compartir un beso dulce y lleno de amor, del amor que sentíamos la una por la otra y que ya no éramos capaces de contener o disimular.
De fondo se escuchaba como daba inicio la cuenta hacia atrás pero yo solo podía concentrarme en las sensaciones que me producía Taylor, como entre sus brazos me sentía amada y segura, estábamos en una guerra para ver quien tomaba el control, pero el aire empezaba a faltar y el beso se fue transformando en pequeños picos que dejábamos en nuestros labios.
No fue hasta que escuchamos que el televisor anunciaba que el año se terminaba que nos detuvimos para regalarnos una sonrisa que se transformó en risas y un abrazo que significaba todo lo que sentíamos.
—Feliz Año Nuevo, Tortuguita.
—Feliz Año Nuevo, mi amor.
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Tiéntame las Ganas
Romance。 ☆ 。 ☆。 ☆ ★。 \ | /。 ★ Josie Carey y Taylor Lancaster tiene un par de cosas en común y una de ellas es ser tercas a más no poder. Alumna y profesora tendrán que atravesar muchísimos problemas y una batalla de egos para poder congeniar y que p...