—¿Me llevaran a verlos? —Coryanne sonrió con emoción, viendo expectante a ambos niños, que se veían nerviosos entre ellos.
Joffrey supo que sus sobrinos se habian metido en problemas. Más por las palabras que buscaban para justificar su atrevida oferta.
—Sí, princesa, solo que…
—Debemos avisar a nuestros padres primero —terminó la frase Laenor, tomando la mano de Aenys, que ensanchó su sonrisa.
—Sí, les pediremos permiso. Ya volvemos.
—No van a volver, ¿verdad? —Coryanne se sentó a su lado, ambos observando como Daeron le explicaba la forma de usar la ballesta a Corlys, que se veía feliz de aprender a usarla.
Fue un obsequio de Coryanne, que entregó luego de que Rhaenyra la llevara a sus aposentos y se le terminara de presentar al resto de sus nietos. En los que destacó Corlys, que apenas la vio, corrió a abrazarla. Llamando la atención de los más pequeños, que fueron amables ante los obsequios. El primero en pedir usar lo regalado fue su pequeño sobrino, que de la mano de la princesa dorniense, fueron al patio de entrenamiento, donde dio sus primeros tiros.
Eso le dio a entender a Joffrey el porqué no fueron en su búsqueda luego de desaparecer, sin dar mucha explicación, en la recamara de Daeron. Más cuando él debía ser el anfitrión el resto de la estadía de la princesa dorniense en su casa. Ahora debía agradecer a Corlys por mantener entretenida a la Reina, como a la invitada, el tiempo que demoraron en terminar su encuentro amoroso.
—Lo más seguro es que no. Lamento que te emocionaran con una visita a Pozo Dragón —se disculpo de antemano. Sabía que sus hermanos no dejarían ir a sus hijos con la dorniense a la que no le temblaría la mano en apuñalarlos si la desafiaban.
Era consciente de los murmullos que se dijeron apenas Coryanne abandonó el salón al acabar el banquete. Como sabía que no bastarían solo sus hombres para defenderla si en caso Cregan Stark quería tomar venganza por lastimarlo con las dagas.
—Se merece todo el daño que Cregan quiera hacerle. ¿Te imaginas que hubiese pasado si esas dagas impactaban en mí o en Jace? —escuchó a su tío Aegon quejarse de camino a su recamara, hablando con Aemond, que iba en silencio a su lado. Joffrey estuvo a nada de recriminar sus viles palabras, cuando Daeron lo detuvo, llevándolo lejos de sus hermanos.
—No lo merecen. Dejalos hablar. Ambos sabemos quién saldría verdaderamente perjudicado de esa “venganza”, ¿verdad?
Joffrey no dijo más y se dejó llevar en silencio a su recamara, donde pasaron la noche juntos.
De todas formas era un poco injusto que fueran Aenys y Laenor quienes la emocionaran en conocer a un dragón que muchos no habian visto desde hace mucho. Ni siquiera él fue testigo del glorioso momento en que llegó a la capital guiado por su sobrino y los dos adultos que lo acompañaron. Aún seguía reacio a creer que Vermithor estuviera sobre la Colina de Rhaenys.
—No voy a negar que hubiese sido emocionante ver a ese magnífico dragón que nadie vio durante años. ¿Es cierto que está ahí?
El tiro casi perfecto que lanzó Corlys al muñeco de entrenamiento, su nuevo objetivo, fue celebrado por ambos. Daeron volvía a explicarle como cargar la ballesta.
—Siendote sincero, no lo sé. Justo por esas fechas trataba de retomar mi relación con Daeron —ambos voltearon a ver al nombrado, que ahora le ayudaba a apuntar a un nuevo punto a su sobrino —. Solíamos permanecer encerrados en su recámara la mayor parte del tiempo. —Coryanne lo miró asombrada, comenzando a sonreír de forma pícara —. No. No es lo que estás pensando. Solo hablábamos.
ESTÁS LEYENDO
Nadie me ama como lo haces tú
Fiksi PenggemarJoffrey regreso a la capital para celebrar la Fiesta de la Primavera. Y recorriendo los pasadizos de la Fortaleza Roja, comenzara a recordar acontecimientos importantes que vivió con su tío favorito: Daeron. Shipp DaeronxJoffrey Mención de Lucemond...