Calor

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- Creo que soy capaz de comer solo -

- no le quites lo divertido al asunto, Endeavor san-

Keigo sostuvo la cuchara con sopa frente a la boca del mayor y después de unos segundos este finalmente la abrió, comiendo la sopa

- lo ves, no era tan difícil-

Siguió alimentándolo mientras estaba sentado a su lado en la cama, el ambiente era muy íntimo aunque en diferente forma para ambos, a Keigo le satisfacía cuidar de su persona más importante, era una forma de demostrar su amor y hacerle saber que estaría con él en las buenas y en las malas, para Enji fue algo nuevo y agradable, nunca habían cuidado de él de esa forma ni siquiera cuando era un niño, aunque su madre era una mujer dura, nunca lo maltrato o hizo sentir mal, si era algo distante con todo mundo, su esposo e hijo incluidos, Oiwa Todoroki era un muro de hielo difícil de escalar, su única preocupación en la vida parecía ser la esposa perfecta, con una casa impecable y parada en silencio tras su esposo, en realidad, Enji no recordaba haberla visto sonreír alguna vez, en cuanto a su padre...

La familia Todoroki era el perfecto ejemplo de la tradicional familia japonesa, el padre estoico entregado a su trabajo, la esposa sumisa y el hijo varón en donde recaía el peso de las expectativas, no tenía derecho a equivocarse ni a mostrarse vulnerable, Enji había sido criado para ser un hombre recto, sin debilidades y aparentemente, sin sentimientos

- ¿te gusto? - pregunto Keigo con una sonrisa mientras dejaba el tazón ya vacío en la mesita junto a la mesa

- tan delicioso que me pregunto... ¿donde lo compraste? -

- ya te dije que lo hice yo ¿por que no me crees? -

- no pareces el tipo de chico que sabe usar la estufa, sinceramente -

Keigo soltó una carcajada, se acomodó en la cama  para recostarse mejor y apoyo su cabeza en el hombro de su novio, su mano vagaba libremente por el pecho de Enji, jugando con los botones de su camisa

- no es algo que suela presumir, pero tengo habilidades culinarias, aprendí a cocinar desde los trece -

- ¿no eras muy pequeño para eso? -

- no en el lugar donde estaba...viví en una casa hogar para niños con "problemas familiares", los menores de trece se encargaban de la limpieza y los mayores cocinabamos -

- ¿como llegaste ahí? - pregunto Enji con voz suave, su mano rozo la de Keigo, acaricandole

- Habiamos pasado un año horrible, desde que encarcelaron a mi "padre" no tuvimos a donde ir ni con quien recurrir, vagamos por meses hasta que servicios infantiles nos encontro, mamá fue llevada a una clínica de rehabilitación y yo tuve que quedarme ahí -

- lamento oír eso -

- no fue tan malo a decir verdad, gracias a servicios infantiles obtuve educación, además me ayudo bastante a obtener la beca que tengo ahora, mi madre también mejoro...bueno, en lo que cabe, ella aun está en la clínica de rehabilitación, pero a mejorado mucho, incluso es asistente de enfermería-

- ¿la has visto? -

- a veces hablamos por teléfono, pero sé que ella pospone el encuentro tanto como yo, creo que se debe a que ahora que nuestras vidas han mejorado un poco, nos incomoda vernos y recordar lo mal que estábamos y que ninguno podía salvar al otro, es vergüenza y ninguno de los dos puede lidiar con eso ahora -

Enji abrazo más a Keigo contra él en señal de consuelo, lo dejo apoyar su cabeza en su pecho y acaricio sus rubios cabellos, se quedaron en silencio abrazados mientras disfrutaban de su calor, del consuelo y mutua compañía hasta que se quedaron dormidos

Vida PropiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora