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Cʜᴀɴᴇʟ Rᴏᴜx

Estábamos en el Garden, el restaurante en el que habíamos quedado con Johnny.

—¿Dónde está mi padre?—me preguntó Robby.

—Debe estar al llegar—respondí.

Robby comenzó a mirar la carta mientras que yo observaba la puerta esperando a que Johnny apareciera.

—Creo que voy a probar esta pasta—dijo señalando en la carta.

—Tiene buena pinta—comenté.

Levanté mi vista de nuevo pudiendo ver cómo Miguel entraba al restaurante.

Mierda, Johnny todavía no había llegado.

Noté como Robby a mi lado dejaba la carta, con fastidio, sobre la mesa al notar la presencia de Miguel.

—¿Tu padre también te ha invitado?—le preguntó Miguel.

—Sí—respondió.

—Y no te dijo que yo venía...—continuó Miguel.

—No—contestó Robby, levantándose.

Tomé el brazo de Robby deteniéndolo haciendo que me mirara confuso.

—Ey, ey—habló Johnny mientras llegaba—. ¿Adónde vais? Sentaos. Escúchadme.

》Sí, os hemos engañado para traeros. Después de veros sabía que no vendríais solos. Y como lo de México pareció un paso en buena dirección, creí que estaría bien hacer otro viaje.

—¿Un viaje?—cuestionó Robby—. ¿A un centro comercial?

—Tu cuerpo está en el centro comercial—habló el camarero—, pero tus papilas gustativas van a recorrer Italia. Ellos saben de lo que hablo.

Miré a Robby con una sonrisa y este me devolvió la mirada no muy contento.

》De igual adónde vayamos: nos espera la cuna del placer culinario. ¿Queréis una pasta Alfredo? Vamos a Roma. ¿Raviolis? Pues a la Toscana. Pero hay que volver aquí a por la lasaña de chocolate. Es como el béisbol y los vasos gigantes: solo en Estados Unidos.

》Os voy a traer pan recién salido del horno. Vuelvo enseguida. No tardo.

—Venga, chicos. ¿Se esfuerza y vosotros con ese careto?—preguntó Johnny.

—No es por él—habló Miguel.

—Esto no lo arregla el pan—continuó Robby.

—Lo dices porque no has probado el de aquí—comenté.

—Un solo bocado y olvidareis por qué os peleasteis—continuó Johnny.

—No lo olvidaré en la vida—dijo Miguel.

—Ni yo—respondió Robby antes de que ambos se levantaran para irse.

Suspiré.

—Podéis quedaros—dijo el camarero dejando el pan sobre la mesa.

—Gracias—dije.

[...]

Llegué de nuevo con Johnny a su casa, me dirigí a la habitación de Robby.

Lo vi tirado en la cama escuchando musica con sus auriculares, al verme se los quitó.

—Debiste haber cedido—mencioné.

—Ya claro—dijo sarcástico.

—¿Estás enfadado?—le pregunté pero él no contestó.

ᴀ ꜰ ᴛ ᴇ ʀ  ʜ ᴏ ᴜ ʀ ꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora