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Dos meses después, las redes sociales se llenaron de información sobre el viaje que tendría Xiao Zhan a Shanghái. Se quedaría solamente dos días. No era la gran cosa, en realidad, porque él viajaba constantemente, y se deducía que iría por motivos profesionales. De todas maneras, Internet se llenó de especulaciones.

Sin embargo, Xiao Zhan no fue a Shanghái. Estuvo en el aeropuerto, sí, y llevó maletas y lo vieron allí. Pero una hora después estaba en una camioneta con rumbo a la casa que Yibo y él habían comprado.

Hacer esa pequeña jugada había costado mucho tiempo y una exagerada atención al detalle. Era algo que debía ejecutarse a la perfección o no debía hacerse. La meta no había sido propiamente que él y Yibo pudieran encontrarse, aunque eso se logró también. El objetivo era averiguar si era posible plantar una noticia falsa.

Xiao Zhan estaba sorprendido dentro de la camioneta, completamente cubierto con gorro, mascarilla y lentes de sol, sintiéndose más libre de lo que nunca se había sentido. No dejaba de mover las piernas, inquieto. Yibo lo estaba esperando en la casa. Era la primera vez que la veía. Yibo le había enviado fotos, sí, pero era diferente estar allí, y además estar en ella con Yibo.

Abrió la puerta de la casa con su propia llave. Era una pequeña puerta de madera gruesa y muchos cerrojos, algo sencillo pero seguro. La puerta daba a un garaje techado, y luego a la puerta de la sala de estar. Reconoció los sofás grises que estaban allí, porque él mismo los había elegido por fotografía, y su asistente los había comprado. Y sentado en uno de los sofás, con gesto nervioso, estaba Yibo, quien volteó a verlo apenas escuchó el ruido de la puerta. Ahí estaba esa expresión feliz y desorientada que tanto le gustaba. Xiao Zhan sonrió ampliamente. Tenía consigo la maleta que llevó al aeropuerto, que contenía cosas para quedarse un par de días. La tiró al suelo y se precipitó a los brazos de Yibo. Él lo sujetó con mucha fuerza, rodeando sus omóplatos, hundiéndose en su cuello.

—Lo conseguimos, Didi —decía Xiao Zhan—. Lo conseguimos.

—Lo sé —le respondió Yibo—. He estado revisando las redes sociales. Nadie tiene la menor idea. —Lo abrazó más—. Funcionó.

Se habían extrañado profundamente, así que se quedaron abrazados por largo rato, estrechándose y tocándose.

—¿Estás bien? —preguntó Xiao Zhan. Había notado que Yibo tenía los ojos brillantes.

—Estoy bien —dijo él—. Es solo que... por una vez las cosas están saliendo como deberían.

Xiao Zhan tomó su rostro entre sus manos y le dio varios besos en la boca, con insistencia, como para asegurarle que estaba allí, que todo estaba bien. Lo volvió a abrazar.

—Vamos, tienes que enseñarme la casa —dijo Xiao Zhan, apartando a Yibo. Le sonreía mientras hablaba.

Yibo asintió. Todavía tenía los ojos brillantes.

La cocina estaba equipada con algunas cosas básicas. Xiao Zhan, de los dos, era el que tenía más experiencia cocinando, así que él había hecho una pequeña lista de cosas que luego su asistente compró. Había una habitación en el primer piso, que por ahora iban a usar como depósito. Entre la cocina y la sala había una escalera a la segunda planta, donde estaban el resto de las habitaciones. Yibo tomó a Xiao Zhan de la mano y subieron las escaleras corriendo como niños. La habitación principal tenía las paredes pintadas de color azul oscuro, y tenía algunas repisas vacías en las paredes. Tenía además una mesa de noche, una cama muy amplia y un walk-in closet. Faltaba poner alguna decoración. Xiao Zhan no había terminado de mirar alrededor cuando Yibo lo empujó a la cama, y le dio un ataque de risa mientras sentía el peso de Yibo sobre él.

Cuando no te tenía [Yizhan/Zhanyi] (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora