DILYS ODETTE
Corrí escapando de Alex, mi hermano, entre risas por los pasillos. Llegué al patio lleno de árboles, estaba rodeado de paredes y techo de vidrio, el trabajo de papá tenia un huerto que nadie usaba ya del cual Alex no sabia
Me metí en un túnel, que daba al exterior, después de un par de semanas aquí encontré un pequeño túnel que daba a un pequeño bosque, solía venir aquí a relajarme. A veces pensaba en escaparme, pero no valdría la pena
Me senté en un árbol, Alex jamás me encontraría, y en parte, ese era el punto,
A veces necesitamos estar solos para convivir con nuestros propios demonios y hacerlos nuestros amigos.
La ligera brisa corría suave por el lugar, me senté a la sombra de mí "árbol favorito" era el más alto de todos, podías hasta sentarte allí, las hojas bajo mis pies crujían, y el agua del pequeño lago corría lento adelante de mí.
Apenas llevaba un par de semanas aquí, y ya extrañaba a mi padre, habia tomado este tranajo hace poco y estar con la niñera era sumamente aburrido, este lugar era vacío, lleno de paredes blancas, iban y venían personas.
Me perdí en mis pensamientos, hasta quedarme dormida en aquel lugar, pero eso no duro mucho, me desperté de un salto al oír un ruido, acompañado por el sonido de las hojas secas pisoteadas y un par de ramas rompiéndose.
Me voy lo más rápido que puedo y me escondo tras el árbol más cercano y grande que encuentro. El miedo corre por mis venas, nadie puede descubrirme, no sé lo que puede pasar si alguien me ve, pero sabía que sería grave, se supone que debiamos quedarnos en el area de niños
Los pasos se hacen cada vez más fuertes y cercanos, mi corazón quiere abandonar mi pecho y un nudo ahoga mi garganta, puedo sentir mis latidos y mi respiración como nunca antes lo había hecho.
Cuando asomó mi cabeza veo a un niño. Parece de mi edad, su pelo es muy negro puro con ondas, contrastada con su piel blanca, camina con un porte arrogante, como si quisiera demostrar ser mejor. El niño mira hacia los costados y al creer estar solo sus ojos grises se tornan tristes, solitarios, como si estuviera roto y destrozado por dentro, conozco bien esa mirada, ya que la veo a diario cuando me miro al espejo.
Me le quedo observando un par de segundos me dio mucha pena y no pude evitar sentirme identificada con él.
Pero de pronto recuerdo que no debo estar aquí y mucho menos alguien puede verme, así que doy mis primeros pasos para retirarme, tengo que cruzar por detrás de aquel árbol donde el niño se encontraba sentado. Cuando doy unos pasos pensé que lo estaba logrando, hasta que me tropiezo con una de las enormes raíces que sobresalían de la tierra.
Caí de rodillas y el ruido fue inevitable, aún así rogaba que aquel niño no haya escuchado nada. Obviamente, eso no fue así, en cuanto caí el niño grito con un tono asustando, pero intentando ocultarlo y pretendiendo ser valiente.
—¿¡Qui-Quién anda ahí!? —Dijo el niño que no pudo evitar tartamudear.
El niño se acercó lentamente hacia mí, yo levanté mi cabeza aún tirada de rodillas en el piso, él apretó su puño con el brazo temblando.
—Ho-Hola —Dije tímidamente, sin saber que hacer, estaba muy nerviosa, asustada, no acostumbró a hablar con nadie, estaba llena de miedo, pero intente no demostrarlo aunque por primera vez fallé.
El niño pereció notar que no le haría daño y que se trataba de una niña aparentemente inofensiva, se acercó. Por alguna razón me sonrojé, me dio mucha pena que me vieran tirada en el piso.
No pude evitar oler su perfume era algo peculiar, tenía un olor particularmente agradable, era fresco y lindo, aunque también transmitía frialdad y algo de arrogancia.
—¿Hola? —Me dijo extrañado mientras me extendía su brazo para levantarme. Me apoyé en su brazo y me puse de pie sin levantar la mirada
—Hola —Pasé saliva
—¿Estás bien? —Preguntó viéndome
—No, si, Amm... Yo —Él rio— Estoy bien —Dije con las mejillas rojas
Ese momento fue algo raro, estando de pie alcancé a notar que solo me pasaba por unos centímetros, en mi garganta se hizo un nudo, sentía una mezcla entre nervios y miedo.
—Mmm —Dijo el chico rodeándome— ¿Qué haces aquí, linda?
—Debería preguntar lo mismo
—¿No quieres saber quién soy? Seguro ya lo sabes —Dijo arrogantemente a lo cual yo reí
—Pues... Creo que tú deberías saber quien soy yo, lindo —Lo vi desafiante a sus particulares ojos grises
—Arrogante —Paso su lengua por sus dientes inferiores y luego sonrió
—Es estúpido poner máscaras ¿Verdad? —Sonreí
—Tienes... —Se acercó a mí, al instante me puse nerviosa, aunque él no demostraba expresión alguna— Una hoja
—Ah sí... —Dije cuando él me la dio
—¿Y dime que haces aquí? —Levanto la cabeza levemente
—Eso a ti no te importa. Ahora dime, ¿Qué haces tú? —Levanté mi mirada a la suya
—Yo...
Entonces ambos escuchamos unos pasos, él inmediatamente tomó mi mano y corrió hacia la salida. Su tacto era frío, pero no duro mucho su mano con la mía, ya que en el momento que cruzamos el túnel caí sobre él.
—Amm... Perdón —Dije levantándome y extendiéndole la mano
—No me darás las gracias —Dijo orgulloso
—¿Gracias? No necesitaba tu ayuda —En realidad si, pero no lo admitiría
—Arrogante
—Quieres...
—¡Deimon! —Una voz adulta lo llamo, al girar mi cabeza un hombre, de semblante serio y arrogante, se acercaba a nosotros, tenía su cabello blanco a diferencia de ¿Deimon? Al menos así lo había llamado, piel lechosa, y un par de arrugas. Asumí que era de su familia —¿Qué haces con... —Yo hice una mueca tímida
—Per-Perdona padre —Dijo Deimon, el hombre lo tomo del brazo, y se lo llevo a cinchones
—¡Te dije que no actuaras sin mi permiso! No haces nada bien Deimon
—¡Te encontré! —Dijo Alex
—Sí... Sí... Me encontraste —Dije desconcentrada
—Perdiste —Dijo victorioso— Vamos 1 a 43... Es un avance
—¡Esa no cuenta! —Dije cuando volví a la realidad
—Dilys, Alex, a la zona de niños
—Vamos. Será divertido ganarte de nuevo
—Camina idiota
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A punto de colisión #0
Ficțiune adolescențiAhí veces en las que sabemos que todo está a punto de explotar, pero no sabemos cuándo ni como. Sentimos que nuestra vida va en cámara lenta y lentamente vamos caminando hacia el final. Cuando algo colisiona, todo a su alrededor se destruye. Cuando...