No sabe como termino ahí, bueno si sabe como llego ahí pero no exactamente como llego a esa cama con sabanas blancas y desnudo.
Recuerda haber salido huyendo de la universidad, subirse al automóvil del profesor Marco y emprender la huida, pero el como llego a esa cama es un misterio que por el momento no razonaba su mente al verse abrumada por tanto placer.
Marco succionaba uno de sus pezones como si de el fuera a brotar leche, mientras su mano derecha pellizcaba y jugaba con el otro pezón.
Lentamente fue soltando el derecho para proseguir con el izquierdo y viceversa, era un festín que el pelirubio se estaba dando a costa del placer de Ace.
-no dejas de decir basta pero tu cuerpo me exige más- murmuro Marco para si mismo mientras deslizaba su mano por el tonificado cuerpo de su alumno, subía y bajaba por su espalda y antes de llegar a sus glúteos se detenía y regresaba por donde ya había marcado.
Cada succión, toque, susurro o simplemente la respiración de Marco, mandaba a Ace a un torbellino de placer absoluto, donde no había algo claro.
Marco no pudo contener una sonrisa. Soltando ese pequeño pezón, emprendió camino hacia el cuello del pelinegro. Coloco las manos a ambos lados de su cabeza. Ace se esforzaba por controlar su respiración.
-no sabes cuanto había soñado por tenerme en mi cama- comento él
Ace no procesaba lo que acababa de escuchar
-¿qué?¿cómo?- de nuevo Dios no le daba el don de formular una pregunta coherente.
-¿Tanto te ha gustado el juego previo?- la sonrisa de Marco cada vez era más grande.
-yo...no se como- Ace seguía intentado recobrar el aliento
-¿Enserio?- Marco siguió besando su cuello y rozando con sus dedos los labios carnosos de ese adonis que estaba bajo él.
-beso- rogo Ace nublado en el placer blindado
Marco no se hizo de rogar, tomo esos labios rojos como cerezas. Saboreo primero el superior, lamio de lado a lado, después paso al inferior repitiendo el mismo proceso, con la diferencia que esta vez si mordió con precisión, provocando que saliera un hilo de sangre que inmediatamente se mezclo en la boca de ambos.
-mg.....ahhhh-Ace no podía formular pensamiento alguno, ese beso lo estaba llevando a un limbo de placer que jamás creyó probar, y eso que aun no tenían sexo como tal. En su afán de querer sostenerse de algo, coloco ambos brazos alrededor de la espalda de Marco.
La siguiente mordida que sintió fue en su lengua y lo hizo ver estrellas.
-no...no-
-Me pregunto que otro lugar te excita...¿esto?-le pregunto y mordisqueo su lóbulo derecho
-No, me...
-¿No?- Marco soltó otra pequeña carcajada profunda y sensual -De acuerdo, entonces probare otra cosa- como Ace se encontraba abierto de piernas , no tardo en hacerse camino en medio de ellas y llegar hasta la entrada de Ace -Vamos a probar esto ¿va?- con una rapidez casi inhumana, abrió ambos montículos de carne y expuso la pequeña entrada del pelinegro.
Ace jadeo y se arqueo, Marco soplo sobre su entrada y comenzó a saborearla durante algunos segundos, mientras Ace enterraba las uñas en la sabana.
Marco levanto la mirada para contemplar el mar de lagrimas, gemidos que era Ace en esos momentos, y el le devolvio la mirada acuosa que en esos momentos tenia.
Ambos buscaban respuestas en el acto y la consecuencia, tal vez unos segundos bastaron para que Ace esbozara una pequeña sonrisa que dio hincapié a Marco para proseguir.
-Esto ahora es mío- susurro el pelirubio, antes de meter dos dedos dentro de Ace.
Y antes de que Ace pudiera gemir o siquiera protestar, Marco tomo sus labios en un intenso beso donde sus lenguas chocaban. Marco movía sus labios de una forma tan salvaje, tan desesperada que podría haberle arrancado los labios a su acompañante.
La boca de Ace estaba siendo saboreada, explorada y casi arrancada de su rostro, pero eso no quitaba lo bien que se sentía. La pasión ardiente y desenfrenada que llevaba ese beso para amortiguar sus gemidos estaba haciendo un excelente trabajo, que ni siquiera sintió cuando otros dos dedos habían ingresado en él.
Ace sabia que por primera vez en toda su vida, estaba sintiendo el placer en su máxima expresión, claro, ya había experimentado placer con sus juguetes y consigo mismo pero eso era diferente. Este placer compartido con alguien era algo totalmente diferente.
Si sentir este placer abrumador con alguien era pecado, se declaraba pecador.
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CHAT EQUIVOCADO
General FictionTal vez fueron las prisas, tal vez fue su mala suerte o simplemente la vida lo odiaba. Una simple tarea que se tenia que enviar y el envió un video que no debía, a alguien que no debía, a una hora que tampoco debía y que no podía borrar.