Esa escencia. . . . no la reconozco ©

2. Sofocante

Im Not The Only One- Sam Smith

❝Tú dices que estoy loco, porque crees que no se lo que has hecho❞

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Desde aquel fatídico día toda la cabeza de Valt estaba hecha un completo desastre respecto a su relación con Shu. Sabia que todo había cambiado, estaba al tanto de que quizás no era el mejor esposo, de que no hacia las cosas bien o de que simplemente no importaba cuanto lo intentara, siempre seria insuficiente para Shu.

¿Desde cuando Shu dejo de buscar su compañía y se refugio en otros? ¿Desde que día a Shu dejo de importarle el gran pacto de amor que los había unido durante tantos años?

Pasaron días de llorar sin parar, sin querer hacer absolutamente nada con su vida.

Su vida dejo de tener un significado desde que se caso. Había llorado demasiado, fue capaz de amar con los ojos vendados y el corazón de la mano, dejo todo lo que amaba locamente por ese hombre; porque nunca conoció a nadie mas que el. 

Shu ya no era suyo, dejo de ser aquel adolescente que tanto amaba para convertirse en el hombre que es hoy, la persona que Valt ya no reconoce.

Valt era muy caldo y Shu era el mismo hielo en persona, dos personalidades completamente opuestas que siempre habían funcionado. Shu era demasiado frio pero tenia una personalidad bondadosa y siempre quiso a Valt por encima de todo, ¿donde estaba aquel hombre del que Valt se había enamorado? ¿a donde se fue? ¿donde esta?

Miro su anillo y no sintió nada mas que tristeza y odio. Finalmente aquel objeto que tanto añoraba y resguardaba, ya no significaba nada. Se lo quito de su dedo anular, viéndolo tan brillante y reluciente en sus manos

Aquello que los solía unir finalmente había dejado de existir. Lo miro de reojo y busco aquella caja en donde estaba guardado.

«—¡Mira Shu! que deliciosos se ven estos panes en forma de osito, debemos comprar uno— Valt miro a través del cristal, donde el panadero sacaba de hornear esos deliciosos panes y los acomodaba muy pulcramente en los estantes.

Shu lo miro y sonrió. —No puedes ser mas glotón, ¿eh?

Valt hizo un puchero. —¡No tiene nada de malo! Son muy ricos y tienen una gran pinta.

Shu apretó su puño, con una pequeña cajita color rojo entre su mano, viendo a aquella persona de la que estaba profundamente enamorado viendo a esos emblemáticos panes. Estaba nervioso, pero debía ser valiente. Se aclaro la voz. —Sabes Valt, he estado enamorado de ti todos estos años, he sido locamente conquistado por ti.... eres el gran amor de mi vida, no tengo duda de eso. Mi vida siempre fue buena.. pero tu la haces única, especial, verdaderamente no puedo imaginarme una vida sin ti a mi lado, yo... no puedo dejar de imaginarme sin tu entusiasmo, sin tu sonrisa, sin cada parte de ti. Te has vuelto indispensable, soy un hombre con un corazón loco, lo se, no puedo creer que te diga esto. Ufff, te amo demasiado y esa es la única verdad. Quiero estar contigo el resto de mis días, quiero ser feliz junto a ti, sentarnos a comer, ir al parque...tener nuestra propia casa. Te entrego mi corazón y el juramento de que siempre vas a ser lo mas importante para mi.

Shu se quedo sin aliento mientras veía a Valt sin palabras, con la gente que los rodeaba boquiabiertos y sorprendidos. Las lagrimas empezaron a brotar de los ojos de Valt y sus  labios temblaron.

—Shu...— Valt tenia una voz rota, conmovido por aquellas palabras llenas de un increíble sentimiento de un amor muy puro.—Claro que si, por supuesto que si.

Shu saco aquella cajita y la abrió, dos anillos relucían frente a los ojos de Valt, su mano fue tomado dulcemente por Shu mientras deslizaba el anillo por el dedo de Valt. Mientras ponían en su pequeña mano la promesa de su amor eterno, beso su frente y lo miro, con un amor difícil de romperse.»

Sus manos temblaron mientras recordaba aquel instante de su vida, donde todo fue mágico, donde su vida había cobrado un sentido diferente, con la persona con la que creía que seria feliz.

Lloro al instante, ¿que había pasado? ¿por que todo se vino abajo? Sus ojos empezaron a hincharse a causa de su llanto. Sintió como el peso de todos estos años siendo un simple mueble mas en su casa deseada se liberaba en sus lagrimas.

Se acostó en la cama, viendo el lado de Shu vacío y arrugado. Con su olor impregnado en el, con su almohada limpia y blanca, casi creía escuchar su dulce y melodiosa voz levantándolo por la mañana.

Se paro de la cama y fue hacia su armario, sintió la suave tela de sus camisas y miro una en especifico. Blanca y lisa, hermosa, impregnada de un olor que no era del detergente, la prueba de la infidelidad de Shu. Ahora ya no era mas que un pedazo de tela roto, tal y como lo estaba su corazón en este mismo instante.

La tomo y paso sus dedos por aquel pedazo de tela, y luego volvió a guardarla para ir a su cama nuevamente. Saco de su bolso aquel anillo, mas pequeño que el de Shu y se acostó en su cama, dejando que el sonido de la suave brisa y lo arrullaran.

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❝Me hiciste darme cuenta de mi miedo mas profundo❞