8. Los sueños como muestra de tus deseos.

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La noche solía ser el momento favorito de Free, era tranquila y llena de paz. Todo dejaba de existir al visualizar la bella luna resplandeciendo con esa luz que lo llenaba de distintas emociones que ni siquiera el sabia que existian.

Eso era lo que a Free de la Hoya le gustaba, el silencio. Su apariencia que resultaba etérea y suave podía simplificar la personalidad del chico, era tranquilo y reservado, pero el llegaba a ser apasionado y competitivo cuando la situación lo requería.

Nunca le molesto la gente ruidosa, solo... le daba igual. No le importaba mientras no se interfiriera con sus entrenamientos. Sin embargo, aquel chico con ese peinado raro y ese extraño optimismo lo hizo cambiar radicalmente de opinión.

Esta bien, se había enamorado de alguien que era lo opuesto a el. Valt era aquella bella rosa que resaltaba por su hermosura y su frescura, tan primorosa que cualquier ser humano desearía tocarla para apreciar mejor a la sublime flor. Y lastimosamente para Free, el no era la excepción. Deseaba tocar a aquel chico, quería acariciarlo y visualizar su atractivo físico. Pero el anhelaba algo mas, quería tocar su alma, estar dentro de su corazón. Quería ser todo para el.

Pero la bella flor tenia a su espectador favorito, a aquel que con su tacto exquisito logro conquistar a la vistosa flor. Y no, para su mala fortuna, Free no era aquel hombre.

¿Sonaba cursi esa ridícula comparación? Si, sonaba muy mal. Simplemente no podía evitarlo, Valt realmente era lo mas hermoso que sus cansados ojos alguna vez pudieron alcanzar a ver.

Free era patético cuando se lo proponía. Y el perfecto ejemplo de eso era su estado actual.

Se encontraba terriblemente alcoholizado, sentado en una banqueta. 

Con el corazón roto.

"Me voy a casar". Esas fueron las palabras de Valt, aquellas que hicieron que la mente de Free se congelara y dejara de funcionar. La frase maldita que hizo que su alma se rompiera.

El realmente amaba a Valt. Dios, todo de el le parecía perfecto, lleno de vida y luz. El puede ser el campeón mundial y haberse ganado la admiración de Valt, sin embargo, hay algo que Free jamas podría llegar a ser. El no era Shu Kurenai. El no hacia que Valt se pusiera nervioso o sonriera sin parar, ni siquiera era digno de aquellas miradas llenas de calidez y amor que su enamorado le lanzaba al albino de ojos rubíes.

Valt lo apreciaba, pero como un simple amigo y admirador. Pero nunca como algo mas. No como el lo queria.

Era un triste amor no correspondido que jamas podría llegar a ser. Era ridículo como su mente mantenía guardada la esperanza de que algún dio las cosas podrían llegar a cambiar.

—¿Free?—aquella voz calmada lo saco de sus pensamientos, la cabeza le daba vueltas así que identificar de quien provenía la voz le resulto algo imposible. Giro su cabeza para encontrarse con aquellos ojos chocolate que tantos suspiros le causaba. —¿Por que estas aquí? Hace bastante frio.

Free lo miro, sus ojos brillaron a ver al peli azul tallandose los ojos. Debia estar cansado y adormilado, lo recorrio de pies a cabeza y esbozo una sonrisa, traia su pijama y su cabello estaba alborotado sin esa diadema tan característica de el. 

Free sonrio, con una voz muy relajada. —Estoy bien, quería observar esta vista antes de regresar a España.

Valt rio. Lo miro con ternura y se sentó a su lado. —Desearía que no tuvieras que regresar, a todos nos hace feliz tenerte a ti y a Chris en Japón.

Esa escencia. . . . no la reconozco ©Where stories live. Discover now