Esa escencia. . . . no la reconozco ©

4. Arráncame el corazón

Louis Tomlinson - Walls

"Y todo lo que queda de nosotros, es un armario lleno de ropa"

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Valt siempre fue un chico demasiado enérgico, y tal vez (solo talvez) tenia un positivismo que a la gente de su entorno le sonaba irreal e incluso ridículo. Pero ¿que podía hacer? su optimismo era algo innato y lo que lo lo hacia quien era, y para la sorpresa de todos, a resultaba útil en los momentos en los que todos se desanimaban. El peli azul era gritón y demasiado impulsivo para su propio bien, pero eso es lo que lo hacia autentico, lo que lo caracterizaba,

Hoy, posiblemente no queda nada de eso. Y bueno, tal vez pudiera ser normal, ¿no? ¿no significa que Valt ha madurado? Lastimosamente, hoy Valt esta en este pequeña casa, desolado, sin ningún tipo de propósito y sin nada de felicidad.

¿Que era Shu Kurenai para el? No lo podía describir con simples palabras, porque aquel hombre fue alguna vez para Valt su mundo entero, su razón de ser. El amor de su vida, su esposo, su primer amor, la razón de su felicidad, el momento en el que mas fue feliz.... todo eso podía describir a Shu. Sin duda, su relación con su esposo fue el sueño mas lindo que cualquiera pudiera soñar. Tal vez, no debió creer que todo esto seria para siempre.

Shu y Valt solían conocerse desde su infancia, una amistad que prontamente se convirtió en el amor que el peli azul consideraba puro. Vivieron tantas cosas juntos, pasaron por demasiados malentendidos que Valt consideraba aquella relación inquebrantable. Fueron todas las primeras veces del otro, primer noviazgo, primer beso, primera vez teniendo sexo.. cosas que Valt guardaba en su corazón como si fueran los recuerdos mas preciados del mundo.

Y como cualquier sueño, Valt finalmente despertó de el.

La boda de Valt y Shu fue de ensueño, un evento pequeño y discreto pero algo lo distinguía de todo, estaba lleno de amor. Los ojos de ambos reflejaban aquello que los unió, todo había sido puro y sincero. Todas las personas que ambos apreciaban estuvieron ahí, quienes fueron testigos de aquella gran historia de amor estaban sentados en aquellas elegantes sillas, observando aquel inevitable y esperado final feliz que siempre sucedía en todas las películas de amor. Decir que todo fue mágico se quedaba corto a la gran explosión de emociones que pudo experimentar en aquel momento que quedaría en su memoria el resto de su vida.

A decir verdad, su matrimonio con Shu fue muy diferente a lo que el imaginaba. Aquel adolescente del que enamoro creció, y se convirtió en aquel hombre que siempre debió ser. Shu dejo aquello que tanto le apasionaba porque quería un matrimonio convencional, ansiaba establecerse en un lugar fijo y por obvias razones, deseaba un esposo que se amoldara a eso. Valt por el contrario, ansiaba trabajar en lo que mas le gustaba, deseaba viajar, deseaba diversión y hacer miles de locuras. 

Tal vez ese fue el error de ambos, asumir que sus planes y sueños eran similares.

Shu entro a un trabajo que absorbía casi todo su tiempo, su personalidad se hizo aun mas fría y distante, era cortante, intolerante y no sabia como decir las cosas con tacto. Valt simplemente no podía acostumbrarse a este cambio radical y tuvo que elegir entre dos opciones que cambiarían su vida: hacer que su matrimonio funcionara o seguir la vida que tenia en mente.  Valt decidio amoldarse a Shu, aprendio a hacer todo lo que el queria, y siempre trato de hacer lo mejor posible. Sin embargo el albino era demasiado exigente, pulcro y perfeccionista, y a causad del estres de su trabajo solia ser hostil al reprender  a Valt por no cumplir con sus expectativas.

A Valt le volaba la cabeza todo la situación, ya que ahora su única ocupación era tener una casa limpia y ordenada, tener la comida hecha, la ropa limpia y esperar con una sonrisa amorosa a que su esposo llegara de trabajar. A decir verdad, no vivian mal, Shu era un excelente empleado por lo cual subió de posición rápidamente en la empresa. Lo que significo un sueldo muchisimo mayor y una vida mas comoda para ambos. La casa no era enorme, pero era linda, tenían un automóvil y a Valt nunca le falto nada en terminos economicos.