Capítulo 8 ― Fragilidad

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¿Qué es real?

¿Es real lo que vemos y sentimos?

¿Lo que recibimos mediante nuestros sentidos?

¿Es real lo que vemos con nuestros ojos? o ¿es real lo que palmamos con nuestras manos?

Los sabores que nos provee nuestra lengua, los olores que sentimos al respirar, los sonidos que escuchamos diariamente.

¿Es todo eso real?

Si es así, ¿Qué pasa con los daltónicos?

¿O con aquellos que fueron privados de uno o varios sentidos?

¿Son capaces de ver la realidad?

...

¿Qué es real?

Si yo veo algo que no existe.

Si yo siento algo que no debería sentir.

Si yo escucho algo que no debería escuchar.

¿Qué es lo que debo hacer?

Me encuentro acostado en mi cama, un día nuevo a pasado.

Fue un día normal, como todos los demás, un trabajo aburrido de 11 horas diarias, compañeros de trabajo sin importancia, después de todo no soy el mejor socialmente.

Un trabajo dedicado a hacer lo que te dicen y hablar lo menos posible.

Aburrido, como todo el resto del día.

No era nada especial, no lo fue antes, no lo es ahora, no lo será nunca.

Mi mirada se clava en el techo, un techo blanco y simple, como cada pared que me rodea.

Lo único diferente en esta pequeña caja es la ventana y la puerta.

El resto... solo es blanco.

―Las cosas mejoraran.

Me repito a mi mismo como lo he venido haciendo, me han dicho cientos de veces que hay que ser positivo y siempre ver el buen lado de las cosas.

Pero, aun así, es difícil verlo, mas cuando no hay nada bueno.

Aun así, es lo que intento.

―Las cosas mejoraran.

Es un mantra que lentamente ha interiorizado en mi alma, pero algo que jamás he podido creer, solo falsas esperanzas que he llegado repetirme a mí mismo.

Todos lo creen, todos se aferran a la posibilidad de que la situación cambiara, de que algo bueno pasara, de que todo un día será diferente mágicamente.

Todas ellas mentiras.

―Las cosas mejoraran.

Es una mentira que me repito siempre.

Algún día mejorara...

Extiendo mi mano, al lado de mi cama se encuentra una pequeña cajonera de madera donde suelo colocar las cosas más importantes de mi día a día.

Pero me es difícil, mi mano se detiene antes de tomarla.

Una sensación pesada se sienta en mi corazón mientras mi mano congelada tiembla levemente.

¿Por qué aun me sigo sintiendo así?

―Tranquilo Kory...

Debo tranquilizarme... debo hacerlo.

Encima de la cajonera se encontraba una pequeña pastilla color amarillo pálido, mi salida real a toda esta situación.

Fufufu~

Resultado inesperado [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora