Número 221 - ZeeNunew

Capítulo 8 - NUNEW

No salí de mi habitación en todo el día. De hecho, ni siquiera dejé mi cama. Me había obligado a permanecer lejos del sótano. Me había forzado a quedarme encerrado de una puta vez, y punto. Me había impuesto luchar contra mi instinto de correr hacia Zee.

Estuve dando vueltas en mi cama toda la noche, los recuerdos de mi abuela agobiándome en mis sueños, llenándome de culpa. Recuerdos de ella acariciando mi cabello mientras me quedaba dormido como un niño, diciéndome acerca de cómo conoció a su verdadero amor...

Realmente era sólo una niña, Nunew. Pero un vistazo a tu abuelo y lo sabía. Sabía que era la otra mitad de mi alma.

¿Lo sabías? —susurré con asombro.

abuela sonrió.

Sí, lo hacía. Fueron sus ojos. Tenía el más amable par de ojos marrones. —mi abuela resopló una carcajada—. Por supuesto, sabía quién era él. Era un Tailandés, todos los Tailandeses conocían la Bratva, pero recuerdo haber visto esos ojos y saber que tan violenta como su vida fue, él no lo era. —Vi como los ojos de abuela se llenaban de lágrimas y mi estómago se hundió. Echaba tanto de menos a mi abuelo. Pude ver el dolor acumulándose en sus ojos.

¿abuela? —susurré y me acercó más a su lado.

Tu abuelo era mi vida, Nunew —dijo con tristeza—. Y un día, un alguien entrará en tu vida y sabrás, sin duda alguna, que es tuyo. No puedo explicarlo, pero algo se romperá dentro de ti y, desde ese día en adelante, serás suyo y él será tuyo.

Sonreí contra el pecho de mi abuela, y repetí -Voy a ser suyo y él será mío.

Un buen chico. Un hombre de nuestra misma forma de vida. Un hombre que tu papá va a aprobar, al que dará la bienvenida a la Bratva para estar de pie a su lado. Un hombre que tu familia va a estar orgulloso de tener como su hijo.

No puedo esperar —dije con entusiasmo, y cerré los ojos, tratando de imaginar cómo sería mi verdadero amor. Sonreí más, simplemente imaginando a mi padre estrechando la mano de mi amor, con una sonrisa orgullosa y felicidad en su rostro, mi corazón llenándose con el conocimiento de que había elegido bien a mi verdadero amor...

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Parpadeé rápido, tratando de ahuyentar las lágrimas. Intentando tragar las náuseas que subían por mi garganta. Pero las palabras de abuela resonaban en mi cerebro. No puedo explicarlo, pero algo se romperá dentro de ti y serás suyo y él será tuyo. Mi corazón latía a un ritmo frenético mientras el rostro de Zee destellaba en mi mente y, con ese simple pensamiento, mi corazón se hinchó y se llenó de calidez. Algo dentro de mí se había roto.

En el momento en que mi mano había tocado la piel de Zee y esos ojos habían quemado los míos, sabía que algo fundamental dentro de mí había cambiado.

Suspirando con vergüenza, agarré el edredón en mis manos y luché contra mis lágrimas.

¿Por qué él? ¡Joder, cualquiera menos él!

No puedes hacer esto, Nunew. No puedes tenerlo. ¡No puedes quererlo de esa manera! Me regañé mientras saltaba de mi cama, incapaz de sentarme en esta maldita habitación por más tiempo, escondiéndome, huyendo de la fuerza abrumadora del hombre en el sótano. Me duché y vestí, todo el tiempo repitiendo el sueño de la última noche en mi cabeza. Pensé en abuelo y la culpa me aferró con firmeza. Estaría tan avergonzado de mí. ¡De mí! Su favorito. Sabía que lo estaba defraudando. Y, maldita sea, no podía decepcionarlo.

Corriendo por las escaleras, llegué a la cocina, con el rostro nervioso y frustración. Mis manos temblaban y mis piernas tenían la consistencia de la gelatina mientras observaba el cielo oscuro fuera de las grandes y enmarcadas ventanas.