CAPÍTULO 9

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LIAM

-No lo puedo creer, ¿estás celoso?

Frené en seco y me giré para observar a la chica que tenía detrás. Sus palabras me habían quitado todo el enfado que sentía de golpe.

- ¿Pero qué dices? ¿Cómo voy a estar yo celoso?

Estaba claro no lo estaba y que insinuase lo contrario me ofendía profundamente. Tan solo estaba preocupado por ella. Conocía a Mark y sabía el tipo de chico que era, así que tan solo me preocupaba que mi compañero le hiciese daño. Pero mis intenciones no llegaban a nada más que eso. Por mí, ella podía salir con quién quisiera y cuando quisiera.

El primer paso siempre es la negación.

Juro que a veces odio a mi propia conciencia.

-Entonces no entiendo por qué actúas así.

- ¿Qué significa para ti actuar "así"?

-Actuar como si estuvieses celoso.

-Pues no estoy celoso.

-Mejor.

-Mejor, ¿por qué?

-Porque no tienes razones para estarlo.

-Así que no hay nada entre Mark y tú, entonces.

-No hay nada entre Mark y yo, pero me refería a que no tienes ningún derecho a estarlo.

Leah frenó en seco y se giró hacía mí. Tenía una mueca en la cara que lejos de parecerme horrorosa, me parecía la cosa más adorable del mundo. Mierda, ¿por qué hasta enfadada me parecía atractiva? En cambio, ella me miraba con una mirada asesina, casi como si de un momento para otro fuese a estrangularme con sus propias manos. Era injusto, estábamos en clara desventaja. Estuve observándola por unos segundos hasta que la escuché carraspear levemente para llamar mi atención.

Mierda, concentración Liam.

-Y yo te vuelvo a repetir que no estoy celoso.

-Bien.

-Bien.

Y tras este breve intercambio de palabras, volvió a darse la vuelta y a seguir andando, dejándome atrás.

- ¿Puedes, por favor, esperarme para que no parezca que te estoy siguiendo como un acosador?

-Te recuerdo que hace diez minutos era yo la que te seguía a ti como una acosadora.

-Que exagerada eres, nadie se acuerda de lo que ha pasado hace diez minutos.

-Te he dicho que no hace falta que me acompañes al menos cinco veces-suspiró la castaña.

-Cinco no han sido-refunfuñé.

-Te juro que no te soporto.

-Ambos sabemos que me adoras, Leah.

-Solo en tus sueños lo hago, Liam.

Eso me sacó una pequeña sonrisa.

-Entonces no me vas a esperar, ¿no?

-No.

-Pues tendré que alcanzarte yo.

Y antes de terminar la frase, ya estaba a su lado. Leah puso los ojos en blanco cuando se dio cuenta, pero se le escapó una pequeña sonrisa, lo que hizo que a mí se me escapase otra por acto reflejo.

-Eres insufrible.

-Pero me adoras así-insistí.

Sin embargo, esta vez Leah no me respondió.

La Estrella Que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora