CAPÍTULO 14

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LIAM (EXTRA)

Acabábamos de llegar a la fiesta y yo ya me arrepentía de haber ido. Lo único que me motivaba a quedarme es que cierta castaña iba a acudir también, cierta castaña a la que, por mucho que me negase a admitir en voz alta, me moría de ganas por ver.

Noah y yo nos encontrábamos junto a unos compañeros del equipo charlando animadamente, aunque seguramente solo fuese porque más de uno llevaba unas cuantas copas de más, a pesar de que la fiesta acababa de comenzar. Sin embargo, yo apenas había acabado el líquido que residía en mi vaso mientras revisaba el móvil ansiosamente, esperando el mensaje de mi hermana anunciando su llegada.

-Por más que mires telefono cada dos segundos no va a llegar antes- levanté la cabeza bruscamente hacia Noah.

-No estoy esperando a nadie- mentí descaradamente.

-Claro, y yo nací ayer.

-Tampoco me extrañaría, tu inteligencia no es que demuestre lo contrario.

Noah me fulminó con la mirada.

-Oye, si estás nervioso no lo pagues conmigo, tío.

-No estoy nervioso- volví a mentir.

Claro que estaba nervioso, mejor dicho, estaba muy nervioso por ver a Leah, pero no iba a admitirlo en voz alta jamás.A fin de cuentas, un hombre tiene que mantener su dignidad intacta de vez en cuanto.

-Haré como si te creyese.

-No tengo motivos para estarlo- continué.

-No hace falta que finjas conmigo tío,
te recuerdo que te negabas rotundamente a venir hasta que te enteraste de que venía Leah.

-Mis decisiones son totalmente independientes, no sé cómo te atreves a insinuar eso. No he venido solo para ver a Leah.

Mentira.

Fruncí el ceño, maldita consciencia.

-Vale, vale lo que tú digas- Noah soltó una pequeña carcajada- eres imposible.

No me sentí satisfecho con su respuesta, pero no objeté nada tampoco.

-En fin, voy a por más de esto- Noah señaló su vaso- ¿te traigo algo a ti también?

Miré mi vaso medio vacío.

-Si, por favor.

-Uy, que educado- fue lo último que escuché decir a mi amigo antes de que se diese la vuelta y empezase a andar hacia la cocina.

Mientras volví a revisar el móvil, no tenía nada de cobertura. Mierda, así nuca recibiría algún mensaje de mi hermana. Tenía que intentar arreglar esto.

-Ahora vengo- me dirigí hacia mis compañeros del equipo.

Sin escuchar una sola respuesta me dirigí hacia el pequeño jardín, en busca de algo de conexión a Internet. Estaba mirando mi móvil en un intento de recuperar la conexion cuando una voz hizo que mis preocupaciones por el Internet quedasen en un segundo plano.

-¡Liam!

Mierda.

Frente a mí se encontraba una chica rubia que lucía un vestido sin mangas rosa pastel. Su cara estaba decorada con un sutil maquillaje y su pelo se encontraba totalmente liso y suelto. Siendo sincero, la chica podria ser considerada bastante atractiva, pero no era mi tipo.

Solo Leah lo es.

-Emily- pronuncié.

-¡Que casualidad encontrarnos aquí!- me saludo con dos besos que yo respondí, incómodo- esto es una señal del destino para aclararnos que estamos predestinados.

La Estrella Que Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora