TIME

10

De pronto, la imagen de su padre se hizo presente en aquel pelirojo. Tae retrocedió un poco, asustado, recordando todo el abuso físico que ha sufrido por parte de su padre.

–Tae...

Jungkook se acercó lentamente hacia él. El peligris negó con su cabeza mientras las lágrimas escapaban de sus ojos. Corrio hacia las escaleras para subir a su habitación.

–¡Tae! –Jeon gritó acercándose a las escaleras, mirando como se alejaba.

Kim entró a su habitación dando un portazo con fuerza. Se dejó caer de rodillas abrazándose a él mismo, sin dejar de llorar, empezaba a ahogarse con sus propias lágrimas. ¿Por qué todos lo odiaban? ¿Qué había hecho mal? No lo entendía, y nunca lo haría.

–Ojalá mamá estuviera aquí... –Susurró cubriendo su rostro con sus manos. Su respiración empezaba a ser entre cortada con el pasar de los minutos.

–¿Tae?... –Dijo el pelirojo desde el otro lado de la puerta.

–¡Vete! ¡No quiero verte!

–Tae, por favor. –Se acercó hasta la puerta colocando una de sus manos sobre esta, al igual que reposando su frente. Dio un profundo suspiro antes de hablar–. Quiero disculparme, no debí golpearte...Me arrepiento tanto.

Tae lentamente bajó sus manos de su rostro para mirar hacia la puerta en silencio. Se levantó, caminando hacia esta, colocando una de sus manos en ella y su frente se reposando en la misma, mientras cerraba los ojos.

–¿Por qué todos me odian? –Susurró en un tono casi audible.

Jeon abrió los ojos para mirar directo hacia la puerta, como si pudiese ver al peligris através de esta.

–Abre la puerta, por favor...Arreglemos esto.

Sin esperar mucho tiempo, el contrario abrió la puerta, dejando ver su rostro enrojecido gracias a las lágrimas. Que aún hacian en sus ojos y mejillas. Jeon levantó la mirada un poco para verlo.

–Fue muy estúpido de mi parte haberte golpeado. –Lo miró mientras entraba a su habitación, cerrando la puerta detrás de él.

–¿Por qué? –Bajó la mirada, dejando caer una de sus lágrimas la cuál recorrió su mejilla–. ¿Por qué me golpeaste?

–Escucha Kim. –Cerró los ojos unos segundos para mantener la calma–. Me enojé bastante en ese momento. Escucharte expresarte así sobre tus her-

–No sigas. –Dijo entre dientes apretando su puño. Se dio la vuelta para caminar hacia su escritorio.

Jungkook se quedó en silencio mientras lo miraba caminar hacia su escritorio. Sabía que Tae no quería ser un mal chico, solo era un ser humano lastimado, quién necesitaba a alguien para curarlo.

–Puedo...¿Puedo saber porque odias tanto a tus hermanos? –Lo miró con atención, esperando una respuesta.

Kim miró hacia un punto fijo pensando sobre la pregunta. La respuesta era más que obvia para él, pero era difícil de explicar a otras personas. Tomó un profundo respiro antes de hablar.

–Ellos me arrebataron lo que más quería. –Dijo entre dientes sin apartar su mirada del punto fijo–. Cuándo nacieron, mi vida ha sido un infierno. Mi padre comenzó a excluirme y a mal tratarme.

El pelirojo reposó la parte inferior de su cuerpo contra el escritorio, para observarlo. Dándole a entender que lo estaba escuchando.

–Mis padres se iban a divorciar, estabamos en el juicio para nuestra custodia...Y Hanna. –Al decir ese nombre apretó sus puños con más fuerza–. Mintió, diciendo que nuestra madre nos mal trataba.

Jungkook pudo notar como Kim lentamente tomaba un cuter que tenía en el cajón de su escritorio. Al parecer él no soportaba siquiera decir el nombre de su hermana, sin que todo el odio que le tenía se apoderada de él.

–¿Por qué mintió? –Susurró en un tono suave, para intentar calmarlo.

–No lo sé, no logro entender como esa maldita mocosa fue capaz de hacerle eso a nuestra madre...A mi preciada madre.

–Que tal, ¿Si tu padre le dijo que lo hiciera?

Rápidamente el peligris volteó para mirar al chico de ojos cafés. Podía ver en su mirada que se veía desconcertado por tal especulación.

–¿Mi padre?... –Susurró tratando de recordar ese día–. No...No, él no pudo haberle hecho eso a su propia esposa.

–¿Qué tal, y si? –Sus palabras hicieron que obtuviera de nuevo la atención de Kim–. Si es capaz de golpear a su hijo...¿Qué te hace creer que no podría matar a su esposa?

Sintió una punzana en su corazón escuchando las palabras del pelirojo. Sintió como si la vida tomara su corazón para arrugarlo y tirarlo a la basura. Tal como una hoja de papel usada.

Un silencio les hizo compañía a ambos jóvenes. Jeon miraba a Kim con tristeza y preocupación en sus ojos, ¿Cómo podrían existir padres así? ¿Cómo podría existir personas tan malvadas y sin empatía? Le parecía algo irreal.

–Tae... –Susurró, acercándose lentamente a él–. Lo siento.

Sin decir nada, Kim rompió el espacio personal entre ellos dos. Uniendo sus cuerpos en un fuerte y cálido abrazo, no quería escuchar nada. Lo único que necesitaba era un abrazo, y nada más.