Extra: Regresión.

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Selene

El sol me da en la cara, con un delicioso aroma a flores recién cortadas en mi entorno. Cierro las ventanas y giro sobre mis talones para observar lo que me atrajo.

El sitio tiene un aspecto victoriano que le añade belleza a todo. El arte es uno de las cosas que admiro y verlo reflejado en las paredes del sitio me hace suspirar.

«Ya quiero que Caleb y Tristán lo vean»

A su modo les gusta acompañarme en estos momentos. Saben cuánto me encanta y al ser tan pequeños les da curiosidad todo.

__ Un anillo de seguridad fue ordenado activarse en las cercanías. - me avisa uno de los harcos. - Iré a asegurar que se realice.

__ Ve. - animo. De seguro se trata de Lorand, el cual no le gusta cargar con nuestros hijos sin tener la certeza que nada les ocurrirá.

Confirmo que se trata de él cuando recibo su llamada.

__ ¿Que tan ansiosos de verme están? - cuestiono mirando al hombre que viene entrando con un traje a la medida.

Emana lo mismo que cualquier hombre perteneciente a la mafia que haya conocido, peligro. Se pueden distinguir fácilmente cuando estos tienen una particular actitud de que el mundo les pertenece.

__ Estoy contigo en cinco minutos. Tristán se mojó con un refresco y no quiere salir del auto a menos que le cambie la remera. - explica oyendose afanado. - Hasta tu orgullo heredó.

__ ¿Solo de mí? Ay por dios. Si es una copia tuya. - le digo riendo por lo bajo.

__ Lamento la interrupción, pero el señor Raphael Dupont desea conversar con usted. - exclama un sujeto con un auricular de comunicación en la oreja. - Es imprescindible.

__ Si se espera unos minutos, puede que acepte. - contesto amable.

__ Creo que no entendió lo que quiere decir imprescindible. - reitera. Mi brazo es tomado a las malas en forma de amenaza. - Señorita, mi jefe no está pidiendo que lo haga, está avisando que la quiere conocer.

__ Aconsejo que me sueltes. Me estás lastimando. De verdad supondría una buena decisión de tu parte. - los dedos quedan marcados cuando lo hace al recibir una orden determinante de parte de su jefe.

__ ¿Raphael Dupont? - pregunta Lorand del otro lado de la línea. - No te acerques a él, Selene.

__ Señorita. - vuelven a hablarme.

__ ¿Quien es? - pregunto al húngaro.

__ El capo del clan francés. Recolector de obras artísticas, y con ello no se refiere a lo que exponen en las galerías o museos, les dice así a las mujeres que elige para él. - explica. - No te acerques. - replica.

__ El señor...

__ Dígale que no trabajo aquí y si es para otro asunto, no me interesa. - respondo. Si Lorand lo conoce, nada bueno ha de representar.

Veo a los harcos moverse y hablando entre ellos afuera, comunicándose unos a otros algo que los hace mirar hacia la puerta. En otros tiempos hubiera corrido, huir de quién sea que este sujeto sea, más no creo que vaya a cambiar el hecho de tener sus ojos sobre mí.

Sigo viendo una de las piezas, sin perder mi calma. No es la primera vez que tengo una situación similar, por lo tanto ya no temo, aunque la protección de Lorand, el cual aún no llega, sea la razón para pensar de esa manera.

__ Una pieza realmente hermosa. - se posan a mi izquierda. El aroma a cítricos invade mi nariz, sin embargo no volteo más que para notar que tiene las manos en su espalda. - Una mezcla entre peligro, exótica ternura y belleza. Como un manantial, que al contemplar de cerca, sacia a los sedientos. Pero peligroso como un volcán en plena erupción, capaz de quemarte si no te alejas.

String (Libro 3 Dinastía Indestructible)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora