Capítulo 14

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Lorand

Soy un creyente inalterable de que las casualidades son inexistentes, nada sucede en este mundo sin que lo hayan planeado, alineado o trazado con sumo cuidado. Por más que se esfuercen en decir otra cosa es algo que simplemente no acepto.

Prácticamente alguna vez todos hemos usado esa palabra para nuestra conveniencia, justo por esa razón es que no creo en ello.

Al moverme aún duele la maldita herida que me rompió la piel de lado a lado. Una bala dirigida sin temor a fallar porque el objetivo era yo pero la misión no era que muriera por el atentado. Hasta un ciego se daría cuenta que la oportunidad de volarme la cabeza estaba a su alcance pero aún así optó por hacerlo a mi costado

Me remuevo en la cama con el vendaje alrededor de mi abdomen cubriendo la herida que aunque no sea grande fue Selene quien se empeñó en que la cubriera.

La veo con su cabeza en la almohada, las manos a un lado de su cuerpo. Quizá estaba vigilando mi sueño pero el suyo la venció como es comprendido ya que no lo ha hecho estos dos días en los cuales se ha esmerado en mis cuidados como si su vida dependiera de ello.

Sus labios fruncidos ligeramente más sus pestañas abundantes, las mejillas suaves y ese lunar en la parte baja de su labio inferior le da un toque más envolvente a su rostro.

Por algún motivo me quedo observando esa imagen más tiempo del permitido, sucumbiendo a la idea de acercarme pero ya lo hice lo suficiente como para perder la poca estabilidad razonable que me queda. Giro mi cabeza hacia el techo perdido en la batalla campal en la que se ha convertido mi mente.

Últimamente algunas cosas están cobrando sentido y no me gusta por donde van redirigidas las ideas.

Aparto de tajo las que tienen la habilidad de hacer más rápidos los latidos de ese órgano que se niega a entender razones. No le cuesta nada hacer caso a mi cabeza ni volver a ser ese obstinado que era antes de regresar a Hungría

El carácter debe ser forjado desde la cuna o al menos eso es lo que dice Ferenc. Solía repetirlo desde que tengo uso de razón, a los cinco años recuerdo que me obligó a ver como se follaba a Dorika para que "supiera ser como un buen amo"

Si cerraba los ojos ganaba un latigazo, si apartaba la mirada eran dos y si me resistía a entrar a la habitación solo sería la firma de mi "estreno"

A los siete ya no me daban arcadas cada que repetía el procedimiento, solo esperaba la señal para poder salir e ir al retrete donde aunque no tuviera nada en el hígado lo devolvía. Las pesadillas no me dejaban cerrar los ojos, dormir no era una opción porque las imágenes regresaban desestabilizando mi respiración con el sudor frío así que a los nueve preferían salir a caminar por los pasillos evadiendo los harcos que rondaban por todos lados.

Un fenómeno que no le teme a nada pero si a dormir. Solo puedo hacerlo cuando la griega me habla antes de quedarse dormida

Eso es lo que me causa intranquilidad, a ello le achaco lo que pasa cada que está cerca. No puede ser ... creo que se debe a la calma que me genera su cercanía

Suspiro evocando la adolescencia en la que me jodía la cabeza lanzando el mismo cuchillo al madero que yo mismo había asegurado en el árbol frutal lejos de todos. En una ocasión llegó un italiano con su hijo, un metiche que se atrevió a entrar al terreno lleno de manzanos, duraznos y otros tantos. El chiquillo era un presumido y arrogante de primera, con su traje a la medida y actuando como un hombre de unos sesenta

En su soberbia me retó a una competencia de quien tenía más aciertos, me caía mal burla por todo repelendo mi no hasta que harto de su prepotencia accedí.

String (Libro 3 Dinastía Indestructible)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora