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La mañana se desplegaba ante ellos como un lienzo de suaves colores. La luz del sol entraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando rayos dorados en la cocina.

Jimin estaba sentado a la mesa, sus ojos brillaban de felicidad mientras observaba a Yoongi preparar el desayuno con una destreza y gracia que encontraba muy divertida. El sonido de los utensilios y los ingredientes en movimiento, creaba una melodía familiar bastante agradable en el ambiente. Su cocina nunca antes había estado tan iluminada y llena de vida, era como si estuvieran dentro de algún cuento de hadas cuando todas las cosas se movían al ritmo de la melodía de turno.

Llevado por aquel sentimiento, Jimin comenzó a balancear sus pequeños pies por debajo de la mesa, como un gesto inconsciente de su alegría.

Yoongi, al darse cuenta de aquellos tiernos movimientos de felicidad del doncel, se giró hacia él y le dedicó una mirada llena de cariño.

Jimin no pudo evitar sonreír aún más ante aquel gesto, y sus pequeñas pantuflas afelpadas se deslizaron de sus pies al piso, como si quisieran salir huyendo de ese momento tan lleno de amor y complicidad que no les pertenecía.

Cada pequeño detalle en la cocina, desde los aromas tentadores del desayuno hasta la atmósfera de amor y cuidado mutuo, hacían que su hogar pareciera un lugar más cálido y especial, donde el amor florecía con cada mirada y sonrisa compartida.

En medio de todo ese ambiente, Jimin se sintió tan pleno, que de un momento a otro, se vió transportado a su propio oasis mental. El tiempo pareció congelarse en ese preciso instante, y no lo vió tan mal para tomarse un pequeño momento de reflexión.

Había soñado tantas veces con esto, con tener por fin al hombre de sus sueños, al elegido para ser el otro padre de su bebé. Pero ahora que estaba aquí, frente a Yoongi, cumpliendo ese sueño en la realidad que estaban viviendo, no lo podía creer. Era demasiado hermoso para ser real.

Necesitaba la certeza de su compromiso. Para Jimin, este paso era importante, ya que su hijo siempre iba a ser su prioridad absoluta, y si Yoongi quería ser verdaderamente su otro padre, necesitaba la seguridad de que ambos iban a estar completamente comprometidos a compartir este nuevo comienzo juntos.

Finalmente, cuando Jimin regresó al presente, alzó la vista hacia Yoongi con ojos rebosantes de ternura y un toque de ansiedad palpable. Tenía que hacerlo, necesitaba esa confirmación de su parte para disipar todas esas incertidumbres de su corazón.

—Yoongi hyung —Su voz temblaba ligeramente, revelando la vulnerabilidad que sentía en ese momento—. ¿Tú realmente deseas ser el otro padre de mi bebé?

La pregunta pareció tomar por sorpresa a Yoongi. Sus ojos se ampliaron levemente, y un destello de asombro cruzó su rostro antes de que una sonrisa de comprensión se formara en sus labios.

—Minnie, nunca he estado tan seguro de algo en mi vida. Ya te dije que quiero ser el otro padre de nuestro hijo, y lo digo con toda sinceridad. Estoy comprometido contigo y con él, no solo de palabra, sino con todo mi corazón. Quiero estar en cada paso de esta hermosa travesía, quiero ser el mejor padre posible para nuestro hijo.

La respuesta de Yoongi llenó de calidez el corazón de Jimin, pero sus inseguridades lo volvieron a invadir. Aunque su corazón latía con amor por Yoongi, la gravedad de la responsabilidad lo hacía dudar en su decisión.

—¿Lo dices en serio? ¿De verdad estás seguro y dispuesto a compartir todo esta responsabilidad conmigo?

El doncel lo miró con ojos brillantes, dejando que sus inseguridades se reflejaran en su mirada.

Yoongi pudo notarlo y volvió a sonreír, dejando que su expresión cálida disipara todas esas inseguridades en su amado. Se acercó lentamente a él y se agachó para estar a su altura.

Entre ronroneos y caricias [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora