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Con una expresión calmada pero ligeramente contrariada, Yoongi se terminó de ajustar los dos últimos botones de su camisa, haciendo el vago intento de disimular los efectos de su previa molestia.

En la habitación, la atmósfera parecía estar cargada de una frágil tensión, como si las chispas de la pasión interrumpida aún flotaran vívidamente en el aire. Mientras Jimin se disponía a buscar entre los cajones de su cómoda un cambio de ropa limpia, Yoongi terminaba de arreglarse frente al espejo.

Al voltear a ver a Jimin un momento, lo encontró con su torso aún descubierto. Las leves marcas que le había dejado en su pecho y cuello, se veían todavía muy frescas sobre su piel cálida y luminosa.

Un destello de deseo fugaz cruzó los ojos de Yoongi al admirar cada detalle, pero un instante de vacilación se dibujó en su expresión, como si estuviera luchando consigo mismo entre la tentación y la contención de sus deseos.

—¿Pasa algo? —preguntó de repente Jimin, notando la leve frustración en su mirada.

—No, no es nada —se disculpó, abultando inconscientemente sus labios en un fino puchero—. Solo lamento que nuestro encuentro se haya visto interrumpido de esta manera. Yo realmente... tenía muchas ganas de hacerlo está vez.

Sintiendo de alguna manera su doloroso pesar, Jimin pasó la vista al mueble que había dejado a medio armar sobre la fina alfombra, y regresó nuevamente su atención hacia él.

—A veces, estás cosas simplemente suceden. No es tu culpa, Yoongi —lo intentó reconfortar con una voz serena y una sonrisa compasiva, pero no surtió mucho efecto en esta ocasión—. Yo también tenía muchas ganas de hacerlo, lo digo en serio, pero quizás no era el momento ni el tiempo indicado... quiero decir, no es tan común tener intimidad durante el embarazo, ¿o sí?

La inocencia que se reflejó en los ojos de Jimin al exponer su punto, hizo que Yoongi se animara a sonreír para esclarecer la duda de su curiosa observación.

—En realidad, durante el embarazo, es bastante común que los donceles experimenten un aumento significativo en su deseo sexual debido a las fluctuaciones hormonales. Se podría decir inclusive, que es una etapa en la que las parejas suelen sentirse más unidas y activas en su vida sexual —explicó con calma, respaldando sus palabras con la autoridad que le confería su profesión—. Sin embargo, cada caso es distinto y único. No todos sienten lo mismo y de la misma manera, así que tal vez tengas razón. A veces, simplemente solo toca esperar a que esa oportunidad deseada llegue en el momento más adecuado.

Después de ofrecer su breve explicación técnica, Yoongi reflexionó sobre sus propias palabras y soltó una pequeña risa suave.

—Ahora que lo pienso, creo que la paciencia no es precisamente mi virtud más fuerte.

—Eso lo tengo más que claro, te impacientas hasta con los pelos de Señor Gato —le afirmó Jimin, recordando todas las veces que lo había visto perder la paciencia por las travesuras del felino.

—No me recuerdes los pelos, por favor. Perdí dos ternos por eso.

—No los perdiste. Digamos que solo están en reserva especial hasta que pueda limpiarlos manualmente, ya que la lavadora no retira los pelos de gato.

Sin poder encararle nada por la tierna carita que ponía, Yoongi lo dejó pasar por esta vez y ambos continuaron alistándose para la llegada de Jungkook.

Mientras Yoongi se daba unos últimos retoques en el cabello frente al espejo, Jimin siguió buscando un cambio de ropa más presentable para la ocasión. La idea de conocer al hermano de Yoongi por primera vez en tales circunstancias, lo ponía sumamente nervioso.

Entre ronroneos y caricias [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora