Tercera Carta.

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Remus estaba ansioso de que llegará el desayuno, se había levantado temprano y eso que casi ni había podido dormir la noche anterior. Lo cual le complicó mucho a Sirius ya que él le iba a escribir la carta por la noche. Remus quería leer ya la respuesta de su admirador secreto, por suerte el desayuno acababa de empezar y con eso el correo. 

Los ojos de Remus observaban todas las lechuzas y búhos que entraban al Gran Comedor (con una velocidad impresionante), tratando de encontrar a la lechuza que el día anterior le había traído la carta. Lo que no esperaba es que la lechuza cambiara y fuera otra quien se la trajera el día de hoy. Esta vez la lechuza que se había posado encima de él para darle la carta era una pequeña pero rápida lechuza de ojos azules se había acercado al joven muchacho de ojos color miel, la pequeña lechuza traía consigo una carta en su pico. 

James, que se había sentado a su lado, intento agarrar la carta, pero Remus fue más rápido y se la quito de las manos. Abrió la carta con rapidez, esta vez no llevaba una caja grande, solo una pequeña que Remus la puso en su regazo. 

Querido Lupin;

Siento mucho tener que decirte que no voy a poder recuperar los libros o los chocolates puesto que a mi no me gusta leer y no soporto comer tantos dulces. Espero que entiendas que si no te los quedas tendré que tirarlos.

Además me gustaría recordarte que eres estupendo, el mejor de todos, un rayo de sol, el amor de mi vida y que no voy a permitir que pienses lo contrario.

Esta vez no he podido buscarte nada, pues no esperaba que fueras a responderme. Así que acepta este pequeño obsequió. 

Con mucho cariño y amor, 

tu admirador secreto.

Remus vio que junto con la carta había una pequeña caja de terciopelo negro. Abrió la caja y dentro encontró un collar de la luna llena hecho en plata. Sintió como se le iba todo el color de la cara. Miro a James preocupado, quien también había visto el collar. Se acercó a él y le susurró. 

- ¿Crees que quien sea sabrá mi pequeño problema peludo? - Murmuró, nombrando su problema como James lo había llamado hace dos años. James negó con la cabeza muy serio, aunque por dentro estaba asintiendo a fin de cuentas Sirius había sido el primero en sospechar las continuas desapariciones de Remus.

- Lo dudo, esos collares se venden en Hogsmeade, la gente se lo suele regalar a la persona que les gusta para... - Se quedo cayado. Sirius había tenido un plan muy bueno, no podía estropeárselo.  

- ¿Para qué? - Preguntó Remus, impaciente.

- No lo se - Mintió James. Había estado apunto de decir que si aceptabas el collar significaba que aceptabas el cotejeo de dicha persona. Sirius estaba tomando las viejas costumbres sangre pura para conquistar a Remus. Eso era serio, significaba que si la otra persona aceptaba tu tendrías que mandarle regalos cada cierto tiempo o cartas para ir conquistándolo poco a poco, luego tenías que proponerle matrimonio y si la otra persona no aceptaba, bueno habías perdido tiempo, dinero y orgullo. Remus asintió no muy convencido, murmurando que ya lo buscaría más tarde. James pidió internamente a las deidades de la magia que Remus no pudiera encontrar información al respecto. 

Aun así el de ojos miel se puso el collar, quedando este encima de su corbata. 

Sirius entró en ese momento por las puertas del Gran Comedor. Tenía el pelo despeinado, los ojos medio cerrados y dos cuencas profundas de color negro bajo sus ojos. No había podido dormir en toda la noche, no cuando Remus estaba despierto también al final se había acostado cerca de las seis y media de la mañana y a las siete era cuando Remus los despertaba, hoy los había dejado dormir un poco más (al menos a él, pues estaba muy cansado). Aun así, luciendo cansado y despeinado, no evito que un montón de chicas suspiraran embobadas al verle pasar. Remus frunció el ceño y rodo los ojos ante el comportamiento de las chicas. 

El Admirador Secreto de Moony [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora