Septima carta

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Remus se despertó en la casa de los gritos con un dolor de cabeza terrible. Le dolía todo el cuerpo, y pudo sentir como en el muslo izquierdo no paraba de salir sangre, observo a ver si era muy malo o simplemente era una herida superficial.

Hizo una mueca al ver el feo corte que ahora adornaba su pierna desde su muslo hasta la rodilla cubriendo toda la zona de un color rojizo, que hacía que Remus se pusiera verde y le entraran ganas de vomitar.

- Tiene mala pinta - Dijo una voz a su lado, Remus reconocería esa voz donde fuera, era Sirius. No pudo evitar sonrojarse al notar que estaba completamente desnudo y solo tenía una pequeña sabana para cubrirlo y su sonrojo creció cuando se giro y vio al Black observándole fijamente sin camiseta pues la tenía en la mano, como si se la acabara de quitar. - No se ningún hechizo para solucionar eso, pero por ahora esto servirá - Murmuró de mientras que colocaba la camisa alrededor de su pierna haciéndole un nudo por encima de la herida para cortar la circulación y que no perdiera más sangre.

Remus se dio cuenta de una cosa, esa camiseta era la favorita de Sirius. Una camiseta de un grupo muy famoso y que le había costado mucho conseguirla.

- Pero es tu camiseta favorita - Le dijo Remus.

- Sí, y tu mi persona favorita. Además es solo una camiseta, Moony. No pasa nada, siempre puedo comprar otra pero ¿conseguir otro Moony? Eso va a estar difícil - Bromeó Sirius, aunque lo primero no lo decía en broma. Los ojos de Remus observaron como en la mano de Sirius había un sobre. Sirius se lo tendió y Remus lo agarró con las manos temblorosas - Es de tu admirador, James quería leer la carta pero no se lo permití. - Explicó Sirius. Remus sintió como las lágrimas empezaban a picar para salir de sus ojos. - Ey, ¿qué te pasa? - Le preguntó agarrándolo de los hombros. Remus se sintió más miserable en ese momento y las lágrimas empezaron a salir a montones de sus ojos.

- Oh, Sirius. No lo merezco. Soy un monstruo, no me merezco esto. Él es tan bueno y amable, y yo... yo... soy terrible. Ni siquiera se que vio en mi para empezar. Soy tímido, no me gusta hablar con gente nueva y soy esto - Dijo entre sollozos mientras se señalaba a sí mismo con asco.

- Eres increíble, Moony. Yo sí se que vio en ti. Eres una buena persona, un buen amigo, un buen consejero, un gran bromista, un chico amable, cariñoso, tímido, inteligente, estudioso, amoroso y tengo muchos más adjetivos para describirte como persona pero no acabaríamos jamás. Nunca, Remus, escúchame bien, nunca te vuelvas a repetir algo así. Si lo haces, vienes a buscarme. Te apoyaré y trataré de consolarte lo mejor que pueda - Las palabras de Sirius hicieron que el corazón de Remus palpitara con fuerza en su caja torácica. Entre sus brazos se sentía seguro, cómodo, tranquilo. Se sentía bien, como si esos brazos hubieran sido creados para abrazarle.

- Gracias, Pad - Respondió Remus. - Muchas gracias. - Le dijo, aun abrazándole.

- No es nada Rems. - Respondió Sirius.

Remus se separó de Sirius para poder leer la carta, que ahora estaba con una pequeña mancha de un tono rojizo. Remus hizo una pequeña mueca al notar eso.

Abrió el sobre y sacó la carta de mientras que la desdoblaba.

Querido Remus;

Me he enterado de que te has tenido que ir a la enfermería porque te encontrabas mal. Déjame decirte que lo siento mucho y que tratare de dejarte algo para que te sientas mejor.

En cuanto a lo de conocernos supongo que ya no te lo puedo ocultar más. Sí, Remus nos conocemos y hablamos. Bastante a decir verdad.

Aún así no me pienso arriesgar a decirte quien soy, no pienso arriesgar nuestra amistad por un arrebato de impulsividad. No lo permitiré. Así que, de mientras que pueda, se seguiré mandando cartas. Seguiré tratando de conquistarte a partir de estas.

Espero con ansias tu respuesta,

Tu Admirador Secreto, o si lo permites tu futuro esposo.

Remus se sonrojo levemente. Sirius sonrió orgulloso de saber que ese sonrojo lo había causado él.

- ¿Tienes pergamino y pluma? - Le preguntó a Sirius. El Black le encarnó una ceja con una sonrisa burlesca.

- ¿Pergamino y pluma? ¿Qué clase de pregunta es esa Remus? - Le dijo algo confundido. - Claramente tengo, pero no aquí. - Respondió mirándole extrañado.

- Uy, sí, perdón. Yo, se me había olvidado, pensaba que estábamos en el cuarto - Respondió sacudiendo levemente la cabeza tratando de orientarse.

- ¿La pérdida de sangre te ha afectado? ¿Debería llamar a Madame Pomfrey? - Le preguntó Sirius, en su tono de voz se podía escuchar que estaba claramente preocupado.

- ¡No! - Exclamó Remus, si Sirius iba a llamar a Madame Pomfrey seguramente esta no le permitiría salir de la enfermería en todo el día y enfermería significaba no Sirius. - No, no hace falta. De verdad - Añadió al notar el grito que había pegado antes.

- Si tu lo dices... - Murmuró.

Unos minutos después Sirius y Remus estaban en el dormitorio. Remus le estaba escribiendo una carta a su admirador secreto. Cuando terminó de escribirla se sintió muy orgulloso de si mismo.

- ¿Puedo leerla? - Le pidió Sirius con una sonrisa traviesa, justo la que normalmente solía tener antes de gastar alguna broma.

Remus se puso colorado pues Sirius se le había acercado bastante al preguntarle aquello.

- No - Respondió aun rojo por la cercanía del otro chico. Sirius hizo un puchero muy tierno y se fue a su cama.

- Eres malo - Se quejó mientras fingía que lloraba.

Remus lo ignoro.

La tarde pasó rápidamente para los chicos. Remus estaba muy nervioso y trataba de evitar que Sirius leyera la carta por lo que la mando con la lechuza casi tan rápido como termino de escribirla. 

La noche llegó y Remus se durmió en cuanto su cabeza tocó la cama. Siempre era así los días después de luna llena. 

Ahh, que emoción. Nos acercamos al final de la historia. Quisiera agradecer de todo corazón a los que la has seguido desde el inicio, en verdad eso significa mucho para mi. Muchísimas gracias.

El Admirador Secreto de Moony [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora