Jeongin's Baby² ☘ ChanIn

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Félix era amigo de Jeongin hace tiempo, pero verle de nuevo con un cachorrito en los brazos fue una gran sorpresa para el mayor, después de unos de meses de ello, volvía a visitar al castañito, que mostraba a su bebé como un tesoro, por mensajes le enviaba fotos de lo que su pelinegro lograba; descubrir sus piecitos, por ejemplo.

Ahora el castaño estaba algo decaído al abrir la puerta, unos ojitos tristes y una expresión angustiada, ese no era el Jeongin que le recibía con una enorme sonrisa, saltando a sus brazos de alegría porque su felicidad se expandía en cuanto veía a amigos después de mucho tiempo, pues eran muchas cosas que contar, pero este Jeongin era diferente y no le gustaba.

—Oh... hola, hyung... —saludó fingiendo malamente una sonrisa que se quedó más como una mueca burlona cuando en realidad el castañito quería ser amable.

—Hola, Jeongin... —murmuró algo preocupado, tomando entre sus manitas las mejillas rojizas del castaño, notando mejor las enormes ojeras que adornaban sus ojos, que también estaban algo rojos por lágrimas derramadas anteriormente y que ahora se estaban cristalizando—. ¿Qué pasa, Innie? —cuestionó retirando las gotitas saladas que bajaron por las mejillas del menor, rápidamente se abrazó a él con fuerza, siendo uno de sus pocos apoyos emocionales, el Omega no podía soportar un día más cuidando del menor enfermo.

Tres días ya y su bebé seguía llorando en las madrugadas, despierto por horas sin intención alguna de dormir, sus mejillas rojizas por la fiebre y sus pesadillas eran cosa del día a día.

El dinero que Chan le dejó una tarde le sirvió exclusivamente para llevar a su cachorrito al médico, donde le dieron unas recetas más caras que la misma consulta, dejándole sin otra opción que gastarlo en tres cajitas, dos jarabes y unas pastillas solubles.
No se arrepentía de haber comprado la medicina para su cachorro, pero realmente ninguna de esas tres medicinas lograba hacer alguna mejora en su bebé.

Se separó un poco del más alto, sollozando una vez más al verse ahogado en sus problemas junto a su pequeño de cinco meses y medio, dejó pesar primero al mayor tomando asiento en el único sillón del salón.

Tomó valor dando cogiendo una bocanada de aire, su mirada se posó ahora en el suelo, totalmente incapaz de ver a su Hyung a los ojos y contarle lo que le atormentaba.

—Seokie enfermó hace unos días... —empezó despacito, viendo que todos los esfuerzos hechos hasta ahora se detenían rotundamente por un nudo en la garganta—. He... he cuidado de él estos tres días, le he comprado su medicina y he estado siempre pendiente por cualquier cosa... —sus ojitos tristes dejaron salir una vez más gruesas lágrimas—, pero no mejora, Hyung...

—Jeongin...

—Fallé en algo... no tengo ni idea en qué, pero si enfermó fue por mi culpa... Yo... yo he tenido cuidado, he seguido guías, me he informado para cuidarle bien, pero... ahora está así... —suspiró cansado y la mano del castaño se posó sobre las suyas temblorosas, acariciándolas para calmarle.