Capítulo 4

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– Treestar... cuantas lunas.– Maulló una gata negra, delgada y de patas blancas como la nieve. Se sentó a su lado.

– Blackpetal.– Saludó con la cabeza el líder del Clan de las Montañas Altas.

–¿Necesitas algo? No creo que hayas entrado a nuestro territorio sin razón.– Preguntó la gata oscura, moviendo lentamente su cola.

– Mousedawn está teniendo a sus cachorros y no tenemos hierbas, ¿Puedes ayudarnos? – Explicó con impaciencia.

La gata negra asintió suavemente con la cabeza y desapareció entre las sombras, dejándolo solo con sus pensamientos. ¿Iría el Clan del Trueno a compartir algunas hierbas? ¿Lograría llegar a tiempo?

El tiempo parecía haberse congelado, al igual que el viento que desordenaba su pelaje café oscuro. Le invadió el miedo de que la curandera no fuera a aparecer.

Sin embargo, la joven curandera apareció poco después, con un paquete envuelto en unas grandes hojas oscuras.e entregó con cuidado el paquete de hierbas.

– Hay todo lo que puedan necesitar allí.– Indicó la gata. – Avísame si necesitas algo más.–

La curandera de pelaje negro se despidió con un movimiento de cola antes de volver a desaparecer. El gato café le agradeció con un ronroneo y se apresuró a regresar al campamento, con el paquete cuidadosamente agarrado. Sus movimientos eran ágiles y apresurados, aunque sus patas le dolían como si se estuvieran quemando. Le recordó a cuando recibió sus nueve vidas.

Llegó a la maternidad rápidamente, abriéndose paso entre los guerreros que compartían lenguas. Yellowbird recibió las hierbas con alegría y empezó a masticarlas para dárselas a la reina que gritaba de dolor. Treestar se le acercó a su oído.

– Iré por Falconwhisper.– Susurró a la gata café atigrada.

Salió más tranquilo de la maternidad y empezó a buscar a la pareja de Mousedawn. El gato gris y blanco estaba acostado muy cerca suyo, murmurando algo que no pudo escuchar bien.

– Mousedawn está mejor, conseguí las hierbas que necesitábamos.– Comentó Treestar, lamiendo la frente del guerrero.

– Gracias al Clan Estelar, pensé que no lograrías conseguir hierbas.– Murmuró Falconwhisper.

– Puedes venir a verla, ya está dando a luz a sus cachorros.– Maulló el gato café.

El guerrero gris se levantó con rapidez y se acercó a la maternidad, moviendo la cola nerviosamente. Treestar lo siguió, mientras seguía recuperando el aliento después de correr tanto.

El interior de la guarida estaba más cálido ahora. Yellowbird estaba sentada junto a Mousedawn, que tenía lágrimas en los ojos y lamía a dos bolitas rosadas con unos mechones de pelo. Habían otras tres acostadas junto a ella, que la reina tapó con su cola para calentarlas.

– Son hermosos.– Murmuró Falconwhisper, acostándose junto a su pareja para acariciar a los pequeños cachorros.

La curandera se sentó junto al líder, soltando los restos de hierbas que tenía en la boca. Treestar observó a los cachorros, intentando contener las lágrimas.

–Hace mucho tiempo que no veo cachorros.– Susurró a la gata amarilla, acostándose a las orillas de la maternidad.

El recuerdo de Sandstar atacando el campamento lo volvió a invadir como una tormenta de nieve. La gata luchando contra cada gato que se pusiera en su contra... incluso los cachorros.......sus propios cachorros...

– No dejaré que ningún cachorro vuelva a sufrir si puedo evitarlo.– Murmuró, lamiendo su pelaje café y deteniéndose a mirar la cicatriz de su lomo.

Los gatos guerreros: El futuro del Clan de las Montañas AltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora