Un olor a bosque fresco le hizo dar la vuelta. Detrás suyo, en la entrada de la guarida de los ancianos, se encontraba Shadestone de pie. Cuando Treestar le señaló un espacio vacío para sentarse, el gato gris dejó pasar a otros dos guerreros: Kestrelflight y Goldenbriar.
Los tres guerreros se acomodaron junto a los presentes en el pequeño espacio, intentando no apretarse unos a otros. Yellowbird fue la última en entrar, tenía el pelaje lleno de hojas y se veía cansada, pero no dudó en sentarse junto a Treestar para poder hablar.
– ¿Entonces a donde iremos? – Preguntó Treestar a los felinos presentes.
– El Clan necesita un lugar con suficiente espacio para las guaridas.– Balbuceó Nettlebelly, lamiendo su pata rota.
– Y también suficientes presas.– Agregó Goldenbriar, lamiendo sus bigotes. La gata parecía no haber comido nada desde hace un buen rato.
– ¿Que hay del bosque donde vivían los clanes? – Comentó Shadestone con entusiasmo.
– No lo creo. El bosque no está en buen estado y no encontraríamos alimento suficiente allí.– Explicó Kestrelflight.
Treestar olfateó disimuladamente el aire, aún mirando al antiguo guerrero del Clan del Viento. Su aroma era de temor y algo de tristeza. Aunque nunca le había preguntado, asumía que algo malo había pasado para que los clanes se mudaran al lago.
– ¿Y si viajamos hasta encontrar algo mejor? – Propuso Goldenbriar.
– Si es demasiado lejos, pondríamos en riesgo la vida de todo el clan.– Replicó Yellowbird, estirándose en el pequeño espacio que había libre.
Los gatos dejaron de comentar en voz alta, como si ya no tuvieran más ideas. Algunos aún susurraban entre ellos, pero los murmullos se fueron apagando hasta que sólo se oían las respiraciones de los felinos. Treestar se había mantenido bastante callado, pero decidió acabar con el silencio.
– Si tienen alguna sugerencia, estaré en el campamento hasta que salga la luna.– Maulló para dar por terminada la junta.
Yellowbird y Goldenbriar salieron casi al instante, sin siquiera estirarse, pero Shadestone se despidió de Nettlebelly y Crookedtail antes de moverse. Le guiñó un ojo al salir. Cuando la cola del gato gris oscuro desapareció por el arbusto, Kestrelflight se dió la vuelta y se acercó al líder.
– Creo que conozco un lugar que nos servirá.– Comentó con un maullido corto.
– ¿Donde piensas que podríamos ir? –
El gato café se sentó y lamió sus patas rápidamente antes de dirigirle la palabra:
– Cuando pasamos por las montañas, había una gran cueva cubierta de arbustos, con una cascada en el interior y alrededor habían varias liebres y algunos halcones. – Describió el guerrero, sacudiendo la cola de un lado a otro.
Sus ojos se movían de un lado para otro, como si estuviera reviviendo aquel momento mientras seguía describiendo el aroma del viento y el sonido de la cascada por la que había pasado. Treestar golpeó el suelo con la cola para interrumpirlo.
– ¿Así que estás seguro? ¿Habrá espacio suficiente para todos? – Maulló el gato.
El delgado gato café asintió, aunque algo dudoso a juzgar por su mirada. El guerrero bajó las orejas y lamió su pecho antes de responder:
–Podríamos ir a visitar la cueva antes... para asegurarnos.–
– Lo tendré en cuenta entonces, gracias Kestrelflight.– Treestar se despidió del guerrero y salió de la guarida de los veteranos.
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Los gatos guerreros: El futuro del Clan de las Montañas Altas
FanfictionLunas después de la restauración del Clan de las Montañas Altas, los cinco clanes ya han definido sus fronteras, pero el territorio del viejo clan es insuficiente. Su líder, Treestar, deberá buscar una solución, pero ese no será el único problema qu...