*°• ᴘʀᴇᴛᴛʏ - ᴊᴀʏᴡᴏɴ •°*

25

Después de una buena tarde en el arcade todos decidieron ir a casa, ya había empezado a anochecer y era más probable que los autobuses tardarán más en llegar aunque la buena parte es que en su mayoría iban vacíos.

Todos estaban en la estación del parque cerca de los lugares que habían visitado; en la paciente espera del camión que los dejaría en la parada de la escuela, a lo lejos venía un bus que pasaba cerca de la casa de Rei, entonces en un rápido pensamiento decidió decirles a los chicos que ella abordaría aquel transporte a lo que los demás estuvieron de acuerdo.

Luego de que la chica se fuera, Riki y HeeSeung se plantearon si debían hacer lo mismo, debido a que ellos vivían por el mismo rumbo podían tomar el camión que pasaba cerca de sus hogares también, los otros dos chicos no tuvieron problema con ello y a la llegada de dicho bus ambos chicos se despidieron de Jay y Won dejándolos solos.

—¿Cuál autobús deberíamos esperar?

—El que llegue primero está bien— dijo Jay, teniendo en cuenta que de igual forma ellos tenían la misma situación de Ni-Ki y Hee.

Se mantuvieron en un silencio agradable hasta que el mayor decidió crear charla para entretenerse. —Y... ¿Qué tal la semana? Estuve adelantando tareas pero estuvo algo pesado para terminar todo en dos días.

—¿En dos días? Increíble escuchar eso de tu parte— habló el peligris recordando que Jay no era un gran fan de hacer tareas. —Pues aún me faltan dos tareas pero no importa... Hoy salí con ustedes— pensó un poco más. —¡Ah! Y ayer salí con ChaeWon.

—Oh, ¿Y cómo van las cosas con ella? Van ya por los 6 meses, el tiempo pasa rápido— comentó el castaño.

—Sí, pasa rápido... Todo va bien, no siempre solemos salir pero cuando sucede es divertido— sonrió.

—Suena fantástico... Digo, tener alguien con quien compartir ese tipo de cosas— posó su vista en el cielo estrellado de esa noche. —¿Crees que pueda gustarle a alguien alguna vez?

—Jay, ya llegará el momento indicado, digo, cuando eso suceda será especial— le consoló su amigo.

—Sé que no debo presionarme, pero siento que todos tienen a alguien menos yo, sin contar a los chicos claro, ellos sí son un buen partido— habló Min refiriéndose al resto de sus amigos.

—Hey, tú también lo eres. Mira, el talento lo tienes, eres inteligente, atento y amable, también te ejercitas y te gusta el helado de fresa y ni hablar del tremendo visual que tienes ¡Tu rostro es perfecto! Con esa linda sonrisa y unos ojos sin igual, hasta la luna tendría celos de ser tú— bajo la luz nocturna no podía notarse, pero un leve sonrojó acompañó las mejillas de Jay.

—Vaya... ¿Tu piensas eso de mí?— Yang asintió seguro. —Muchas gracias, eres el mejor amigo que pude tener— ambos se sonrieron.

Un chico de un grado menor llamado BeomGyu se había armado de valor y se le había confesado a Jay, sin embargo, era un amor unilateral, era la primera vez que Min vivía algo como eso y solo atinó a decirle que por el momento no estaba interesado en él, sin saber que Choi lo interpretaría con que en un futuro podría ser correspondido tal vez.

Debido a ello se empezó a acercar más al castaño con tal de halagarlo y llevarle pequeños detalles, Jay se sentía abrumado por la insistencia del menor pero aún no encontraba la manera correcta de rechazarlo y eso le estaba causando inquietud e incomodidad a cierta persona.

JungWon se lo pensó muchas veces, todas las noches trató de descifrar sus emociones y al final, a pesar de querer negarse a la realidad, comprendió que era lo que había sucedido. Un día solo llegó y dejó desconcertados a sus amigos con sus palabras.

—Terminé con ChaeWon.