𝗣𝗥𝝝́𝗟𝝝𝗚𝝝

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Desastre, esa era la única manera de describir lo que estaba apunto de ocurrir. Una Ri'ya de trece años estaba en el bosque junto a la Tsahìk, no muy lejos del santuario de huesos, que era el punto central del clan.

Estaban en busca de plantas medicinales y materiales útiles para ropa, Ri'ya recogía unos pequeños huesos que se encontró, cuando ambas escucharon gritos que provenían de la aldea, nunca había escuchado algo como eso, pero la Tsahìk si, recordaba la guerra hace diez años, ella misma había viajado al clan Omaticaya para ayudar con los heridos.

Después de unos minutos los gritos cesaron, solo podían escucharse gritos victoriosos y risas, no eran Na'vi, eran desagradables, ambas estaban disgustadas.

Ri'ya tenía sentimientos encontrados, en estos predominaban el miedo y la confusión debido a los gritos con un aura malévola.

- Ri'ya, necesito que subas a ese árbol y no bajes de ahí hasta mañana en la noche o hasta que yo venga por ti, ¿entiendes? - la Tsahìk le hablo con un tono de preocupación pero a la vez calmado que la niña no pudo procesar.

- ¿Y mi mamá? ¿Y todos esos gritos? Necesito ver si todos están bien, tal vez mi mamá está lastimada, quiero regresar - a la Tsahìk le dolió la preocupación de la pequeña Ri'ya.

A Jea'ra, la Tsahìk, no le pareció justo que una niña tan pequeña pudiera entender y temer al peligro, debería estar preocupada por hacer brazaletes y asistir a sus clases de baile.

- Yo iré a buscarla, pero tú tienes que hacer lo que te dije. Si es de noche otra vez y no regrese por ti, necesito que vuelvas al clan y tomes comida, medicina y un arma, cuando estes lista debes caminar hacia esas montañas flotantes hasta que encuentres otro clan, ellos te ayudarán - le señaló a la niña, haciendo las instrucciones lo más entendible posible para la menor.

- Regresarás, yo se que si... tu y mamá vendrán por mi y todo estará bien -  después de pronunciar esas palabras qué tal vez eran un poco más para ella que para la otra Na'vi, corrió a un árbol y empezó a subirse sin ninguna dificultad.

La líder espiritual del clan Anurai se despidió en silencio de Ri'ya y le pidió a la gran madre que la cuidara en su camino al clan Omaticaya.




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Las horas pasaban extremadamente lento para Ri'ya, ya era de día y ni Jea'ra ni Tora'kta habían regresado por ella, consideró bajarse para buscarlas ella misma, pero decidió obedecer a su mentora.

El hambre empezaba a consumirla al igual que la preocupación. ¿Donde estaban todos? ¿Acaso la habían olvidado? Eso era imposible, no había pasado tanto tiempo para que eso sucediera.

Intento dormir pero no podía, la idea de regresar al clan y no encontrar a nadie la aterraba, había visto a gente morir antes, pero esto era diferente, no fue natural, fue intencional, como las historias que escuchaba sobre la guerra.

Temía por su madre, los líderes del clan, los niños que cuidaba en las tardes, todos podrían estar sin vida o gravemente heridos.

En cuanto anocheció bajo del árbol y corrió lo más rápido que pudo hacia el santuario, el hambre y el posible peligro no le importaron, uso toda su fuerza para correr, debía asegurarse de que todos estuvieran a salvo.

Desafortunadamente sus pensamientos negativos se confirmaron, la gente del cielo acabó con todo y con todos, ahora ella estaba sola, caminando entre los cuerpos buscando a su madre.

Pudo encontrarla después de buscar un par de minutos, estaba cerca del lugar donde vivían, en su mano estaba empuñado un viejo collar de Ri'ya, la cual empezó a llorar sin control. Se recostó en el suelo junto a su madre y se quedó ahí, las horas pasaban rápidamente hasta que pudo ver el cielo iluminado, con dolor en su pecho hizo lo que la Tsahìk le dijo.

Tomó todo lo que necesitaba para emprender su viaje, y antes de irse tomó el collar que su madre empuñaba y el brazalete que Tora'kta usaba en su brazo todos los días.

- Te amo Sa'nok, perdóname por dejarte aquí, pero tu alma ahora corre junto a Eywa - besó la frente de su madre y empezó a caminar a las montañas que la Tsahìk le había indicado.

Sería un camino peligroso, pero la gran madre la acompañaba, Ri'ya tendría que adaptarse a la soledad, solo esperaba haber estudiado lo suficiente en su niñez para saber que hacer.

En su infancia aprendió lo básico sobre armas y defensa propia, si tenía suficiente suerte, sobreviviría el camino. No aprendió a luchar contra la gente del cielo, el conocimiento que tenía de ataque y defense era para cazar, ojalá eso fuera suficiente.

Una vez su madre le dijo que debía tener un corazón fuerte, y que Eywa y su padre la acompañaría en todos sus caminos. Ahora su pueblo también la guiaba desde los amorosos brazos de Eywa.

𝗪𝗛𝗘𝗡 𝗜 𝗦𝝠𝗪 𝗬𝝝𝗨 |  ᴺᴱᵀᴱʸᴬᴹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora