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Un nuevo día comenzó para el clan Omaticaya con la reciente integración de Ri'ya, la cual fue despertada por nada más y nada menos que Toruk Makto, y un metro detrás de el se encontraba su primogénito, Neteyam Sully.
- Buenos días, perdón, no estoy acostumbrada a levantarme tan temprano - la joven estaba avergonzada por tener que ser despertada tal como cuando era una niña pequeña.
- No te preocupes, es tu primer día aquí - Jake le sonrió para después seguir hablando - Iré con mi hijo Neteyam a explorar el bosque, entrenar un poco ¿te gustaría acompañarnos antes de ir con los más pequeños?
La niña asintió feliz y se levantó rápidamente - ¡Me encantaría! Cuando venía hacía aquí pude ver un poco del bosque, es muy lindo - sus ojos brillaban a la mención del bosque.
Neteyam la miraba curioso, le pareció tierna la emoción de la chica.
- Por cierto Ri'ya, Neytiri y yo pensamos que en estos días podríamos hacer una pequeña visita al santuario de huesos, traer algunas de tus cosas - Jake hablo lentamente mientras caminaba por el bosque
- Oh... claro, ¿podríamos esperar un poco? No se si quiero regresar ahí tan pronto - la niña veía hacia abajo mientras hablaba y caminaba.
- No te preocupes pequeña, iremos cuando te sientas lista - le sonrió el Sully mayor.
Después de una no tan larga caminata llegaron a un zona del bosque donde había un río con piedras, en este se encontraban un par de peces nadando.
- Neteyam a estado entrenado su habilidad con el arco un par de años, ahora es el mejor de su generación - el padre le presumió a la chica las habilidades de su hijo.
Neteyam adquiero un tono de azul más intenso en las maquilas pero sonrió de lado mientras se acomodaba para lanzar una flecha.
- Yo nunca fui mucho de cazar, pero me parece muy interesante - la niña sonrió y exclamó cuando el otro le dio a un pez.
─ ･ ｡ﾟ☆: *.☽ .* :☆ﾟ. ─ Jake POV
Estábamos caminando de regreso a casa para que Ri'ya pudiera dar sus clases a los más pequeños del clan.
- Oye Neteyam, ¿cuantos años tienes? - la niña preguntó mientras caminaba a lado de mi hijo.
- Doce, ¿y tú? - la chica sonrió grandemente al escuchar la respuesta de Neteyam.
- ¡Trece! Eso significa que debes hacer lo que yo diga - Neteyam se sorprendió ya que usualmente el daba las órdenes.
Yo no pude evitar reír al ver la interacción entre los dos mejores.
